Violencia extrema en Michoacán ¿Somos Culpables?

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Es lamentable la escalada de violencia que pasa nuestro país y en especial en Michoacán a raíz del narcotráfico. Los noticieros y medios nos colman de notas relacionadas al avance de los grupos de autodefensa en territorio michoacano en su intento de acabar con la actividad criminal de los Caballeros Templarios  lo que ha generado tensión y violencia en Michoacán.  Lo que pasa en ese Estado es un claro ejemplo de la descomposición del tejido social en México y de la nula capacidad del Gobierno por mantener el orden. Ya lo decía Max Weber, El Estado es el único ente facultado para tener el monopolio del poder y uso de la fuerza para mantener el orden. Sólo en México el crimen está organizado y el gobierno está en pleno desorden y entropía, lo que se refleja en la ingobernabilidad manifiesta de Michoacán.

Hace unos días escuché a un comentarista británico (con el cual concuerdo) diciendo que los carteles mexicanos son igual o peor de violentos que los movimientos extremistas Islámicos como Hamás, Hezbolah, AL Shabab, y hasta Al- Qaeda y que estos carteles también tienen que ser considerados como grupos armados terroristas, postulado con el cual concuerdo sin titubeos. La extrema violencia de los grupos de narcotráfico ( y sus enfrentamientos con las fuerzas armadas y federales)  han causado miles de muertos en los últimos 7 años. México parece ser un estado ya incapaz, torpe e inhábil para garantizar como debe ser a un Estado de Derecho (Justicia, Leyes, Justicia e Instituciones) debido a sus débiles instituciones e incapaces gobernantes. (¿Y por qué no? También de una sociedad civil sumisa y callada).

Michoacán es un coctel de cosas denegaciones; Crimen organizado enriquecido y con un sistema fiscal perfecto basado en amenazas y extorsiones, instituciones fallidas, políticos ineptos y mezclados con carteles de droga ( Cocoa Calderón por ejemplo), y aunque no se revele a los medios, una desbaratamiento del tejido social (familias divididas, adicciones, violencia en el hogar, desempleo juvenil, carencia de infraestructura, salarios obsoletos, nulo acceso a la educación, y mejor ni le sigo (sic.) , una población desprotegida y desorienta que fue forzada a tomar el control de municipios enteros


La perspectiva judía nos dice que cada persona debe colocarse sus propios límites para no llegar a provocar sufrimiento a nadie en el mundo. Debemos cuidarnos de que no provocarle al prójimo ni siquiera el sufrimiento más pequeño. ¿Hasta qué punto somos culpables de lo que pasa con la violencia en México?, quizá si seamos culpables. Tenemos que hacer un ejercicio mínimo de reflexión y honestidad pero con un enorme peso en lo que está pasando. ¿Cuántas veces nosotros, un amigo, un familiar o un conocido hemos consumido alguna droga ilegal? ¿Un indefenso cigarro de mariguana? La respuesta y reflexión es personal, las consecuencias son para todos. Cada vez que consumimos sustancias ilícitas SOMOS CULPABLES de la violencia en México y no sólo en Michoacán, pues fomentamos su comercio, un comercio lleno de sangre y violencia.  México no sólo es productor de drogas, ya somos un país consumista.

Michoacán es un territorio vulnerable y amenazado, el  problema va más allá de las armas y violencia pues refleja un colapso del gobierno y de nosotros como sociedad. Esperemos, trabajemos  y hagamos Tefilá par que este fenómeno no se refleje en más Estados vulnerables (Ojo con  Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, Coahuila, Nuevo León, Morelos, Sinaloa). Esto puede ser el preámbulo de un conflicto de violencia extrema en México. Una guerra civil de frente, total, violenta, dirigida e imparable. Esperemos nunca oír: “Es más seguro vivir en Siria que en Apatzingán”

 

Shaalu Shalom México!

Acerca de Luis Gerardo Cervantes-Cohen Luviano

Internacionalista y Politólogo. Máster en Protocolo, Negociación y Relaciones Internacionales. Madrij, Tikkun Olam y Bikur Jolim por la Comunidad Sefaradí en Brooklyn, NYC.

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