Siegbert Tarrasch fue elegido para el campeonato mundial de ajedrez que se llevaría a cabo en Cuba en el invierno de 1890/1891, para tratar de arrebatar el título a Wilhelm Steinitz. Esto implicaba un largo viaje por barco a esa isla y permanecer de 4 a 6 semanas en ella, la duración del torneo. Siegbert dijo que no podría ausentarse tanto tiempo “debido a sus pacientes”, pues para esta época nuestro personaje tenía una práctica profesional muy ajetreada: además de una oficina privada, era adjunto en un hospital y afirmó que no era correcto ausentarse por casi 3 meses de sus enfermos que tanto lo necesitaban. Un joven de 23 años llamado Lasker tomó su lugar ganando el campeonato. Tarrasch, de 28 años de edad, se hallaba en su apogeo mental con una racha invencible y se asegura, sin objeción alguna, que de haber él competido, hubiera obtenido el galardón, derrotando fácilmente a Steinitz entonces de 55 años.
El destino impediría nuevamente a nuestro protagonista obtener -quizá- el título, pues 2 años después, en octubre de 1903 se hicieron los arreglos necesarios para que jugara contra Lasker por el campeonato mundial. Pero Tarrasch se lesionó a consecuencia de un accidente de patinaje y pidió, por motivos de recuperación, que el torneo se pospusiera hasta el próximo año. Lasker se negó a la proposición. No fue sino 5 años después, en 1908, que Tarrasch se enfrenta al campeón Lasker en las ciudades de Dusseldorf y Munich y pierde. Se cree que esto ocurrió porque Lasker tenía ventaja de edad ya que Tarrash había cumplido los 46 años. En esa partida, a pesar de que Lasker le ganó 8 juegos, Tarrash le ganó 3 y empataron 5.
El Currículum Vitae de Tarrasch es sorprendente como podemos ver a continuación (las ciudades sin mención de país se refieren a Alemania): Primer lugar torneo de Nürenberg, 1884; segundo lugar Hamburgo, 1885; quinto lugar Frankfurt, 1887; primer lugar Breslau, 1889; primer lugar Manchester, Inglaterra, 1890; primer lugar Dresden, 1892; primer lugar Leipzig, 1894; segundo lugar Hastings, Inglaterra 1895; primer lugar Viena, Austria, 1898; sexto Lugar Montecarlo, Mónaco,1902; primer lugar Montecarlo, 1903; segundo lugar Ostend, Bélgica, 1905; primer lugar Ostend, 1907. Además, en el año de 1893, jugó contra el gran Tchigorin empatando y en 1905 le ganó, en Nüremberg, al gran ajedrecista norteamericano Marshall.
En 1914 fue uno de los 5 “Grandmasters” originales, nombrados así por el Zar Nicolás (junto con Lasker, Capablanca, Alekhine y Marshall).
A Siegbert se le recuerda hoy más que nada por sus escritos con relación al juego de ajedrez. Su capacidad analítica es aceptada como una de las más importantes en el desarrollo del ajedrez moderno. Escribió el libro Dreihundert Schachpartien (Trescientos Juegos de Ajedrez) publicado en 1894 donde, como su título lo indica, describe sus 300 mejores juegos. Su libro Die moderne Schachpartie (La Partida Moderna de Ajedrez) se volvió muy popular y fue traducido a varios idiomas. Fue también editor de la revista ajedrecista Schachzeitung. Publica varios panfletos relacionados al juego y en 1931 su libro Das Schachspiel (El Juego de Ajedrez) cuya estrategia ha sido estudiada por muchos. En 1932 y durante los últimos 18 meses de su vida editó la revista Tarrasch Schachzeitung. (El Periódico de Ajedrez de Tarrasch). Hoy día existen varias jugadas que él creó que son llamadas por su nombre (“la jugada Tarrasch”, “la defensa Tarrasch del gambito de dama”, “la variante Tarrasch de la defensa francesa”, “la combinación Tarrasch”, “la trampa de Tarrasch”, “la regla de Tarrasch” y otras más).
El Dr. Tarrasch ejerció la medicina en las ciudades germanas de Geroldsgrun, Nüremberg y Munich. En esta última organizó sesiones de ajedrez para sus pacientes deprimidos y neuróticos. Como ya dijimos, su práctica privada fue muy exitosa y como médico opinó que el juego de ajedrez podía ser terapéutico: “El ajedrez, como el amor y la música, tiene el poder de hacer al hombre feliz”. Hoy se sabe que el ajedrez no sólo tiene beneficios psicológicos sino también orgánicos; por ejemplo, en el año de 2004, un estudio médico de investigación demostró, que el juego de ajedrez aumenta las sinapsis cerebrales, permitiendo la demora e incluso la prevención, de la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia (¡hasta en un 75%, en ciertos casos!). Nuestro protagonista fue quizá el primer médico en la historia en identificar al ajedrez como arma curativa.
Murió en Munich a la edad de 71 años pero no sin antes, debido a su religión, ser víctima de acosos provenientes del recién instalado gobierno nazi, el que comienza, a partir de 1933 (un año antes de su muerte), a emitir regulaciones antisemitas. Así, es expulsado de su membresía de la Liga Alemana de Ajedrez, la que ahora era sólo permitida a los “arios”. Gran gusto le hubiera dado saber, que eventualmente se le daría jaque mate a ese régimen.
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