El problema es que mucha gente suele decir que no es capaz de cambiar su manera de ser, “ya que así Dios me hizo”.
Pero esto es un grave error. Cada uno de nosotros vinimos a este mundo a esforzarnos y a perfeccionar nuestras cualidades.
El problema es que pensamos que somos como los gatitos que tuvieron una experiencia con el Rambam:
Hubo una discusión entre el Rambam y otros sabios de su ciudad.
Éstos opinaban que los animales pueden perfeccionarse hasta llegar a la categoría del ser humano y el Rambam opinaba que no es posible.
Así que esos sabios adiestraron a 10 gatos para que fueran meseros en un salón de fiestas. El día de la prueba llegaron los 10 gatos uniformados con traje, corbata, etc., cargando la comida en las charolas para servirla a los invitados.
Todos estaban sorprendidos de que realmente un animal pudiera perfeccionarse para comportarse como un ser humano.
El Rambam, con su gran sabiduría, sacó de su bolsa un ratón y lo arrojó al piso. En ese momento, todos los gatos soltaron las charolas, la comida, etc., y se lanzaron a perseguir al ratón.
Todos se dieron cuenta de que, efectivamente, un animal no puede superarse ni es capaz de perfeccionarse.
Mucha gente piensa que es como estos gatos, que no pueden superarse, pero la realidad es otra: cada uno de nosotros tenemos la capacidad de llegar a ser como Moshé Rabenu.
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