Ian Bremmer, presidente del Eurasia Group, sostiene que el acuerdo con Irán es mejor que la ausencia de acuerdo alguno; aunque cree que Irán no va a cumplir con su parte, que “los mecanismos de arbitraje serán puestos a prueba” y que nadie estará interesado en reimponer las sanciones en el futuro.
Es un caso difícil de defender, y admite que es una decisión ardua, pero su argumentación optimista es más digna de atención que la mayoría, porque reconoce que los detractores tienen poderosas razones.
De todas formas, a mí me resulta más convincente la tesis de Elliott Abrams de que Irán ha obtenido un acuerdo mucho mejor que nada que tuviera derecho a esperar.
Por su parte, Paul Berman, en una interesante y breve pieza para Tablet, sostiene que el acuerdo nuclear funcionará estupendamente bien si se produce un cambio político en Irán a corto o medio plazo y que será un desastre si no.
Este acuerdo será un desastre porque fortalecerá a la República Islámica en términos convencionales a corto plazo y no convencionales a largo; y, al mismo tiempo, la República Islámica seguirá por el callejón sin salida de la violencia y la ideología rígida y el sueño de erradicar a los enemigos demoníacos. Es difícil imaginar cómo, en esas circunstancias, el acuerdo reducirá la expectativa de la guerra…
¿Y si resulta que al final es un buen acuerdo? Esto sólo puede darse bajo una condición: si promueve la clase de interacción de Irán con EEUU y el mundo que, en los años venideros, socave el atractivo de la “ideología rígida”. Y será bueno –más que bueno, magnífico– si compra la cantidad suficiente de tiempo para que esa erosión tenga lugar y se produzca el cambio de paradigma. Todo depende de este punto.
En efecto, todo depende de ese punto.
Mire. Nadie tiene la menor idea de qué es lo que va a pasar en Irán en el próximo par de años. Ese país ha estado revolucionado contra el régimen, y casi se lo saca de encima tras la amañada elección de Mahmud Ahmadineyad.
Quizá ocurra el próximo año o el siguiente. O quizá el régimen se mantenga por décadas como hizo la Unión Soviética.
Ninguno de nosotros lo sabe. Y como nadie lo sabe, no podemos saber si este acuerdo va a funcionar o no. Pero si Irán no cambia para mejor –y el régimen ciertamente no piensa cambiar para mejor–, nos tocará empezar desde cero.
© Versión original (en inglés): World Affairs Journal
© Versión en español: Revista El Medio
Artículos Relacionados: