Pablo, psicólogo de 50 años, quería una sesión de GIM (técnica terapéutica que utiliza la música evocando imágenes) ya que se sentía estancado en su vida. Aunque tuvo una niñez sana con un padre presente emocionalmente y una madre siempre presente que le cubría sus necesidades básicas, sentía que algo le faltaba, que algo estaba bloqueado dentro de él.
Le era difícil discernir su bloqueo ya que sentía que la vida lo había llenado de bendiciones, de una bella familia y de amistades, sin embargo, a sus emociones les hacía falta color.
Al comenzar la música Pablo sintió miedo de no poder encontrar ese bloqueo y por ende no poder llegar a sentir con mas intensidad en su vida. Comenzó a surgir la tristeza y a escuchar que la música le decía que era un camino largo pero tenía que hacerlo.
Le llegó la imagen de un corazón azul, no se sentía a gusto con ese corazón que además era frío y estaba cubierto de hielo. Aunque la música intentaba derretir el azul, no lo lograba por completo. Al preguntarle desde cuando estaba así su corazón, Pablo contestó inmediatamente que desde los 6 años. En ese momento le llegó la imagen de una foto de él a esa edad con su hermano y su padre sonriendo, los tres estaban felices. Pablo no entendía la relación de esa foto con el hielo en su corazón.
Pero todo cayó en su lugar y comprendió que lo que faltaba en esa foto era su madre. Pablo comenzó a llorar intensamente y sentir un dolor profundo al realizar que su madre no había estado presente emocionalmente en su niñez, no porque ella no lo hubiera querido sino porque ella misma llevó una vida difícil que no le permitió abrir su corazón por miedo a ser lastimada. Pablo lloró por él, pero sobre todo, lloró por su madre, sintió el profundo dolor que ella sentía y realizó que el corazón azul y frío era una protección que adquirió en su niñez ya que era un niño muy sensible y en ese momento no podía manejar el dolor que percibía de su madre.
Al hacer concientes, comprender e integrar estos sentimientos e imágenes, apareció el corazón azul despidiéndose de Pablo y diciéndole que su misión con él había terminado, dejando paso a un corazón rojo lleno de pasión. También le llegó la imagen de su madre cuando era joven sonriéndole, recuperando así la imagen del lado alegre y tierno de ella.
La sesión con Pablo nos muestra que nuestro presente esta influenciado por nuestro pasado, que aunque no hayamos sufrido abusos o abandonos en nuestra niñez, en esa etapa captamos emociones que a lo mejor no son comprensibles o manejables para nosotros y que de alguna manera nos protegemos. Lo que nos ayudó a sobrellevar cosas difíciles en nuestra infancia, en nuestra vida adulta nos pueden estorbar. Que para estar mejor hay que poner atención a nuestra vida, dar un nuevo paso y seguir en nuestro desarrollo personal para vivir plenamente.
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