Te voy a contar mi historia

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Nací en el D.F. de una familia tradicional judía, fui a una escuela judía toda mi vida hasta que entré a la universidad, tuve la suerte de estar bien integrada y de tener buenos amigos en la escuela, a la cual le tengo mucho cariño, era una escuela chica, así que parecía la extensión de mi familia.

Vengo de una familia alegre y amorosa, nos fomentó el deporte, así que íbamos seguido al deportivo. También fuimos a la tnuá, la cual amamos hasta tiempo después de irnos de hajshará.


Yo me sentía igual a mis amigos y al mismo tiempo con algo diferente que ni yo entendía bien qué era. Tenía cierto pegue con los chavos, salí con algunos, buenos tipos, me la pasaban bien, pero cuando empezaba a andar con alguno, no sentía ningún entusiasmo, ni enamoramiento, ni cosquillitas en el estómago. Después de un tiempo sentía que algo no funcionaba, terminaba esa relación y cuando se presentaba la oportunidad salía con otro con la esperanza de que ahora sí las cosas funcionarían, me podría casar, tener mis hijos y seguir como los demás. Sin embargo eso no sucedió, el enamoramiento y el entusiasmo no llegaron y tuve que dejar ir a uno que otro buen partido que terminó en amistad o de plano en no volverlo a ver. La cuestión es que yo no entendía porque me estaba pasando esto, ¿tal vez era muy exigente y ese era el problema?¿Necesitaba tiempo?¿No llegaba el muchacho correcto?, en fin, me dediqué a la tnuá y a estudiar.

Pasó algún tiempo, ya estando en la universidad, en donde por primera vez sentí cosquillitas en la panza por alguien que tan sólo rozó mi mano, ese sentimiento que te saca una sonrisa que en horas no te puedes quitar, sientes que el corazón se sale cada vez que esa persona está cerca, los ojos se me abrían y tenían un brillo especial, ¡ESTABA ENAMORADA!, al fin todo lo que había escuchado sobre el amor, la pasión, la emoción de ver a ESA PERSONA ESPECIAL para cada quién se había concretado, ¡sólo que en una mujer! ¡Auxilio!, Ds mío, ¿qué voy a hacer?, esto no puede ser, hay algo mal en mí, me quiero casar, tener hijos eso fue lo que pensé. Le llamé a un amigo que más o menos me gustaba intentando alejarme de ella y de mis sentimientos hacia ella, anduve con él y nuevamente no funcionó, es más, ahora peor, pensaba en ella mucho más que en él. Así dos años más intentando que eso que sentía por mi amiga se me quitara y tratando de que funcione con algún chavo. Mientras, mis amigos empezándose a casar y yo a deprimirme, simplemente no lo estaba logrando.

Yo en aquel entonces no conocía gente gay, al menos que yo supiera, venía de un mundo tan paisano en donde nadie se veía gay salvo el maestro del festival Aviv y era una persona claramente amanerada. Todo lo que había escuchado que según son los gays (por cierto, sólo había escuchado sobre hombres homosexuales), yo no era nada de eso, ni son masculina, ni juego fútbol, ni me siento hombre, me veo como cualquiera, me gustan las cosas de mujer, soy una persona bien ubicada en la vida, no soy desmadrosa ni irresponsable, ni me la vivo en antros, si bien no soy religiosa, me gustan las tradiciones y he estado siempre involucrada en la comunidad.

¿Qué podía hacer?, la gente homosexual que conocí no era paisana, parecía que eso sólo le pasa a los goys y los paisanos que conocí no eran gays, me sentí muy sola, no sabía a quién contarle esto, ni que iba a pasar de mi vida.

Entré en crisis y fui a terapia, ahí al fin me quité de mitos sobre el tema, lo empecé a aceptar mejor, pero no era feliz, el ambiente judío me gusta, y esta situación cuando menos yo creía me alejaba de él, y por otra parte, después de tanta crisis había conocido una chava lindísima, solidaria, inteligente que me acompañó en mi proceso y que al fin estaba logrando ser feliz en mi vida amorosa, sin embargo, sentí que tenía que cortarme una mano, no podía conciliar ambos mundos.

No podía ni quería dejar de ser judía, no me interesaba mandar a la goma a la comunidad que es mi familia, ni a mi familia y lo gay no se me quitaba, no me iba a condenar a la soledad y menos después de tanta historia, en donde al fin encuentro a alguien que me hace feliz.

Justo cuando le pedí a Ds que me diga por dónde, apareció inesperadamente un chavo paisano que en un congreso, sentí que me buscaba, esto es lo que me faltaba pensé, me aleje de él, ya había tenido suficiente de intentos y fracasos de chavos, además me daba dolor ver a un hombre paisano con intereses similares a los míos y no poderle corresponder. Sin embargo, con gran habilidad me abordó un día, en donde me pidió que sólo lo escuchara unos instantes. Bueno, si es así no pasa nada, me quedé a escuchar qué es lo que me quería decir. Cuál fue mi sorpresa, me empezó hablar de la existencia de un grupo gay judío en México y de su participación en el mismo, él me lo decía desde el punto de vista profesional, ya que trabajó ayudando gente, describía cómo esta situación se podía presentar y era importante que supiera que esto existe para canalizar a los que lo requieran, ya que el ser judío y gay puede ser muy solitario y difícil, decía. Yo lo mire atónita, no lo podía creer, me lo había mandado Ds, le dije claramente que coincidía en la importancia de un grupo así y que yo iba a ser una fiel participante de manera personal independientemente de lo profesional. Él se me quedo viendo, un poco sacado de onda, ¿eres gay? ¡Siii! Nos dimos un abrazo.

A partir de entonces me di cuenta que ninguna terapia iba a ser efectiva al cien si no hubiera conocido a más personas judías mexicanas y gays que hablaran el mismo idioma, con las mismas inquietudes, miedos, alegrías, etc., una nueva familia.

Después de ese encuentro mi vida empezó a fluir, fui saliendo del clóset, tuve una relación de 16 años con una persona muy involucrada en cuestiones judías, despegué profesionalmente, construí una vida de casada, solo que con dos mujeres, sigo trabajando en el grupo judío gay y no me cansaré de ayudar a más personas en la misma situación.

Si te preguntas por qué el anonimato de esta historia y más hoy en día que las cosas son más abiertas, te voy a decir por qué, en mi familia todos lo saben y lo aceptan muy bien, sin embargo, esta un cierto miedo en que mis sobrinos sufran algún tipo de bullying por tener una tía lesbiana, pese a que ellos lo saben y lo integran muy bien, ¿todavía crees que no hay que hablar del tema?

Se estima que el 10% de cualquier comunidad o grupo social no es heterosexual.

La orientación sexual no se elige, sólo se descubre.

De cada 5 adolescentes que cometen suicidio se estima que 3 eran gays.

Una comunidad debe integrar a todos sus hijos e hijas, si no, no está cumpliendo su cometido.

www.guimel.mx
FB: Guimel
@guimelmx

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