Uno a la Muerte que escribí hace un tiempo. Está en mi libro Voces en el Alba que fue una publicación de varias voces de poetas, entre ellas la mía. Todas del taller de Jenny Asse, mi maestra y amiga.
Uno la invoca y le teme, le da la vuelta y en México, uno se burla, se ríe, le brinda colores a sus muertos, a la muerte. Quizás para alejarla. Uno se sabe mortal y no quiere irse y entonces baila, canta, recita, compone: todo al final es una ofrenda.
Por la vida, queridos, va el poema.
Uno a la Muerte
¡Qué prueba de la existencia
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
-Xavier Villaurrutia-
¡Ah!, muerte, muerte,
te propongo
comenzar con un flirteo
y acabar por desdeñarte.
Desde un diálogo lejano,
pretendernos inventadas,
y en un roce temblorino
iniciar la danza lenta,
muerta.
Ni te abrazo, ni te toco
sólo a ratos te vislumbro
y tu tacto tan ligero,
tan escaso, tan en fuga,
me desmieda un poco,
muerte,
y levanta mi pisada.
Me penetras por instantes
y en un solo tremular
te siento,
muerte.
Invoqué todos tus nombres
con tu erres de morirnos
y tus tes de muertos todos.
Eres siempre enamorada
y fatal insatisfecha, fatua,
muerta.
Ni me matas ni me dejas
y me alivia murmurarte:
al final eres comienzo.
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