Pregunta– ¿Cuándo ustedes se enfrentan a un problema serio, acostumbran ir a la Sinagoga a rezar?
Respuesta– En primer lugar me quiero disculpar por mi “castellano”. Esto se debe a que yo nació en los Estados Unidos de Norte América y allí estudié, en gran Yeshivá. Estaré en Latinoamérica por varios años para colaborar en formación de jóvenes rabinos.
Respecto a su pregunta: Hay diferentes interpretaciones…Mejor: le contesto con “un cuentito”. Una vez un hombre muy poderoso fue en Sinagoga en New York, para hacer un pedido a D´s. -“Oy Dios, por favor necesito un millón de dólares para arreglar tema financiero. Oy oy…” Entró entonces otro hombre también para pedir a Dios: -“Oy D´s, necesito cien dólares para comprar remedios a mi mujer. Oy oy. Por favor, los necesito, urgente.”
Hombre poderoso miró algo molesto a hombre humilde y sacando cien dólares de su bolsillo le dijo: -“¿Precisás cien dólares? ¡Tomá, los cien dólares y andáte! ¡No me distraigas a Dios!”
Pregunta– ¿A ustedes les preocupa tener asignado un “lugar” en vuestro Cementerio con suficiente antelación?
Respuesta– Es una tradición que brinda a judíos cierta tranquilidad. Incluso hasta puede ser: “un regalo”. Pero cuidado con los abusos. Pero para entender la esencia de esto… Mejor: le contesto con “un cuentito”. Una vez un matrimonio de edad algo avanzada salió a festejar cumpleaños de esposa. Que marido preguntó que regalo quería para esa ocasión, ella respondió, que nada la haría tan feliz, como “tener lugar en Cementerio Judío”. Fueron entonces a Comunidad y esposo compró “lugar” para descanso final de su mujer, para día que no estuviese ya, en este mundo.
Fueron luego de paseo por Quinta Avenida a ver vidrieras de lindas tiendas. De pronto, esposa se detuvo ante escaparate de Peletería y dijo a su marido: -“¡Oy Moishe! Mirá qué divino tapado de piel. ¿No querés regalarme esta belleza, justo hoy, que es mi cumpleaños?”. Esposo miró a ella y preguntó: -“¡¿Cómo?!” “¿¡No te estrenaste un regalo y ya querés otro?!”
Pregunta– ¿Cómo manejan ustedes el tema de trasmitir la información?
Respuesta– Se podría decir que nuestra Historia nos ha obligado a ser hábiles en este tema. Mejor: le contesto con “un cuentito”. Aunque de éste no puedo certificar veracidad. Durante el gobierno de Presidente Bush padre, en los Estados Unidos, tuvo curiosidad dicho presidente en saber como era que los judíos se enteraban de todo lo que ocurría en general ¡casi antes de que ocurriera! Un asesor le dijo: “Usted debe ir en Sinagoga cualquier Shabat –viernes- simplemente ubicarse en asiento libre y preguntar a quien tenga a su lado: “¿Nu?” Con esta palabra recibirá información completa, de lo que ya pasó y de lo que va a pasar” Prepararon a señor presiente en forma adecuada para ir en Sinagoga: con lindo sobretodo negro, sombrero a tono y pusieron barba postiza para que nadie reconozca.
Viernes siguiente presidente Bush fue en Sinagoga. Se sentó en silla vacía y preguntó- como le indicaron- a hombre que estaba a su lado “¿Nu?” Y hombre le contestó: “Shh ¡Calláte, que hoy viene Bush!”
Pregunta– ¿Y qué me puede decir de esa “picardía” que se les atribuye, al momento de negociar?
Respuesta– Su pregunta es algo inespecífica y se podría decir algo ¿capciosa? Hay diferentes interpretaciones al respecto. Digamos que algunos judíos- como lo pueden ser otras personas de diferentes creencias religiosas- que poseen ciertos talentos. Mejor: le contesto con un “cuentito”. Hace muchos años en Polonia, un gentil observó curioso como hombre judío, sentado junto a él, a bordo de tren que iba de un pueblo a otro, chupaba cabeza de arenque. A mitad de camino hombre polaco, no resistió tentación de preguntar: -“¿Por qué chupa usted cabeza de arenque?” Hombre judío respondió a él: “-Porque esta actividad… ¡me vuelve más “vivo“!” Pasaron algunos minutos. Hombre curioso se animó preguntarle entonces: “¿Usted no me vendería cabeza de arenque?”
“-¡Cómo no!”- hombre judío respondió y agregó: “Deme 60 slotes y cabeza es suya” “Muy bien”- interlocutor aceptó oferta de inmediato. El resto del trayecto, nuevo propietario de cabeza de arenque se entretuvo chupando su reciente adquisición. Al llegar a estación, hombre polaco, vio a través de ventanilla de tren que sobre mesita de madera, se vendían en la calle arenques enteros por 40 slotes. Furioso increpó a hombre de tradición judía: “¡Usted me vendió cabeza de arenque por 60 slotes y allí afuera venden arenque entero por 40!” a lo que judío respondió: “-¿Vió? ¿Qué me dice? ¡Ya le está haciendo efecto!”
Pregunta– ¿Ustedes tienen “cuentitos” para todo tipo de preguntas?
Respuesta: ¿Quiere usted que le conteste esta pregunta, con… “otro cuentito?”
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