Hace algún tiempo estando en el interior de mi casa tocaron mi puerta… Fueron tres toques firmes.
Abrí la puerta ahí estaba ella…
- ¿Cómo estás? Seguro no me esperabas.
- Bien, para ser franco no te esperaba…
- Tu siempre tan sincero y franco…
- Ahora entiendo el porqué de mis limitaciones físicas, de algunos males que me aquejan, de mi falta de fuerza, son mensajes de tu parte le dije…
- Tú ya lo sabías pero nunca le diste importancia… -Existe un remedio para tus males me dijo.
- Teniendo tan cerca ya no se qué pensar…
- Te digo, a mí me dominan aunque no me venzan, los corazones limpios, la higiene, la práctica de algún deporte, cultivar la limpieza espiritual a través del estudio y la lectura de buenos libros…
Entre amigos platicando esta anécdota alguien me preguntó:
– ¿Quién es ella?
-Es la VEJEZ.
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