Estaba pensando…
Primero pensé que…
“La verdad sólo puede confirmarse como tal, sólo tal si es demostra”.
Pero luego comprendí que en las cuestiones de fe no todas se pueden demostrar. Y creo que es muy injusto afirmar por eso que no son verdad. ¿Acaso se puede demostrar con evidencias la existencia de Dios?
Y aunque muchos respondan que sí, ellos mismos saben que para ellos es así y por eso creen poderlo demostrar, pero para los que necesitan pruebas científicas o más evidentes al respecto, es casi imposible demostrarlo. Entonces cambié de parecer y afirmé pues, que
“La verdad en el terreno de lo físico y material puede confirmarse como tal sólo si es demostrable”.
Ya que lo espiritual y en cuestiones de fe no es posible tal afirmación, de lo contrario no sería fe.
La fe es completamente irracional, ya que no es posible demostrarla. Es por eso que justamente se le llama fe, de lo contrario no podría existir un ser pensante que lo niegue. Que sea de día o de noche no es discutible, es demostrable, por lo tanto no puede entrar en creencias en el terreno de la fe.
Entonces volví a cambiar mi frase y ahora dije que
“La verdad en lo terrenal, en lo físico y en lo material, sólo es tal cuando simplemente es verdad”.
Y así es como volví al punto inicial, porque si alguien estando solitario en medio del desierto alejado de todo poblado, donde no existen cámaras ni nada, ahí hace algo o ve algo, no existe manera de comprobarlo, y eso no indica no que no haya sucedido por más increíble que sea. Entonces, para creer en esa afirmación se requiere de algo muy parecido a la fe que no es fe, sino confianza. Y esa confianza se otorga en base al historial, gestos, cualidades y demás señales que cada uno perciba en quien relata la historia. Creer en ese relato no convierte al relato ni al relator en verídico ni en veraz. Así como no creerle no convierte al relato ni al relator en mentira ni en mentiroso. Sino que hace que nosotros tomemos la decisión de creerle o no.
La falta de pruebas no indica la inexistencia ni la mentira, pero las pruebas, si es que existen, sí pueden definir al relato y al relator en verdadero o falso.
Por lo tanto, cuando se afirma algo alegando que existen pruebas evidentes y no se muestran, eso no es falta de pruebas, sino falta de voluntad para mostrarlas. Y, aunque existan y se demuestren lo que se afirma, el hecho de no evidenciarse da a pensar en primera instancia que no son reales o por algún motivo, seguramente nada bueno, no quieran mostrarlas. Nada de eso hace que las afirmaciones sean reales o falsas.
Ahora pasemos al segundo paso: ¿qué pasa cuando se acusa a alguien, se dice tener pruebas en su contra, se lo castiga severamente por tiempo indefinido y jamás se muestran las pruebas que se aseguran existentes? ¿Acaso por eso es verdad o es mentira? Y de ser verdad, ¿es válido el castigo sin mostrar las pruebas que se aseguran existentes o solamente puede aplicarse el castigo luego de la demostración de pruebas? Y de ser así, que solamente podrá aplicarse el castigo luego de la evidencia de pruebas, ¿éstas deben ser mostradas a terceros y con eso alcanza o las debe ver el acusado que niega tal acusación?
Y si el acusado que niega la acusación nunca ha visto las pruebas, está siendo castigado, le aseguran que las pruebas existen, que fueron vistas por otras personas y así y todo es castigado, ¿acaso no merece castigo el que se atrevió a castigar sin demostrar nada al acusado afirmando que existen las pruebas?
¿Acaso puede haber un poder con tamaña malevolencia para actuar de esta manera y personas tan idiotas para permitir que ellos tengan el poder con tanta maldad?
Evidentemente sí.
Todo lo arriba mencionado también aplica cuando se trata de premiar a alguien por algo que no hay pruebas que haya hecho o, que hayan pruebas y no se evidencien o, que se evidencien a personas que no son los premiados, pero a nadie le afecta un premio, un beneficio, en cambio un castigo sí.
Volviendo al caso del acusado, supongamos que hay quienes afirman haber visto las pruebas y tampoco las quieren demostrar ni dar datos al respecto, ¿acaso esto convierte al acusado en inocente? ¡Por supuesto que no! Ya que como hemos dicho el caso del hombre en el desierto, pero tampoco lo convierte en culpable, porque claramente existe la posibilidad que toda la acusación sea falsa.
Y de ser una acusación falsa, de ser que el acusado esté siendo castigado, de ser que se afirma que hay pruebas (aún siendo todo falso), de ser que se afirma que esas pruebas las vieron otras personas (suponiendo que todo sea realmente falso), de ser que se afirma también que esas personas que dicen haber visto las pruebas tampoco quieren hablar y optan por esconder, ¿acaso no merecen castigo? Lógicamente es necesario también mostrar pruebas que afirman que el acusado está siendo castigado injustamente por tal persona que no tiene o no muestra las pruebas.
¡Yo creo que sí, y de los más fuertes y dolorosos, aun siendo que la acusación sea verídica!
Tan sólo por ese comportamiento de torturar mentalmente al acusado, castigándolo de lo que él asegura verdaderamente que esa acusación es falsa. Y no lo asegura para salvarse del castigo, ya que ya está siendo castigado, sino porque realmente afirma que es falso. ¿Entonces, palabra contra palabra se le cree siempre al acusador?
Por supuesto que, sea como sea el caso, verídico o falso, tanto el acusador como el que esconde las evidencias, ambos merecen castigo 100 veces más fuerte que el que está siendo castigado.
Y como lamentablemente estamos bajo las influencias extremistas, tanto de izquierda como de derecha, siempre se le va a creer al que no piensa por cuenta propia y es manipulado pir el estado influenciador, y más aún si es menor, si no tiene dinero, si es de raza negra, si pertenece (o dice pertenecer o autopercibirse) a una minoría.
Como resultado de todas estas aberraciones estamos como estamos: incultos, flojos, víctimas y sumisos. Y el que se atreva a pensar por cuenta propia, sin dejarse someter, será la primera víctima real de esas ideologías que, de progreso no tienen nada.
Y todo esto no termina, sino que continúa en quienes deciden creer en una acusación y actúan en consecuencia. Familiares, amigos y/o conocidos que optan por alejarse o tomar medidas en contra del acusado sin pruebas evidenciadas. Ellos no deben ser castigados, pero con toda seguridad deben ser borrados de la mente del acusado por toda la eternidad.
Hasta ahora me he referido a un tipo de verdad que apunta específicamente a temas de acusación. Pero el concepto verdad es mucho más amplio. Decidí referirme a este punto dado que últimamente, desde que gobiernan las izquierdas y crean ideologías para servir como instrumentos políticos nefastos, este problema se ha visto incrementado con acusaciones falsas, tal como lo hemos visto todos en los medios masivos de comunicación a nivel casi global. Muchas han sido ya las acusaciones falsas que han llevado incluso a suicidios, cuando después de los trágicos desenlaces, la acusadora (generalmente una mujer contra un hombre) sale a reconocer que el “acusado” era inocente, pero actuó así por despecho y bronca, aprovechando los “agujeros legales”.
Esto sucede porque se le hizo creer a la sociedad, a esa parte que prefieren no pensar y ser seres pensados, que la ley, lo legal, es la justicia. Se olvidan que en la Alemania nazi era ley matar judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados. La ley está hecha por personas, la justicia hace a las personas, y esa es la diferencia.
Daré un ejemplo: se alaba mucho a un presidente que ha hecho mucho por su nación, pero no se dice que realmente ha robado tierras para hacer lo que hizo. Y no se dice por dos motivos: no conviene decir que eso que hizo el presidente no fue bueno, porque sería no poder hacer uso de esos beneficios. La ley le otorga derechos al presidente para expropiar propiedad privada cuando el país así lo requiere. Este fue el caso de Porfirio Díaz cuya obra más famosa fue la creación de vías férreas. Lo que se omite decir es que para crear todo eso requirió expropiar propiedad privada. La ley otorga ese derecho modificando la palabra robar por expropiar por necesidad imperante del pueblo. O sea, se permite robar a cierta gente en algunas ocasiones. Yo creo que todo lo que es necesario permitirlo es porque de manera contraria sabemos por justicia, y no por ley, que está prohibido.
Volviendo a la verdad, se dice que no existe la verdad absoluta, que cada uno tiene su verdad y hay que respetarla. En algunas ocasiones se puede dar razón, pero eso no quiere decir que la verdad sea absoluta siempre. Que alguien diga que la Tierra es plana no por eso es una verdad, tampoco es respetable. Con esto no quiero decir que es permitido faltar el respeto ni mucho menos, se debe saber distinguir entre personas e ideas.
¿Entonces qué es la verdad? Todo aquello que pueda demostrarse a excepción de la fe espiritual. E incluyendo a la fe espiritual, no se debe por tal motivo permitirse faltar el respeto ajeno o quitar libertades.
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