Estoy leyendo con avidez una novela histórica de guerra[1].
Se refiere muy concretamente a la Segunda Guerra Mundial para algunos ya días lejanos y para otros no tanto.
Esta novela es realmente rica en situaciones que son hoy historia.
He elegido solo tres facetas del ayer para resaltar algunos hechos de aquel conflicto armado.
Dialogo previo:
Marlene hablo con un hilo de voz.
– Los matamos dijo.
– A los pobres enfermos que llegan en autobuses grises.
– Niños, incluso bebes, ancianos, abuelas.
– Todos tienen alguna discapacidad. A veces llegan en un estado espantoso, babeando, y haciéndose sus necesidades encima, pero no pueden evitarlo…
– Lo mismo da…, los matamos a todos.
La guerra, según Adolf Hitler, “era el mejor momento para eliminar a los enfermos incurables”.
Fue el programa T-4 o de eutanasia al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las personas que sufrían retrasos mentales o discapacitadas físicamente eran asesinadas.
Dialogo previo:
“No puede ser un ataque real, ¿verdad? en su voz había miedo.
¿Cómo van a ser japoneses?, Japón esta a seis mil kilómetros de distancia”.
Entonces recordó la posible aproximación de los portaaviones japoneses.
El ataque a Peral Harbor fue un ataque sorpresa de la Armada Imperial Japonesa contra la base naval de los Estados Unidos en Peral Harbor, Hawai, en la mañana del 7 de diciembre de 1941.
La base naval de Peral Harbor fue atacada por 353 aviones japoneses, seis portaaviones que llevaban aviones cazas de combate, bombarderos, torpederos y acorazados.
Los norteamericanos perdieron 188 aeronaves, murieron 2402 estadounidenses[] y 1282 quedaron heridos de diversa consideración.
Dialogo previo:
– Sea lo que sea los rusos están perdiendo dijo.
– Estamos a sesenta y cuatro kilómetros de Moscú.
– ¡Ya conquistamos Moscú!
Sin embargo sucedía todo lo contrario…
Había que encender hogueras bajo los motores antes de hacerlos partir, muchos tanques tenían sus orugas pegadas al suelo helado. La Luftwaffe, en la que se apoyaba fuertemente la infantería, a menudo se tenía que quedar en tierra.
En efecto, los aceites, los líquidos hidráulicos y los anticongelantes no resistían el frío extremo, las armas se atascaban por el hielo o dejaban de funcionar; también al tocar un tanque o superficie metálica con la mano desnuda se queda pegada y se procede a la amputación.
Los motores Diésel no parten ni aun prendiendo hogueras bajo ellos, hay que abandonar las máquinas, el pan, la grasa y mantequilla se endurecen hasta el punto de quedar incomestibles, se gripan las armas automáticas y es necesario quitarles las armas a los cadáveres rusos pues éstas sí funcionan y bien.
Aunado a esto el ejército alemán se enfrentaba a treinta divisiones que se desplegaron para combatir a los alemanes.
Cierto habían muerto millones de soldados rusos y este seria un ultimo esfuerzo desesperado por evitar que Moscú fuera conquistado…
Hombres van, hombre vienen, la creación permanece.
El ser humano olvida que es mortal y actúa siempre como si no lo fuera en su caminar torpe, miope, a veces ridículo, piensa en sus conquistas y se cree vencedor y en ese error de pensar y actuar, mueren millones de seres humanos que tristemente lo único que tienen es su vida, que es desperdiciada irresponsablemente.
Artículos Relacionados: