¿Qué tanto trabajamos para ganar dinero y dar tzedaká?
No basta con trabajar y obtener nuestro sustento únicamente; sino debemos trabajar también para dar tzedaká a quien lo necesite.
Cuando damos tzedaká, nos convertimos en socios de Dios.
El Rab de Lubavitch enseña en sus escritos: “Quien cumple con sus deberes hacia los otros está demostrando ser un buen administrador de los bienes que Dios le dio la posibilidad de obtener. Al hacer eso, es posible que le confíe bienes aún mayores”.
Vemos de estas increíbles palabras que mientras mejor administremos el dinero que Dios nos manda (es decir, repartiendo a los pobres, apoyando a quien lo necesite, etc.), Dios nos mandará más, para seguir administrándolo conforme a Su voluntad.
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