El apoyo de Obama a la resolución 2234 del 23 de Diciembre de 2016, la cual condena los asentamientos israelíes en Judea y Samaria, abrió una caja de pandoras sin precedentes. Pero no cualquier caja, la caja de pandora republicana. Interesantemente, los elementos y reacciones en el interior de esta caja han llegado junto a nuestro nuevo presidente. Permítame explicarle. El congresista Mike Rogers (R-Alabama), presentó hace unos días un proyecto de ley el cual busca que los Estados Unidos retire su misión diplomática de las Naciones Unidas y culminé el acuerdo entre los Estados Unidos y las Naciones Unidas que autorizó así a que dicha entidad pudiera tener su sede principal en América. Aunque esta movida es bastante peligrosa, demuestra la rabia existente entre los republicanos en el congreso en contra de las Naciones Unidas (y los miembros de dicho organismo internacional que apoyaron esta resolución en contra de Israel). Además, existe una frustración abismal entre los republicanos en como poder involucrar a los Estados Unidos en las negociaciones de paz en Siria (Turquía, Irán y Rusia dejaron a Estados Unidos fuera de esta primera ronda de negociaciones que se lleva a cabo en Kazajistán) tras el fracaso diplomático del Secretario de Estado, John Kerry, con respecto a este asunto en los pasados 9 meses. Además, el bloque de rebeldes que Estados Unidos ha apoyado perdieron sus campañas militares en las 5 urbes más grandes de Siria, y el 30% de todas las porciones del territorio que controlaban en el desierto en comparación con el 2014. ¿Pero cómo la elección de Trump permutaría todo este panorama tan tenso, añadirá más gasolina, o agua a todo esto?
En solo 5 días, Trump ha removido a los Estados Unidos del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) (según el presidente Trump, se negociarán acuerdos de libre comercio de manera individual con los otros 11 países miembros del acuerdo), se renegociará NAFTA (del cual depende el 80% de las exportaciones mexicanas), ha prometido reducir los impuestos de un 38% al 15%-20% para contribuyentes de manera individual y a nivel corporativo, y hasta se duplicaron los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos contra Daesh en Siria e Irak. Y de nuevo, ha ratificado su idea de mover la embajada estadounidense a Jerusalén. Para muchos estas movidas han sido escandalosas y hasta traicioneras. Sin embargo, hay que entender que Trump está cumpliendo con sus promesas electorales y sus convicciones proteccionistas. Las cuales sin dudas asustan a los globalistas estadounidenses, pero las cuales satisfacen a sus electores y a los “slogans” que tan populares hizo durante su campaña.
A pesar de todo, me llama mucho la atención como la prensa estadounidense ha tergiversado mucho todos estos asuntos. En muchos casos de manera intencionada, y en otros no tan intencionada. Por ejemplo, el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski y la presidenta chilena, Michelle Bachelet, han mostrado interés en sentarse a negociar nuevos acuerdos comerciales con los Estados Unidos fuera de TPP si Trump era electo. Además, se preveía que el actual senado republicano no ratificaría el TPP. Estos dos aspectos son obviados por la palestra pública totalmente. Por otro lado, muchos en los Estados Unidos dicen “es que los miembros del TPP son el 40% de la economía mundial, el 30% de todas las exportaciones del mundo y el 25% de las importaciones del mundo. Por lo que la salida de Estados Unidos sería un desastre.” Sin embargo, ¿habrán tomado en cuenta el salario mínimo en Estados Unidos, Vietnam y Chile para determinar las libertades arancelarias y los costos de circulación marítima que cada país miembro de este acuerdo realiza? ¿Evaluaron los cambios de valor de las divisas de los países miembros del TPP con la de los Estados Unidos hoy (la cual ha aumentado su valor en 0.25% en comparación con hace 12 años) a la hora de realizar el TPP? No lo creo. Por eso, cuando Donald Trump justifica sus acciones para “proteger a los trabajadores estadounidenses” hace sentido que utilizara este tipo de argumentos para poder legitimar sus duras posturas económicas para muchos sectores más “pro-establishment.”
El TPP lacera totalmente la justicia equitativa que debe Estados Unidos tener (tomando en cuenta las economías de cada país) a la hora de comercializar con otros países. Muchos solo hablan de los más de 700,000 empleos creados gracias al TPP y el millón de dólares que este acuerdo genera cada segundo, pero eluden totalmente lo antes dicho. Y si, es necesario que los Estados Unidos re-establezca vínculos comerciales (de manera organizada e individualmente) con los países que forman el TPP lo antes posible, sino China continuará su rampante inversión internacional. De hecho, los chinos han incursionado América Latina dándole más de 80 billones a Venezuela (en bonos que se pagarán con el oro negro que posee dicho país suramericano) y han logrado multimillonarios pre-acuerdos comerciales con el Perú. Inclusive, han apostado por entrar al mercado africano (por ejemplo, el 20% del PIB de Kenia hoy día depende directamente e indirectamente de los bienes y servicio chinos) construyendo carreteras, puentes, etc. También, las ideas de un aperturismo cabal (como ha propuesto el actual presidente chino, Xi Jinping, recientemente en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos) pudiera ser una amenaza. Sin embargo, no veo esto ocurriendo.
Por otro lado, el hecho de que los Estados Unidos haya salido del TPP no solo representa el “fin” de este mega-acuerdo comercial, sino el retraso de una reforma agraria real en Japón y la refundación de empresas estatales en Vietnam. En materia internacional, esta administración debe reconocer que para acabar con la guerra siria e ucraniana hay que permitirle a Al-Asad ganar la guerra, pero hay que lograr un acuerdo en el que se le obligue a celebrar elecciones libres con el retorno de los 13 millones de refugiados. De este modo, se puede negociar el que Rusia deje de apoyar a los rebeldes ucranianos (y así permitirles mantener Crimea ya que cuentan con el apoyo popular) si quieren que Estados Unidos deje de apoyar a los rebeldes sirios. Dentro de este acuerdo, se pudiera comprometer el que los Estados Unidos acabe con los ejercicios de la OTAN cerca de las fronteras rusas, si Rusia remueve sus sistemas de misiles aire-tierra de Kaliningrado. También, se debe renovar todas la misiones diplomáticas de Estados Unidos para que vayan acorde con la nueva política exterior (algo que Trump ya hizo tan solo horas después de haber juramentado).
Todos los distintos asuntos previamente no sólo están bajo el foco de la ciudadanía y de la prensa, sino que al ser muy complicados pueden ser manipulados de modo insensato. Por ende, espero que el presentarlo claramente, y sin ningún tipo de parcialización, sea útil y claro. Más aún, de lo que sí estoy muy claro, es que la presidencia de Donald Trump no culminará otorgándole $221 millones de dólares a la Autoridad Palestina para pagar así por el salario de las familias de terroristas palestinos y atacando a nuestros aliados tradicionales antes de irse de la oficina oval. Sí, Donald Trump ha hecho unas expresiones las cuales sin dudas han creado muchas dudas sobre su tolerancia política (la reciente orden ejecutiva de implantar “gag orders” en el Departamento de Estado o la EPA crean serias dudas sobre la transparencia que caracterizará a su administración) y sobre cuáles son sus convicciones políticas realmente. Sin embargo, debemos de analizar cada una de sus movidas con cuidado, evaluar si realmente benefician al país y luego criticar. Interesantemente, algunos sectores de la sociedad en la que vivo, han invertido estos pasos.
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