El número de afectados por el covid declina con penosa lentitud. Si bien los niños que cursan grados inferiores han retornado a las escuelas apegados a estrictas medidas de higiene y distancia, los estudiantes en grados superiores deben continuar la enseñanza a través del zoom, que apenas entusiasma. Los pequeños negocios conocen todavía el cierre; cualquier intento de abrirlos es severamente penado por altas multas.
Los afectados se cuentan en particular entre el público judío ortodoxo y los árabes que moran en Jerusalén. Sin atender los riesgos y signos de la enfermedad adhieren a ceremonias masivas que multiplican los riesgos. En respuesta el gobierno ha resuelto elevar considerablemente las multas por este incumplimiento de las normas acordadas.
En paralelo a estos hechos la presente coalición gubernamental jefaturada por Netanyahu aún no ha aprobado los presupuestos correspondientes a los años 2020 y 2021, multiplicando así las incertidumbres tanto financieras como políticas. La posibilidad de un nuevo – el cuarto – torneo electoral no ha desaparecido, a pesar del radical declive de Bibi en el escenario público.
Y en tercer lugar: los resultados del voto en USA. Claramente, el presente gobierno y amplios sectores de la población adhieren fervorosamente a Trump por las diversas actitudes que asumió respecto a los intereses israelíes. Incluso se elevan rezos en las sinagogas pidiendo su victoria. Sin embargo, si Biden y los demócratas se imponen cabe anticipar la aparición de tensiones y desacuerdos, en particular respecto al surgimiento de un Estado palestino y la normalización de las relaciones entre Washington y Teherán.
Tres circunstancias que hoy gravitan en el juicio público de este país.
Artículos Relacionados: