Ucrania… La invasión por no olvidar

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Muy estimadas y estimados lectores de este tan querido Diario Judío:

El día de hoy les escribo con un motivo muy especial, uno que irónicamente al tener mayor número de contenido de forma inmediata por las redes sociales, nos ha hecho más ajenos al acercarse al día número trescientos sesenta y cinco y más allá de su trágico cumplimiento que nos recuerda a la mayor tragedia cometida por la humanidad en suelo europeo, y que aún con todo lo que nos vincula, les es dudoso a incrédulos y receptores de propaganda inhumana, desbordando la ideología y la subjetividad de limitada perspectiva, nula sensibilidad y empatía de quienes ya cumplen el primer año de ser invadidos. Ucrania, hoy por hoy, es la invasión por no olvidar.


Cuando les expone esto un servidor, no es por mera casualidad. Desde hace más de diez años he trabajado, convivido y hasta asistido a uno que otro Shul con gente ucraniana; mismos años en los que he convivido con gente rusa, con la diferencia de que muchos de los segundos al día de hoy les cegó la propaganda y la indiferencia, otros tienen miedo al exponer su oposición al estar todavía dentro de su país (que no incluye ninguna parte de Ucrania bajo derecho internacional), y los que pueden protestar y oponerse a la crueldad de Vladimir Putin en el exilio con banderas que eliminan la franja roja inferior por otra blanca. Esta cercanía en particular con la gente ucraniana, a partir del 24 de febrero del 2022, detonó en un servidor lo que nunca hubiera creído pensar que pasaría, tener personas cercanas (a sus familias y amigos) bajo ataque de una invasión similar a la realizada por los propios nazis en 1939, irónicamente siendo una operación de “desnazificación” por comando del presidente de un país con al menos 24 grupos neonazis verificados, la vecina Federación Rusa.

Como recuento de la invasión que día con día sufre Ucrania desde aquel 24 de febrero del 2022, podemos recordar las atrocidades cometidas en Bucha con 419 asesinados por parte del ejército ruso de manera sistemática, es decir fuera del campo de batalla, y que de ellos 79 eran civiles, quienes previo a su denunciable final también sus perpetradores les aplicaron torturas que también son denunciables por el derecho internacional, agregando la violación de al menos 25 mujeres entre los 14 a 24 años de edad. Contrario a cualquier opinólogo, estos son datos y no propaganda ideológica.

Antes de finalizar el año 2022, y ya viendo retrocesos en las etapas organizadas logísticamente desde el Kremlin para tomar en guerra relámpago todo el país (incluyendo la propia Kyiv), el fracaso en la toma de Kharkiv, y la vergüenza de imagen a nivel internacional de no poder controlar totalidad alguna de los cuatro territorios ilegalmente auto reconocidos por parte de la Federación Rusa, su presidente lanzó una marea de más de 129 misiles contra todo el territorio ucraniano, mismos que dirigieron sus objetivos a la infraestructura energética y población civil. Con ello, no había forma de calentar los hogares en invierno, la limitación de consumo de alimentos se incrementó, causando gran hambre en la población ucraniana que como recuerdo del Holodomor (1932-1933) pensaba uno de sus peores recuerdos del control por parte una autoridad rusa sobre su soberanía. Curiosamente también de esto han padecido los propios rusos con formas dictatoriales de sus líderes a lo largo de la historia. Además de ello, hospitales y lugares de emergencia respondían en la precariedad a la crueldad del ejército de insignia “z”, y han salido adelante. Así que no es que Ucrania ya pueda sobreponerse a los estragos de la invasión, sino que quienes vivimos fuera de ella no hemos tenido la consciencia ni la empatía suficiente de lo que sería enfrentar esta realidad al menos un minuto de nuestro día, y así han pasado los días desde esa fecha con más misiles rusos hasta el día que se publicó esta columna.

Estimadas y estimados lectores, por todas y todos los desplazados, por todas y todos los civiles asesinados, por todas y todos los que sufrieron las atrocidades en Bucha, Irpin y Gostómel, por cada etnia representativa en Ucrania (ucranianos, judíos, tártaros, georgios, griegos, armenios, polacos y gitanos) refugiándose entre escombros o estaciones de metro, en el día o en la oscuridad de la noche, por cada asesinado sin estar en batalla (desde el Euromaidan), por cada segundo que el gobierno ruso puso en riesgo a la humanidad en su testaruda negligencia de controlar la central nuclear de Zaporiyia y Chernóbil, y por cada persona ucraniana que tengo el gusto de conocer y que a la fecha no sabe dónde quedó su amigo, su familiar o su compañero de trabajo, les pido no olvidarnos de la invasión hasta que la misma se acabe; y que si las redes sociales, los noticieros o nuestros bloggers no hablan más de ello, continuemos pensando en las personas que siguen siendo invadidas, y que más allá de “culpabilidades ideológicas”, nos centremos en conocer y reconocer a quienes están en Ucrania y apoyando en la diáspora. Si al menos no les vamos a apoyar, tampoco no hay que juzgar de lo que no conocemos.

#IStandWithUkraine

Gracias por su atención y espero su respetuosa opinión en el espacio de Diario Judío o en las redes sociales de un servidor: @PabloQZepeda

Acerca de Pablo Quiroz Zepeda

Licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente. En cuanto a experiencia internacional ha tenido estudios de intercambio con la Universidad de San Diego, California; y la Universidad Alberto Hurtado en Chile. Estudió el idioma alemán en la ciudad de Münster, Alemania y trabajo para el Consejo de Promoción Turística de México en la ciudad de Frankfurt. En aspectos relacionados con el judaísmo ha colaborado con el Proyecto Shagriria de Argentina (Jóvenes Embajadores de Israel en la Diaspora), con el Proyecto Judische Stammtisch en Münster, Alemania; con Jewish Experience y Honestly Concerned en Frankfurt, Alemania. También ha participado en diálogo entre árabes e israelíes en la organización YaLa Young Leaders, parte del Shimon Peres Centre for Peace Institute. En medios de comunicación ha trabajado en funciones administrativas y de producción para Radio Fórmula Guadalajara, en conducción y análisis de temas internacionales para Megaradio, y ha colaborado con Diario Judío como columnista y periodista desde Agosto del 2015, cubriendo temas de: política internacional, inclusión, innovación, juventud y negociaciones de paz entre Israel y los países árabes. Además ha trabajado en la cobertura en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

4 comentarios en «Ucrania… La invasión por no olvidar»
  1. Los que se lamentan por el pueblo ucraniano, NO DEBEN PERDER LA MEMORIA: NINGUN PUEBLO PUEDE PENSAR EN EL FUTURO SI SE OLVIDA DEL PASADO- CON UN SUPUESTO PRESIDENTE DE ORIGEN JUDIO ( ¿?) FUERON Y SON LOS QUE MAS ATROCIDADES HICIERON CON LOS JUDIOD Y OTRAS MINORIAS DURANTE LA 2DA QUERRA MUNDIAL .- ¡¡¡ WE REMEMBER !!!

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    • En efecto, lo ocurrido en la segunda guerra mundial no fue cualquier cosa, y la mayoría de los ucranianos están conscientes de ello. Le invito a ver el activismo y la integración de la comunidad judía ucraniana en el país y en el exterior. Agradezco el comentario, pero le invito a conocer a la gente ucraniana con amplia diferencia a los años del holocausto, también invito a ver a las experiencias del pensador, escritor y filántropo judío francés, Bernard Henry Levy.

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    • Agradezco el comentario. Sin embargo, le puedo compartir desde la experiencia personal de un servidor que la comunidad ucraniana de esta generación a diferencia de los trágicos años de la Shoá dista mucho de esa idea, y por lo contrario a perder la memoria busca favorecer a la integridad de la comunidad judía ucraniana, en Ucrania y en la diaspora. Le invito también a ver experiencias documentadas de analistas de campo como el Sr. Bernhard Henry Levy, el documental de Euromaidan de Marina Weisband, y los esfuerzos que han hecho entre la comunidad judía de Kharkiv con sus vecinos en la embestida rusa de este año. Saludos.

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  2. El que compara a los ucranianos desde la época de la Segunda Guerra Mundial y en la actualidad no debe ignorar el lugar que ocupan los ucranianos en la lista de los Justos entre las naciones (fuente Yad Vashem) justo detrás de Polonia, Países Bajos, Francia, encontrará Ucrania.

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