Un camino de vida

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Se puede ordenar al hombre a ser feliz? La Torá nos dice antes de la fiesta de Sucot “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos y os regocijaréis delante de Dios por siete días…” (Levítico 23: 40).

¿Es posible lograr la felicidad por haber sido ordenados a hacerlo? En todo caso, ¿por qué no nos ordenó Dios a ser felices todos los días de nuestra vida?

Definitivamente si esa fuera una posibilidad, el Dios de Israel tendría un pueblo feliz, despreocupado, alegre y sin conflictos. Me parece que el Talmud nos puede dar una solución a este problema. En Pesajim 109a leemos: Nuestros rabinos decían: “Un hombre debe hacer que sus hijos y los integrantes de su hogar se alegren durante los festivales como dice el libro de Deuteronomio XVI.14 “Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú y tu hijo y tu hija…” Si leyéramos el verbo “ve-simajta”: querría decir “Y causarás que el otro se alegre” en vez de “ve-samajta: te alegrarás”.


El entender el verbo de esta nueva manera nos abre la posibilidad de acatar la ordenanza a través de ayudar a que el prójimo se regocije. El mandamiento nos provee ahora de nuevos significados y abre nuevos caminos.

La alegría y el regocijo son partes integrales de la actitud que el judaísmo propone para enfrentar la vida, y el servicio a Dios. El libro de Deuteronomio dice: “por cuanto no serviste a Dios con felicidad y un corazón alegre” (Deut, 28:47).

Ese es el reto. El judaísmo no es una religión triste que exige el sacrificio, que demanda de privaciones o sufrimientos, el judaísmo ve al hombre como una obra de arte hecha por Dios “a su imagen y semejanza” (Gen.1.26).

La religión judía es una fe de vida. Las mitzvot se cumplen utilizando la combinación del cuerpo, el pensamiento o la razón y el espíritu. La práctica de las mitzvot es mucho más profunda e intensa que imaginarnos a Dios como un contador celestial que califica a sus súbditos con “taches y palomas”, “jaram y mitzvah”, “punto más punto menos” “amenazas y castigos”. La relación con la divinidad no se logra en enormes catedrales o con rituales complicados, se logra santificando la vida, haciendo de la cotidianeidad una obra de arte.

En el siglo XVI surgió un nuevo genero literario llamado “Sifrut Ha Musar” es sorprendente comprobar ¡cuán actuales son los temas que nuestros sabios abordaban hace 400 años! Estrategias para mejorar la relación del hombre con sus semejantes, del hombre consigo mismo, y del hombre con Dios. ¡Pareciera que estoy hablando de los títulos más recientes de Amazon! La finalidad de estos textos era contestar a la pregunta: ¿Cómo puedo vivir la vida que fue depositada a mi cargo? Los libros tal vez tienen 400 años de existencia, el dilema sigue siendo el mismo, la búsqueda continúa.

El Talmud en Baba Kama 30a nos dice: “Rabí Judá dijo: Aquél que desee ser piadoso debe vivir su vida de acuerdo a las leyes del tratado de Nezikim (aquella sección del Talmud que aborda el tema de daños a terceros). Raba dijo: Aquél que desee ser piadoso debe cumplir con lo establecido en el tratado de Avot. Otros dijeron: aquél quien desee ser piadoso debe cumplir con las leyes estipuladas en el tratado de Berajot.” Este corto párrafo encierra tres tipos de relaciones: El hombre con el hombre, el hombre consigo mismo, y el hombre con Dios respectivamente.

Todas estas ideas me vienen a la mente cuando repaso un poco el sistema de vida judía en México. ¿Por qué muchas veces nos da pereza ir a un Bar Mitzvá o a una boda pero no dejamos de estar presentes en una shive? ¿Por qué algunos de nosotros pertenecemos a comunidades por miedo a perder nuestro predio en el panteón? ¿Por qué nos preocupa tanto la muerte y no diseñamos caminos para santificar la vida? El libro de Deuteronomio 30.19 claramente nos dice: “A los cielos a la tierra llamo por testigos hoy, que os he puesto delante de la vida de la muerte, la bendición y la maldición; ¡escoge, pues, la vida!…”.

¡Escojamos la Vida!

Busquemos caminos que nos permitan gozar de la espiritualidad del judaísmo, busquemos aplicar el verbo ve-simajta.

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