Una historia interesante

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Hará unos 30 años, tenía una amiga que se hizo muy cercana a mí, vivía en una ciudad de provincia cerca de la frontera de los Estados Unidos. Viajaba a la capital a menudo para comprar material para su negocio que era bastante próspero, era una persona simpática, generosa, alta y llamativa. Estaba muy alarmada porque a sus 45 años no había encontrado pareja; su mayor deseo era ser madre. Tuvo un novio varios años pero no le pareció el candidato ideal para ser padre de su hijo. Él le pidió en distintas ocasiones que se casara con él, ella no lo aceptó, no confiaba en él, nunca me dijo el porqué.

Conversando un día me confesó que estaba sujeta a un tratamiento para tener el tan deseado hijo, finalmente se resolvió a tenerlo sola, ella tenía una situación económica muy estable, un negocio floreciente y un gran capital, así como propiedades en su provincia y hasta dos apartamentos en la ciudad, no necesitaba un hombre para que la mantuviera y en realidad lo que quería era un hijo.

Se había hecho varias consideraciones: en la ciudad donde vivía no podía nacer su hijo, tampoco podía decir que era madre soltera, en una ciudad pequeña de provincia eso la desprestigiaría, especialmente hace algunos años, nadie le creería como fue concebido su hijo, ella por respeto a su familia debía cuidar las apariencias, la gente en esta pequeña ciudad vivía de los chismes, así que urdió un plan. Decidió decirles a sus hermanas que se casó en la capital, y ya después vería como arreglaba la historia. Inventaría que a su esposo le vino una enfermedad fulminante que lo mató. Le hice ver que sus hermanas quizás querrían venir a acompañarla. No sería así, ella había previsto todo, pensaba viajar a su ciudad ocasionalmente a visitarlas, en realidad a ellas no les gustaba venir a la capital y también tendrían que atender el negocio en su ausencia.


El plan parecía bueno y era justo que mi amiga Judith se diera el gusto de tener su hijo, ya que era un gran anhelo para ella, después de todo ya había logrado tener una posición importantísima en los negocios que tanto le gustaban y ahora podría ser madre y vivir holgadamente y darle a su hijo lo mejor. Desde luego, esperaba que le fuera posible embarazarse, a su edad era un riesgo y las probabilidades un tanto escasas sin embargo lo intentaría.

Un día, me hizo una petición que me sorprendió, me dijo que mi apellido siempre le había encantado y me pidió que le autorizara a usarlo para su hijo. Esta petición me pareció un poco extraña, sin embargo pensé que a mi no me afectaba en absoluto y si a ella la hacía tan feliz, que lo usara, en realidad no era mío en exclusiva y no era un título nobiliario. Ella se alegró mucho y me dijo que para ella sí lo era, se casaría con un hermano mío ficticio, ¡ahora seríamos familiares!

Al cabo de unos dos meses de tratamientos y visitas al médico, Judith quedó embarazada ¡estaba tan feliz! Se veía hermosa, me invitó a comer a un gran restaurante, brindamos, me conmovió mucho su alegría, me pareció maravilloso que tomara esa decisión y que le hubiese resultado bien. Le avisó a su familia que se había casado y les dijo a sus hermanas que serían tías pronto, recibieron la noticia con gran júbilo. Judith hizo unos cuantos viajes a su ciudad ya que no podía descuidar sus negocios. A sus hermanas les dijo que su marido era empleado, que sus vacaciones serían hasta el siguiente año y no la podía acompañar, ya lo conocerían más adelante. Judith acudió a un notario quien realizó un matrimonio ficticio ( no se cómo lo hizo) pero le entregó papeles y actas auténticas. Se hizo fotografiar con un señor – no supe si era desconocido o no – y así quedó su estatus legal o kosher resuelto.

Judith estaba feliz y entusiasmada, el embarazo iba muy bien, creo que eran tantos sus deseos de tener un hijo que no sintió el más mínimo malestar durante esos meses en que tuvimos mucho contacto, yo me alegraba mucho por ella porque juraba que era lo único que le faltaba en la vida para sentirse totalmente completa.

Era septiembre de 1985, ya faltaba poco para el alumbramiento del niño de Judith, cuando ocurrió el gran terremoto del 19 de septiembre, sus hermanas querían venir a la ciudad a cuidarla pero ella no lo permitió. El terremoto sirvió para matar al marido ficticio, avisó a las hermanas que el marido murió, en su trabajo hubo derrumbes y allí quedó el señor, no lo pudieron rescatar. Ella estaba todavía delicada, no podría ir a su ciudad y cuando las cosas se calmasen en la Capital, ella viajaría allá con su bebé, que su cuñada, o sea yo, la estaba cuidando, en realidad no había necesidad de que se movilizaran, así que mi hermano ficticio quedo despachado de un modo rápido y oportuno.

La nena de Judith nació grandísima pesó casi 5 kilos, se veía muy sana y fuerte, me agradó pensar que fuera mi sobrina, fue un gusto ver a esa niña, Judith es una gran persona, admiraba yo su valentía y su generosidad, a veces la vida nos regala parientes que aunque no sean de sangre, tienen algo que nos hermana con ellos. Este fue el caso con mi amiga.

Volvió a su ciudad, a veces venía a la capital con su niña quien resultó muy vivaracha y simpática como su madre y sabía que yo era su tía, no le pregunté a su mamá que le contó de mi, pero fue muy cariñosa conmigo.

Ya hacía algún tiempo que no sabía de ellas y hace poco me encontré a la joven –que ahora debe tener 26 años- en un sitio de internet, le puse una notita y me respondió muy cariñosamente, me agradó mucho saber de ella.Hay sucesos inesperados que no ocurren todos los días, yo me sentí muy involucrada en esta historia que viví al lado de la protagonista. Ella me hizo el honor de entrar a mi familia, me brindó cariño y su amistad sincera. Fue, en realidad un episodio grato en mi vida planear con ella estos sucesos de los que hoy los hago partícipes.

Acerca de Sara Hazán

Sara Hazán es una pintora, grabadora y escritora mexicana. Nació en Milan, Italia, Desde muy temprana edad, ha vivido en la ciudad de México, en donde ha estado casi toda su vida. También vivió en otros paises algunos años.Su pintura es figurativa, costumbrista y de brillante colorido.Tiene también aficiones de escritora, publicó un libro de cuentos que contiene algunas experiencias que ha presenciado o vivido a lo largo de su vida. Tiene varias obras en colecciones privadas, en Colombia, Costa Rica, EE.UU., Inglaterra e Israel.

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