Una visita al psicoanalista

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Llegue al consultorio del psicoanalista.

Me sentía intranquilo: que iba a decir con que iba a comenzar…


Se abre la puerta aparece el doctor.

– Ahora platiquemos, cuénteme de usted.
– No hay mucho que decir soy un ser común y corriente
– Ya es un buen principio.

Hablamos de todo y nada.

De pronto el doctor me dice:

– El ser humano es débil y vulnerable, de ahí que sufre, tranquilícese.
– Me siento mal, culpable, infeliz.
– La vida me parece hoy un tortuoso camino a recorrer.

El ser humano es el único ser con capacidad de autodestrucción.
Es en consecuencia, su peor enemigo.
La angustia, el miedo, la ignorancia son solo rivales a vencer.
Y se les puede vencer…
Se les debe vencer.

– Se trata de pensar y sentir apoyado en la salud y el pensamiento positivo en superar esos fantasmas.
– De tener ganas de hacerlo.
– Me acuerdo el caso de uno de mis pacientes: todo le daba miedo, se angustiaba ante los problemas, caía en depresión y se inutilizaba.
– No se daba cuenta de que todo lo que le rodeaba aunque real, Lo veía y lo sentía, anormalmente exagerado en su contra.

* Todo lo que se opone a los designios puros del hombre es irreal tan solo tiene la imaginaria vida que le dan nuestros miedos y nuestra fiebre.

– Si el ser humano se tuviera la suficiente fe, si reconociera su enorme valor, saldría victorioso siempre. Por una razón:
– Nacimos para vencer y hay que hacerlo, es la antesala para acompletarnos como seres que piensan.

– Los escollos que enfrentamos son necesarios nuestro su desarrollo.

– El problema esta en que nos podemos quedar atorados en uno de ellos, y si no se espera, si no se lucha, si no se atreve, se hunde.

De pronto suena el timbre del consultorio…

– Lo siento, es el turno del siguiente paciente, me gustaría que usted lo observara, para que usted vea los síntomas depresivos de derrota que denota el siguiente paciente….
– Le voy a pedir que pase al cuarto contiguo y discretamente sea testigo de la siguiente sesión.

Estoy sorprendido, no se que hacer ni que decir.

Acto seguido paso a la otra habitación dispuesto a ver y oír al siguiente paciente….

Pasan los primeros diez minutos y la otra habitación permanece vacía.

Espero…

Después de casi media hora el doctor abre la puerta.

– Por hoy será todo, lo espero en una semana para la otra sesión.
– Doctor usted me dijo que se trataba de otro paciente, pero no entro nadie en el consultorio.
– Estuvo todo el tiempo cerca de usted, lo que pasa es que usted no lo vio, pero ahí estuvo junto a usted.

Al platicar de nuestros problemas, penas o tristezas en cierta forma nos cambia un poco nuestro interior de tal suerte que en el después ya no somos lo mismo que al principio porque razonamos al respecto.

* Amado Nervo.

Acerca de Nissim Mansur

Industrial y asesor en materia de seguros y fianzas, inicia su actividad periodística hace siete años, principalmente en periódicos y revistas comunitarias judías y en el periódico El Asegurador, en su sección "Vivir seguros".

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