Concertista brillante, compositor esmerado, vivió desilusiones, incertidumbres, persecuciones, violencia, en una lucha constante por sobrevivir, pudo expresarlo en su música y descubrir un humanismo muy particular que emociona a quienes escuchan su música y perciben un mejor camino de paz y harmonía.
Nació en Varsovia el 8 de diciembre de 1919, su padre era compositor y director musical del teatro en idish; cuando su hijo cumplió diez años lo llevo a tocar el piano en el teatro, creció acompañado por la música judía tradicional y litúrgica y lo acompañaría siempre; su madre huyo de Odessa y el antisemitismo, llego a Polonia y se hizo actriz.
El nombre de su hijo paso por una confusión de idiomas y ortografías, en idish se llamaba Moishe, con el tiempo opto por la versión Mieczyslaw y su apellido en la versión occidental: Weinberg, para sus allegados era Matek.
Mieczyslaw Weinberg estudio en el Conservatorio de Varsovia y se graduó en 1939, era un pianista que podría haber llegado a la cumbre de los virtuosos, pero la II Guerra Mundial cambio sus proyectos y salio caminando rumbo a la Unión Soviética. Vivir en Rusia significo una forma distinta, pero muy real, de amenaza y discriminación bajo Stalin. Sus padres y su hermana menor se quedaron atrás y fueron asesinados por los nazis en el Holocausto.
Mieczyslaw llego a Minsk en 1940. Por primera vez estudio composición en el Conservatorio con Rimsky-Korsakow. Un día después de su graduación llegaron los nazis a la ciudad y fue evacuado a Tashkent donde encontró trabajo como compositor para la Casa de la Opera.
Allí conoció a la que sería su esposa y a Dimitri Shostakovich, quien, motivado por un amigo examino una de sus sinfonías, Shostakovich, profundamente impresionado por el trabajo del joven compositor lo convenció de que debía viajar a Moscú; organizo su viaje y logro recibir un permiso especial para Weinberg autorizándolo a vivir en la capital algo extraordinario en esa época. La relación de amistad profunda entre los dos músicos duraría toda su vida y más allá en la devoción de la esposa de Shostakovich, este describió a Weimberg diciendo es: “el compositor más sobresaliente del presente,” y Weinberg muy impresionado por Shostakovich, dijo que conocerlo fue: “Como si hubiera nacido nuevamente.” Llegaron a tocar juntos e influyeron recíprocamente en su música, el concierto de Shostakovich dedicado a Weinberg se inspiró en la séptima sinfonía de este.
Weinberg llego a Moscú en 1943 y allí vivió hasta su muerte el 26 de febrero de 1996.
Los últimos tres años de su vida los paso en su casa, enfermo, pero no dejo de componer, antes de morir se convirtió al cristianismo ortodoxo.
Las composiciones de Weinberg fueron casi ignoradas por el mundo musical soviético y se mantenía componiendo música para teatro, circo, cine,
Las purgas antisemitas de 1948 por “cosmopolitanismo y formalismo” no tocaron a Weinberg o su obra, pero en febrero de 1953 fue acusado, arrestado e interrogado por conspirar para establecer una república judía en Crimea. Aunque era una acusacion absurda conllevaba la pena de muerte.
Su esposa temia ser arrestada y le dio una carta poder a la mujer de Shostakovich en favor de su hija Vitosha de siete años. Irina acepto cariñosamente, Dimitri Shostakovich, valiente y arriesgadamente, les escribió a Stalin y Beria afirmando la inocencia de Weinberg, La muerte de Stalin un mes más tarde termino el caso y Weinberg fue rehabilitado oficialmente y liberado; la vivencia de odio y racismo forman parte de su música.
En la década de los años 60 su música empezó a ser aceptada y admirada por artistas reconocidos como Rostropovich, Oistrak, Korda, sus obras fueron llenando las salas de conciertos, más solo era conocida en Rusia, la Cortina de Hierro ahogaba los sonidos.
La historia abrió las puertas y en los últimos años su música ha encontrado un número creciente de entusiastas y se han hecho numerosas grabaciones. Los comentaristas especializados han dicho que los músicos más grandes del siglo pasado son Prokofief, Shostakovich y Weinberg.
La oscuridad de los temas de Weinberg sirve de fondo al encuentro de paz por catarsis, este deseo de harmonía informa su estilo contempla los horrores de la represión, el sufrimiento de los judíos y, en particular, la perdida de niños, dijo: “Muchas de mis obras se relacionan con el tema de la guerra, eso, alas, no fue mi selección, fue dictado por mi destino, por el trágico destino de mis familiares. Pienso que es mi deber moral escribir sobre la guerra, sobre los horrores que abrumaron al género humano en nuestro siglo”.
Escribió más de 150 obras, su sinfonía # 21: “Kadish” está dedicada a la memoria de los judíos que murieron en el Ghetto de Varsovia. Dono la partitura manuscrita de la sinfonía a Yad Vashem.
Sus obras tienen a veces humor, ironía y, en sus sinfonías, severidad y propósito, pero raras veces ahogan un sentimiento de aceptación humana y gratitud.
La ópera “El Pasajero”, cuyo tema es el encuentro de un sobreviviente de Auschwitz y su vigilante nazi, fue presentada completa por primera vez en 2010 en Austria y fue calificada como una obra que merece ser consagrada póstumamente en el canon musical del siglo XX.
Ahora, la sociedad internacional Mieczyslaw Weinberg, fundada en 2015 por el director Sanderling y el violinista Roth, bajo la presidencia honoraria de Irina Shostakovich, viuda de Dimitri, se dedica a presentar premieres de sus obras en el occidente, a hacer grabaciones con la esperanza de crear el ámbito internacional que el público se merece, Sanderling destaca una “forma de objetividad” en la penúltima sinfonía que Weinberg escribió, pero no orquestó, incluye momentos extraordinarios con una soprano que vocaliza un eco a un solo de flauta sobre un fondo de cuerdas. El director determino que “La vocalización sin texto tal vez dice más que un texto” asociando el pasaje con “el recuerdo de una juventud sin preocupaciones o una niñez que llego a su fin violentamente. Cuando la soprano aparece por última vez, ya no es la vida, está más allá.”
Shostakovich la llamo: “Obra maestra perfecta…cuyo formato espiritual y humanismo impresiona al oyente sin falla.”
La última opera de Weinberg, “El Idiota” revela al compositor en la cúspide de su fuerza teatral, fue calificada como “intensidad hipnotizante”.
Segun Roth, en la música de Weinberg, “cada nota es auténtica, eso es lo que distingue un gran compositor de uno bueno.” y sigue luchando por persuadir a otros intérpretes de programar a Weinberg, “La meta de la sociedad es que en diez años la gente reconozca a Weinberg como el mejor compositor del siglo XX, al lado de Shostakocich, Prokofief y Bartok.
Mieczyslaw Weinber vivió el siglo XX y cumplió con el “deber moral de escribir sobre la guerra”. En virtud de su humanismo, dedicación inagotable y excelente técnica en la creación e interpretación musicales, su testimonio es su consagración como uno de los compositores más importantes de ese siglo.
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