EL SENTIMIENTO DE IDENTIDAD EN LOS SOBREVIVIENTES DE LOS CAMPOS DE EXTERMINIO Y EN SUS HIJOS[1]
Dr. Moisés Kijuk
Las situaciones traumáticas, únicas por su intensidad y cualidades, sufridas por los sobrevivientes del Holocausto, han dejado huellas duraderas en el psiquismo de estas víctimas. Es casi unánime la opinión de que las polimorfas manifestaciones observadas en éstos, y agrupadas bajo la denominación «Síndrome del Sobreviviente» por Nicderland (1968), son secuelas tardías de aquellas experiencias.
Dentro de los campos de este síndrome, Niederland describe el tipo especial de relaciones objetales que estos pacientes establecen, señaladas por una nrarcada ambivalencia, inestabilidad y por disturbios permanentes en las mismas.
CASO CLINICO
Las características de las relaciones que los sobrevivientes establecen con sus hijos, han sido descritas por diversos autores, coincidiendo todos ellos en lo esencial: son relaciones donde las propias experiencias de perdidas masivas y sufrimientos intensos contaminan y distorsionan la relación entre estos padres y sus hijos.
En relación con lo expresado hasta aquí, surgen algunas preguntas: ¿cuál es EL límite ternporal para las secuelas tardías del Holocausto? ¿Terminan estas secuelas en los sobrevivientes, o también son los hijos contaminados por las mismas? Y en caso de ser cierto esto ultimo, ¿sería ésta una contaminación indirecta, a raíz de los trastornos psíquicos de los padres, que imposibilitan una buena crianza, de la cual va a depender posteriormente su salud mental, o es también sobre los hijos que e Holocausto ha de proyectar su sombra, quedando grabada de una manera u otra en su psiquismo?
En este trabajo presto atención a algunos aspectos vinculados con el psiquismo de los sobrevivientes y sus hijos, especialmente en lo referente al sentimiento de identidad de los mismos, y enuncio algunas hipótesis que pueden corroborar opiniones ya existentes y al ruísmo tiempo servir de punto de partida para nuevas investigaciones. Para este fin me sirven de fundamento las opiniones de varios autores que han estudiado el tema y mi propia experiencia clínica.
Introducción
Es impresindible conocer las alteraciones psíquicas que padecen las víctimas del Holocausto, para poder, a partir de ésto, estudiar tanto las perturbaciones en sus relaciones con sus hijos, como las posibles alteraciones que estos últimos padecen. Debo aclarar que el termino «sobreviviente» es muy abarcativo, ya que se usa indistintamente para todo aquel que sufrió la persecución nazi, antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Si bien existen muchos rasgos comunes en todos ellos, por las perdidas masivas de sus seres queridos, bienes, lugares de pertenencia, migraciones, etc., es necesario recordar las diferencias que también existen entre ellos., teniendo en cuenta el tipo de persecución sufrida. En el presente trabajo me referiré sólo a los sobrevivientes de campos de exterminio y a los hijos de éstos. Pienso que las conclusiones pueden hacerse extensivas a todos los demás sobrevivicrites sólo en parte. Por conveniencia seguiré usando cl termino «sobreviviente», aunque me refiero sólo a aquellos que atravesaron la experiencia de los campos de exterminio.
El sobreviviente de un campo de exterminio
Kijak y Funtowicz (1981) describieron el «Síndrome del Sobreviviente de situación extrema», que es el obsrtvado en los ex-internados en campos de exterminio. Resumo a continuación sus ideas. Las «situaciones extremas», es decir, aquellas reinantes en este tipo de instituciones, se caracterizan así:
1) Son experiencias totalmente inéditas en la historia personal; 2) son atribuibles a un agente huntano, 3) además inoculan culpa; 4) se orilla el limite mínimo para sobrevivir; 5) se presencian torturas y asesinatos; 6) en general, se es separado de los seres queridos y del hábitat; 7) la situación carece de límite temporal; 8) se sufre una privación completa de derechos y pertenencias; 9) es imposible reaccionar contra el agresor; 10) se manifiestan conductas que no aparecen en situaciones criticas no extremas.
Entre las situaciones extremas predominantes se encuentran el comienzo del cautiverio, la despersonalización, el estupor y el terror. Durante el cautiverio predominan la depresión, los sentimientos de culpa y la apatía.Tras la liberación, hay un período libre de síntomas, hasta que frustraciones de diverso origen desencadenan el «Síndrome del Sobreviviente».
Niederland describe ademas los siguientes sintomas y signos: 1) ansiedad, 2) disturbios de la cognicion y la memoria, 3) estados depresivos crónicos; 4) tendencia al aislamiento; 5) cuadros psicóticos y de apariencia psicótica; 6) alteraciones en el sentimiento de identidad, el esquema corporal y la percepción del tiempo y el espacio; 7) alteraciones psicosomáticas; 8) apariencia Nieaderland 1…..de «cadáver viviente». Menciona asimismo una «triada del sobreviviente» constituida por cefaleas, pesadillas persistentes y depresión crónica.
La psicogénesis de este síndrome suscrita rnucha divergencia y hasta parece desafiar la noción de psicogénesis. La serie disposicional, por ejemplo, jugaría muy poco papel. Sin negar la existencia de fijaciones previas, los síntomas no pueden explicarse sólo por la regresión a una etapa pregenital conflictiva. Para Winnik (1968) un stress psíquico excesivo puede llevar a un severo deterioro de los principales procesos psicobiológicos, y aun causar cambios irreversibles progresivos en el psiquismo. De gran importancia es la alteración permanente que tiene lugar en el Yo, manifiesta a nivel tanto de las funciones como de la economía libidinosa. La dcfusión instintiva da lugar a un predominio de los componentes rnasoquistas. Niederland localiza la atención en la culpa originada en la ambivalencia hacia los seres queridos, intensificada porque éstos no ayudaron al sujeto durante la persecución.
Sin duda, el Síndrome del Sobreviviente tiene algo en común con la melancolía y el sentimiento de culpa inconsciente. La severidad del Superyo y el masoquismo del “Yo” no pueden dejarse de lado, sobre todo en la génesis y el mantenimiento del componente depresivo crónico. Pero sus manifestaciones psicopatológicas y su génesis son muy diferentes. Lo que distingue a este síndrome -además de su constelación sintomática- es: a) el ser desencadenado por una situación traumática inédita (situación extrema) que origina alteraciones psíquicas distintas de las observadas en otros cuadros y b) el ser independiente de la disposición, pues resulta de una regresión forzada a estadíos muy primitivos del psiquismo. Atina Freud (1967) escribe: Potenciahnente, después de las primeras semanas de vida, el niño (…) es constantemente traumatizado, ( …) el Yo está (…) expuesto, sin defensas, a influencias abrumadoras del inundo interno y externo. En condiciones norrnales, es la nradre !a que viene en su avuda v evita una traumatizacion real».
Lorenzer (1968) relacionó la indefensión infantil con la condición extrema prevaleciente en los campos de concentración. Veamos esta relación con cierto detalle. El estado de indefensión del niño es total. Si puede ser sobrellevado es por una conjunción de factores, entre los cuales el papel la madre es primordial. Luego, la maduración del Yo provee otros recursos, y un paulatino sentimiento de confianza le permite enfrentar situaciones traumáticas moderadas. En la autoconfianza confluyen un Yo con funciones más desarrolladas (mejor apreciación de la realidad), un creciente acervo mnémico de experiencias, una ruayor fusión instintiva (la descarga de agresión es más apropiada), los mecanismos de defensa, etc. Las defensas están siempre presentes, deformando el conocimiento de la realidad, para mantener la ilusión de que, al menos en parte, el mundo se ajusta a un modelo infantil idealizado, donde la percepción de la agresividad está mitigada.
Cuanto más intolerable sea la realidad externa, mas arcaicas y masivas serán las defensas. La situación extrema forzaría la regresión para intentar, primero, la reactivación de aquellas defensas utilizadas frente al peligro de traumatirnción primaria. Pero lo abrumador de la situación cxttrema superaría las dcfensas primitivas y destruiría total y definitivamente la confianza que de ella derivaba. También vollveria imposible atenuar la percepción de la agresividad. Algunos opinan que entonces se lharian reales las fantasías terroríficas infantiles. Lo que se hace real es la realidad: una agresividad, propia y ajena, ya sin filtros, sin enmascaramientos defensivos. Las regresiones neuróticas o psicóticas implican la instauración de otras organizaciones, con recursos defensivos eficaces, en algún momento de la evolución, contra la angustia generada por los peligros internos y externos. La regresión del internado en un campo de exterminio es bien diferente. No hay posibilidad objetiva de protegerse de los peligros externos. Utiliza para mantenerse con vida cl remanente de recursos yoicos, así como estrategias aprendidas en estadios mas avanzados. En síntesis, habrian en el primer momento una regresión forzada a estadios muy tempranos, y en el segundo, una «adaptación», mediante recursos yoicos remanenetes. Pero un tercer momento sobreviene tras la liberación: la instauración del Síndrome del Sobreviviente. Demolidas las barreras construidas en los estadios tempranos, no se produce una reconstitución «ad integrum», ni siquiera una parcial.
Lo que hay es una coexistencia simultánea de dos aspectos yoicos: uno que «siguee» en el jampo de exterminio, sin defensas, y otro que, «adaptado» a la nueva realidad, utiliza parcialmente los logros evolutivos, como si pudiera seguir amando, odiando, luclrando, trabajando, haciendo proyectos o enfermándose. El equilibrio entre ambos es altamente inestable. El Yo actual, continuamente invadido por el Yo fijado a la situación extrema, e incapaz de un control exitoso, pone en marclra arcaicos intcnt.os de control (elaboración melancólica, somatización, etc.) para «asimilar» esta (aquella.) sensación «nueva» de verse arrojado a una situación de traumatización primaria, que se reactiva continuamente ante la imposibilidad de atenuar la percepción de la agresividad. Como consecuencia de los arcaicos intentos de control y como formación de compromiso, aparecen la mayor parte d.: los componcntes sintomatológicos del síndrome. El Yo actual, defensivamente, recurre a los puntos de fijación preexistentes, a las identificaciones con seres queridos perdidos, etc. En resumen, casi todos los sintomas observables en el Síndrome del Sobreviviente, los scntirnientos de culpa, las manifestaciones neuróticas, psicóticas, psicosomáticas, o de otra índole, son cl resultado de la búsqueda de nuevas organizaciones por parte del Yo actual (que ahora dispone de mas recursos), ante la inexorable presencia invasora del Yo del campo de exterminio.
Mientras que en todo otro cuadro una frustración actual sirve para reactivar una situación conflictiva infantil, que genera la enfermedad, en el Síndrome del Sobreviviente tanto lo actual como lo infantil son instrumentados por el Yo a los fines de controlar, a través de cursos conocidos, la irrupción de la situación extrema.
[1]Moisés Kijuk. El sentimiento de identidad en los sobrevivientes de los campos de exterminio y en sus hijos.
Continuará…
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El sentimiento de identidad de los hijos de sobrevivientes de campo de exterminio
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La juventudes Hilterianas y los que se atrevieron a rebelarse
la cámara de gas Zyklon B es una gran farsa! Mentira sionista usada x uds brillantemente!
Es diabólicamente genial!
El Holocausto Judío no de debe olvidar.
No se debe olvidar el Holocausto Judío ( Shoah).Israel debe reconocer también el Holocausto Armenio que fue tan abominable como la Shoah.