Un señor y su hijo vivían en Cali. Cuando el hijo termina el bachillerato decide irse a estudiar a Israel. Pasados varios meses el señor recibe una carta de su hijo, el problema era que él no sabía leer, así que decidió ir a un lugar donde se la pudieran leer, cuando llega a ese lugar sale un hombre muy enojado y le grita al señor: “¿qué quieres?”, el señor le responde: “Quiero que me leas esta carta”, el sujeto toma la carta de mala gana y con una voz altisonante y vociferando lee: “PAPÁ, MÁNDAME PLATA, LA ESTOY NECESITANDO”. El señor sorprendido dice: “Aah, mi hijo me está dando órdenes y fuera de eso me grita, pues no le voy a dar dinero” y se marcha. A la semana siguiente el señor recibe otra carta de su hijo y como sabemos que no sabía leer, vuelve al mismo lugar para que se la leyeran, pero esta vez salió una señora con una sonrisa en el rostro y le dice: “Buenas tardes señor, ¿en qué le puedo ayudar?”, el señor le entrega la carta a la señora y le dice: “Por favor, quiero que me lea esta carta”, la señora abre la carta y lee: “Hola Papá, necesito que por favor me envíes dinero, lo estoy necesitando mucho”, y el señor comenta: “Ahora si me está hablando bien y pidiéndome el favor, le enviaré lo que necesita.”
En la Parashá que leeremos este Shabat, Shelaj leja, habla sobre lo que comentaron los espías sobre la tierra de Israel. Si vemos lo que ellos contaron, nos damos cuenta que no dijeron ninguna mentira: murallas altas, gigantes e inconquistables. De hecho, Moshe Rabenu antes de entrar a la tierra prometida dice cosas mucho más duras sobre la tierra de Israel, sin embargo a los espías se les castiga, pero a Moshe no.
¿Por qué HaShem castigó de tal manera a los espías pero a Moshe no? Incluso se considera que Moshe hizo una Mitzvá. ¡Pero si hablaron lo mismo! Incluso Moshe Rabenu dijo cosas mucho más graves.
La respuesta a esta cuestión es aplicable a la vida en general y nos da un mensaje importante en lo que se refiere a nuestras relaciones humanas: lo importante no es lo que dices sino cómo lo dices, uno puede reprender a su compañero de una manera severa y obtener un resultado inverso a lo que esperaba y puede decir las mismas palabras de manera distinta, suave y así ponerlo a pensar en nuestro regaño. Lo mismo sucede con la educación de los hijos y la relación con la esposa.
La mishná en Shabat nos dice que una persona debe decir tres cosas la noche de Shabat cuando oscurece: “¿Sacaron diezmo?, ¿hicieron eruv? ¡Enciendan la vela!”. Rashi explica el cómo que hay que decirlas con amabilidad. La necesidad de hacer esta observación se debe a que las cosas escritas en lamishná, si no se dicen de manera amable, pueden causarnos problemas justo en el momento más atareado y apremiante de la semana y poner en riesgo nuestra armonía familiar.
Cuando tratamos severamente a nuestros hijos, realmente lo estamos alejando de lo que desea para sí, pues el hijo obra a través del miedo que le tiene a su padre, cuando se independice no solo que no lo hará sino que incluso obrará al revés. Ponerle límites a los hijos es sumamente importante, pero siempre dejando en claro el amor que les tenemos, reemplazando la severidad con la firmeza, dándoles a entender que pueden tener confianza en nosotros y que
es por su bien.
Que D-os nos ayude a ver bien las cosas. Extraer el mensaje de esta Parasháde los espías, quienes hablaron de muy mala manera. Siempre que estemos en un lugar, debemos comportarnos como turistas y no como espías, así como Moshe que pensó que mandó turistas para que contaran y encontraran puntos positivos y no, por el contrario, espías que buscan siempre encontrar las cosas malas en todas las situaciones.
Para ver esto, a veces hay que salir del lugar para valorar lo que tenemos. Estando ahora en Uruguay en un congreso de líderes comunitarios de todo el mundo, todos ellos se quedan sorprendidos de escuchar sobre nuestra bella comunidad. Algunos líderes de comunidades mucho más grandes me contaron que ellos no tienen tantas actividades como las que nosotros tenemos. No hay lugar como Cali.
Tenemos que aprovechar lo que tenemos. Ser siempre turistas.
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