Hace poco asistí a una Bar Mitzvah, donde el jovencito estaba muy bien preparado y llevó a cabo tanto el rezo del día de los “tefilín” (filacterias) el jueves en la mañana, acompañado de un suculento desayuno, así como el del sábado por la tarde-noche donde después de la emotiva ceremonia del encendido de las 13 velas, la gente pasó al salón de fiestas donde la mitad estaba destinada para los invitados mayores y la otra mitad se había convertido en un colorido y luminoso salón de juegos electrónicos para el disfrute de los niños y jóvenes.
Lo anterior me hizo recordar de lo que Foi, Foi… de mi propio Bar Mitzvah, en los 50’s, así como las de las generaciones anteriores, donde una Bar Mitzvah consistía en la preparación del niño para leer parte del capítulo semanal de la Torá que le tocaba, y al finalizar se servía un desayuno que consistía en unos pedazos de hering, con una ensalada de jitomate, pepino y cebolla, pan negro, leikaj (pastel) y alguna bebida tal como el Brandy “Fundador” (lo cual hoy no está permitido).
Por lo general los “tefilín” que le ponían al niño, pertenecían al padre o al abuelo, ya que difícilmente el niño podía aspirar a tener sus propios “tefilín”, a duras penas alcanzaba para que le compraran su “talit” (manto de oración).
En aquella época era común llevar al niño a un estudio fotográfico, para que le tomaran la tradicional foto de Bar Mitzvah, portando su flamante “tailit” y el “sidur” (libro de rezos) en la mano y que en ocasiones se publicaba en algún periódico yidish. Y si a caso le hacían una fiesta, ésta era en casa o en algún salón comunitario a la que asistía la familia y las amistades de los padres, en ese entonces no contaban los amiguitos del niño, ahí el joven recitaba un largo discurso, en el que aceptaba haber llegado a la edad adulta para asumir sus obligaciones morales y religiosas y agradecer a sus queridos padres por haberlo hecho un hombre de bien y a los invitados por haber asistido y por los regalos recibidos, que consistían en; pelotas, plumas fuentes, carteras, libros que nunca se leían y a veces uno que otro sobre con la fabulosa cantidad de $5.00 pesos en efectivo.
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