Una fotografía en el tiempo

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“Una fotografía es un instante fijado en el tiempo imparable”
(Austria 1928)
Dedico este reportaje a mi abuelo materno
Yosef Shimen cuyo nombre ostento con orgullo.

1918 El ayer. ¡Viva la republica!


En el año de 1918, tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, fue derrotado el Imperio formado por la Monarquía Dual de Austria-Hungría, regido por la dinastía de los Habsburgo desde 1867 con un territorio mucho más extenso que los actuales Estados austriaco y húngaro. Tras la disolución del Imperio se crea la República de la Austria alemana, siendo modificada por los vencedores de la Primera Guerra Mundial y convirtiéndose en Austria (las provincias alpinas y germánicas), una república parlamentaria caracterizada por una permanente crisis económica, política y social.

El 11 de noviembre de 1918 el Emperador Carlos Ludwig I abdicó y al día siguiente se proclamó la creación de la República de Austria Germana (Deutschösterreich) como una república democrática y parte de la República de Alemania, nombre propuesto para la Austria independiente que no fue aceptado por las potencias vencedoras de la guerra.

El Tratado de Saint-Germain (10 de septiembre de 1919) dispuso la disolución del Imperio en varios Estados: Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia. Viena se convirtió, tras el tratado de Saint-Germain, en la capital de la pequeña República de Austria, reducida a su tamaño actual, sufriendo un importante revés demográfico, económico y político.

Lo que emergió del imperio después de la Primera Guerra Mundial fue un país pequeño luego de ser la sexta potencia mundial antes de la contienda. El ambiente general era pesimista, lleno de incertidumbre y con un sentimiento de odio que se iba adhiriendo a la población dirigido al chivo expiatorio: el judío, el deicida y la raíz de todos los males.

El antisemitismo

Si bien el odio a los judíos precedió a la época moderna, en 1879, el periodista alemán Wilhelm Marr originó el término antisemitismo, denotando el odio a los judíos y a varias tendencias políticas liberales, cosmopolitas u internacionales corrientes en los siglos XVIII y XIX y frecuentemente asociadas con los judíos. Estas tendencias incluían la igualdad de derechos civiles, la democracia constitucional, libre cambio, socialismo, capitalismo financiero y pacifismo.

En primer lugar, para las naciones que perdieron la guerra, la atroz masacre en el campo de batalla, la primera experiencia de Europa con la muerte en masa provocada por el hombre, pareció ser un sacrificio en vano. Parecía inexplicable excepto por una insidiosa traición interna. Una leyenda de puñalada trapera atribuyó la derrota alemana y austriaca en la Primera Guerra Mundial a traidores internos que trabajaban en pos de intereses ajenos, principalmente judíos y comunistas. Esta leyenda fue ampliamente creída y deliberadamente diseminada por la dirigencia militar alemana derrotada, en busca de evitar consecuencias personales por sus políticas.

Entre los nuevos estereotipos acerca de la “conducta” de los judíos que surgieron en los inicios de la Primera Guerra Mundial y que se propagaron determinadamente junto con viejos prejuicios se incluían las siguientes ficciones:

  1. Los judíos habían iniciado la guerra para llevar a Europa a la ruina económica y política y para hacerla susceptible al “control” judío.
  2. Los judíos explotaron la miseria de la guerra para enriquecerse y la prolongaron para dirigir la Revolución Bolchevique en pos de promover el objetivo de una revolución mundial.
  3. Con su cobardía heredada y su deslealtad instintiva que los inducía en contra de defender a la nación, los judíos fueron responsables del perjudicial malestar detrás del frente y apuñalaron a las tropas combatientes por la espalda (lo que causó la derrota militar y la revolución democrática/socialista).
  4. Los judíos extranjeros dominaron las negociaciones de paz y lograron dividir a los alemanes y húngaros mediante fronteras nacionales artificiales, mientras sus co-conspiradores, los judíos nacionales, llevaron por mal camino a la nación a su “rendición” y permanente y la “esclavitud”.
  5. Los judíos controlaban las complejas finanzas del sistema de reparaciones para su propio beneficio.
  6. Al haber establecido la democracia constitucional, los judíos la utilizaron para debilitar la voluntad política de la nación de resistir su influencia y destruir la base de la sangre aria superior fomentando la endogamia, la libertad sexual y el mestizaje.

Grupos étnicos

Si algo caracterizaba al Imperio austrohúngaro era la gran variedad de grupos étnicos que lo componían, debido a la diversidad lingüística, cultural y religiosa. Los grupos mayoritarios eran el austro-germánico (23,9%), de lengua alemana y el magiar (20%), de lengua húngara; la religión del Estado, además de la predominante, era la católica.

Los eslavos eran el tercer grupo en número; también había pueblos latinos y judíos, estos concentrados en las grandes ciudades y en la región de Galitzia, de lengua alemana, húngara o idish. Todas las ciudades austrohúngaras contaban con fuertes minorías judías (entre el 10–35% de la población según las ciudades), siendo pieza fundamental en el mantenimiento de la vida económica y cultural del imperio al constituir en gran parte las clases medias urbanas.

El hoy, reminiscencia de un proceso

El 10 de setiembre de 1928 el Dr. Morduch Halsmann y su hijo estaban realizando una caminata por el valle de Zill, en los Alpes tiroleses en Austria, El primero era un dentista judío de 48 años y su hijo Philippe, de 22 años de edad, estudiante de electrotécnica de la Technische Hochschule de Dresden, Alemania. Se encontraban en la zona completando unas largas vacaciones que comprendían además sitios de Alemania, Suiza e Italia.

Durante la caminata el hijo se adelantó un tramo, dio la vuelta y al no poder ver a su padre, retrocedió encontrándolo tirado en un hendedura, junto a un riachuelo. Se dirigió rumbo a una hostería cercana para pedir ayuda. Al volver al lugar del accidente encontraron al Dr. Halsmann muerto con la cabeza ensangrentada. La causa del deceso fue un fuerte golpe con una piedra que después fue encontrada cerca del cuerpo, manchada con sangre de la víctima. El asesino lo despojó de sus anteojos con armazón de oro y de su billetera, que luego fue encontrada vacía.

Dos asesinatos en circunstancias similares, sin resolver, habían ocurrido en la zona hacía poco tiempo. El 16 de septiembre Philippe Halsmann fue acusado de parricidio. Durante el proceso se hizo indiscutible el trasfondo antisemita, del cual el acusado y su madre fueron los blancos principales. A un pedido del hijo para que se enterrase al padre sin dilaciones y envuelto en un sencillo manto, de acuerdo con la tradición judía, la respuesta pública que desconocía los ritos funerarios judíos fue que el hijo odiaba tanto a su padre que quería deshacerse de él lo antes posible y en las más denigrantes condiciones. Un obispo local dijo desde el púlpito: “El hijo ávido e inhumano ni siquiera tiene la fibra moral de Judas, quien al final se arrepintió y se quitó la vida”. Un cartel que llamaba a un mitin político local decía: “El proceso Halsmann demuestra, para todo el que quiera verlo, las influencias monstruosas y el espíritu de clan de los judíos. El judío domina al pueblo alemán. Antisemitas, venid y ayudadnos en nuestra lucha contra nuestros opresores judíos”.

Las acusaciones esgrimidas durante el juicio sobre el motivo del supuesto crimen –el cobro de un seguro de vida y que la relación entre padre e hijo era mala–, fueron totalmente descartadas. Sin embargo, el juez sostuvo frente al jurado que la imposibilidad de encontrar un motivo no significaba que tal motivo no existiera. El 17 de diciembre de 1928, Philippe Halsmann fue condenado a 10 años de prisión por asesinato en segundo grado, condena más tarde modificada a cuatro años de cárcel, trabajos forzados y ayuno en cada aniversario de la muerte de su padre.
El juicio creó una conmoción en la sociedad austríaca. Se llevaron a cabo numerosas manifestaciones a favor y en contra del acusado, estas últimas de claro sentido antisemita. Con mucha razón, se denominó al proceso Halsmann “el proceso Dreyfus austríaco”. Diariamente tenían lugar declaraciones antijudías y la prensa antisemita injuriaba continuamente al acusado. Las paredes de muchas de las casas de Innsbruck estaban adornadas de pancartas con ataques a Halsmann.

Aun después de su liberación y expulsión de Austria, continuó contra Halsmann la campaña difamatoria de puro corte antisemita, así como la movilización de quienes, en vez de un perdón, exigían que se hiciese justicia.

El proceso Halsmann prontamente se dejó de mencionar. A lo que se pueden presentar diversas razones que llevaron a ello. El hecho de que Philippe Halsmann se había propuesto olvidar los sucesos trágicos, pudo haber jugado algún papel. Pero existe otra razón con más peso: la ascensión meteórica del nazismo en acción transformó a dicho proceso en un pequeño episodio,como una gota de agua dentro del mar de los acontecimientos que le siguieron.

Halsmann después de la liberación

En París comenzó una nueva vida al salir de la vorágine en la cual había sido involucrado. Modificó su nombre por el de Philippe Halsman (una forman no alemana), logrando con éxito que su historia no fuese conocida y se dedicó a la fotografía. Fue contratado como reportero gráfico para revistas muy conocidas, entre ellas Paris Vogue, Viola y Vu. Sobresalió como retratista de personalidades ilustres, expuso sus obras en importantes galerías y también diseñó una cámara Réflex de lentes gemelas que facilitaron su tarea artística.

En 1937 se casó con Ivonne Moser, su asistente. En 1940, ante la ocupación nazi de París, su madre, hermana, esposa e hija Irene, quienes poseían pasaportes franceses recibieron visas para ingresar a E.U. A Phillippe le fue negada la visa por ser letón. A su arribo a E.U., su hermana y su esposa apelaron a Albert Einstein, quien intercedió ante Eleanor Roosvelt, entonces Primera Dama, gracias a cuya intervención, Halsmann llegó a New York el 10 de noviembre de 1940.

Tras su arribo a New York, Albert Einstein, respondiendo una nota de agradecimiento que Halsman le envió, le deseó mucho éxito y lo felicitó “… por haberse escapado nuevamente de los bandidos”.

Thomas Mann, exiliado en los E.U., intercedió a favor de Philippe Halsman. Ante el peligro de que el prontuario judicial de este último pudiese ser un impedimento para su permiso de residencia.

Su carrera como retratista fue meteórica. En la encuesta realizada en 1958 por la revista Popular Photography fue elegido como uno de los diez mejores fotógrafos del mundo. No existió personalidad de la política, la cultura o las artes que él no hubiera retratado, ni hay una publicación prestigiosa en la cual no haya colaborado. Como ejemplo, valga recordar que 101 tapas de la afamada revista Life fueron de su autoría. Para él posaron artistas como Salvador Dalí, de quien fue muy amigo; Louis Armstrong, Rita Hayworth, Groucho Marx; y personalidades de la política como John F. Kennedy, Richard Nixon y Winston Churchill. Su famoso retrato de Einstein fue el que la revista Time eligió para su tapa, en el número dedicado a la personalidad más grande del siglo. La misma fotografía fue la que se editó como estampilla por el correo de E.U.

Deborah H. Weinstein (2000) opina que “… sus retratos psicológicos de Einstein, Monroe, Churchill y tantos otros permanecerán como íconos definitivos e indelebles de nuestra era. Como una ironía, el hombre que guardó tantos secretos con respecto a sí mismo, reveló mucho sobre algunas de las más memorables personalidades del siglo XX”.

El 29 de marzo de 1973, el Fiscal General de Austria hizo saber que “…Por la presente la sentencia queda cancelada y no existe ninguna razón por la cual el Sr. Halsmann no pueda venir a Austria y visitar la tumba de su padre”.

Fuente: NotiKehilá

Acerca de José Kaminer

Realizó varios estudios en Historia Universal, Literatura Universal y Hebrea. Más tarde siendo autodidacta sus conocimientos sobre Historia de Israel se destacaron en producciones escritas, en un principio por medio de artículos en "Foro" a partir de 1993 y posteriormente en la publicación de su libro "Encrucijada".Ha incursionado también en géneros como poesía, cuento y novela histórica. Desde el 2006 escribe también en la revista "Expresiones" y en 2007 obtuvo el premio APEIM de periodismo.

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