Las coyunturas histórico- sociales y económicas propias del país, además de los cambios a nivel mundial, se han sumado en las últimas décadas a propiciar un clima de crisis en esta Nación centroamericana. La cual, se caracteriza por un ambiente de paz y estabilidad por lo menos frente a otros pueblos de la zona con una problemática más precaria.
Aunque en materia de salud, educación, economía e inversión al igual que de infraestructura, presenta una serie de falencias debido al mal manejo de los fondos públicos desde hace varias administraciones atrás; además de los índices de violencia y narcotráfico que están creciendo de forma desmesurada cada día, junto con la corrupción institucionalizada que tiene en sus manos a un sector de los organismos del Estado bajo su control.
Presentándose la situación como álgida a la vista no solo de analistas políticos y economistas, sino también del pueblo en general que no prevé un futuro alentador para las próximas elecciones en donde la apatía del pueblo es más que evidente. A falta de un candidato que represente verdaderamente al Estado Social de Derecho, sin violentar una estabilidad social y económica más que endeble.
Porque ya varias empresas han tenido que trasladar sus inversiones hacia otros países, por el hecho de que Costa Rica está en un estancamiento económico producto de la mala administración y el clientelismo político que ha imperado en el país de vieja data.
Además de que los partidos tradicionales a 7 meses de las próximas elecciones no levantan la moral del pueblo y menos desde las viejas trincheras de los colores que fundamentaron las bases de la creación de la Segunda República en 1948 y las garantías sociales, que de sociales y garantías ya no tienen mucho.
Así que en el último tiempo ha surgido un despertar crítico-social por un sector de la población conformado por intelectuales y también ex-políticos desencantados con el mercantilismo imperante, que tiene secuestrado a una parte de la Asamblea Legislativa. Por lo que proponen convocar a una nueva Constituyente pero no de corte venezolano, ya que en Costa Rica la Social-Democracia es muy fuerte.
Sino más bien lograr una Carta Magna que se ajuste a los nuevos requerimientos histórico-sociales que embargan al Mundo entero y, que deben considerarse frente a nuevas coyunturas que están sustituyendo a pasos agigantados, una estructura político y económica que se encuentra no solo obsoleta, sino además de corte muy conservador, frente a los avances en ciencia y tecnología junto con derechos humanos.
La cual está siendo impulsada por el Doctor Alex Solís Fallas, como una nueva constituyente que ayudaría al país a paliar una parte de la crisis que embarga a esta Nación Centroamericana, que debe dar un salto cualitativo en pro de todos los costarricenses y las futuras generaciones. Y donde el Estado no sea un Estado opresor y obstaculizador del desarrollo nacional e internacional de todos sus habitantes.
(Especial para el Diario Judío.com de México.)
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