Con voz tímida, el pequeño preguntó a su padre: “Papá, ¿cuánto ganas por una hora de trabajo?”. El padre, extrañado, le respondió: “Gano aproximadamente cuatro dólares por hora”.
Sin inmutarse, el niño lo miró fijamente a los ojos y le preguntó: “Papá, ¿podrías prestarme dos dólares?”.
El hombre, desconcertado por la situación, dijo con brusquedad: “¿Para eso querías saber cuánto gano por hora? Vete inmediatamente a la cama. Hace rato que deberías estar durmiendo en lugar de estar aquí molestándome”.
Al cabo de unos minutos el padre reflexionó sobre lo que había ocurrido, así que fue hasta el cuarto del pequeño y con voz muy suave le preguntó: “Escucha, hijo. Aquí tienes los dos dólares que me pediste. ¿Para qué los quieres?”.
El niño extendió los billetes hacia su padre y le preguntó: “Papá, ¿podrás ahora dedicarme media hora de tu vida?”.
Saludos
Shalom! … Buenos días e felicitaciones para este cuentito telegráfico. Digo telegráfico porque aparece un cuento de esta narración muy completo en el libro “… Pequeños cuentos de un caminante Vol. II ” – de Nomís Sìmon el caminante – hace más de 15 años… Hoy está en Amazon como en la editora YADA’ Editrice – . Pero, me parece que eso sea lao oportunidad en que lo más importante seria que Ud. empezara a construir un puentecito llamado Amistad con el autor – que podrían ser más útiles en un intercambio de experiencias de vida. Un cordial abrazo desde Turín – Italia – Umberto Basso / seudonimo de Nomìs Simon…