Walter Benjamin, escritor revolucionario

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Walter Benjamin (Pseudónimo: Benedix Schönflies, Detlef Holz) (Berlín, 15 de julio de 1892 – Portbou, 27 de septiembre de 1940) fue un filósofo, crítico literario, crítico social, traductor, locutor de radio y ensayista alemán. Su pensamiento recoge elementos del Idealismo alemán o el Romanticismo, del materialismo histórico y del misticismo judío que le permitirán hacer contribuciones perdurables e influyentes en la teoría estética y el Marxismo occidental. Su pensamiento se asocia con la Escuela de Frankfurt.

Datos biográficos y pensamiento

Walter Benjamin fue un hijo en una familia de la burguesía más acomodada de negocios asimilados judíos ashkenazíes en el Berlín del Imperio Alemán (1871-1918). El patriarca, Emil Benjamin, era un banquero de París, que se trasladó de Francia a Alemania, donde trabajó como comerciante de antigüedades de Berlín; más tarde se casó con Pauline Schönflies. Él mismo, en sus reflexiones, recuerda con ternura los cuentos que le contaba su madre, los cuales le sirvieron como base para una de sus teorías: «el poder de la narración y de la palabra sobre el cuerpo». Reflexionó sobre la relación que los cuentos establecían entre la tradición y la actualidad.

Se adhirió a la más radical de la juventud, era partidario de la revolución cultural de Alemania, pero rechazó la enseñanza universitaria. Se acercó a Kant, y a Hegel. En 1912 hizo conciencia de que era judío porque se sintió marginado y rechazado en la universidad, a pesar de lo cual Gershom Scholem le invitó a meditar sobre el movimiento sionista, aunque él lo rechazó. A partir de este momento, el mesianismo le persiguió. En 1914 se presentó voluntario para ir a la guerra, pero dio marcha atrás porque dos amigos suyos se suicidaron. En sus años universitarios tuvo el valor de impugnar el origen teórico del formalismo (Wölffin). Escribió sobre su preocupación por el lenguaje como pieza clave de la vida. «El hombre se comunica en el lenguaje, no por el lenguaje».


En 1917 se casó con Dora Pollack y tuvieron un hijo, Stefan Raphaël (1918-1972). Buscó un tema para su tesis, y lo encontró en la filosofía de Kant y Platón. Como resultado de sus estudios, enunció el concepto de crítica de arte en el romanticismo alemán. Además intentó fundar una revista, pero fracasó. En este periodo también escribió un texto en el que analizaba el concepto de «mito», e inició una relación con la directora de teatro Asja Lācis.

Cuadro de Paul Klee (1920), Angelus Novus. Benjamin se inspiraría en él para su tesis sobre "el ángel de la historia".
Cuadro de Paul Klee (1920), Angelus Novus. Benjamin se inspiraría en él para su tesis sobre “el ángel de la historia”.

Quiso entrar como profesor en la universidad, pero lo rechazaron por ser judío. Escribió El origen del drama barroco alemán, donde trabajó el concepto de «alegoría»; con él, dejó en evidencia su concepción mesiánica de la vida.

En esta etapa abrazó el materialismo y apartó todo lo demás, y aquí afirmó su posición ante las tendencias del momento: jamás militaría en el sionismo ni en el comunismo ni en el fascismo. Para él, la salvación de la humanidad está ligada a la salvación de la naturaleza. Quedó fascinado con las obras de Marcel Proust y Charles Baudelaire, observadores natos de la vida. En 1926 murió su padre y entonces partió a Moscú, donde escribió un diario y confirmó su teoría sobre las tendencias políticas, lo cual provocó que se aislara por completo. En el 29 rompió su relación con Asja y un año después murió su madre: se vio obligado a hipotecar su herencia para pagar las exigencias de su mujer. Fue una etapa difícil, pero su romanticismo le hizo pensar que era el inicio de una nueva vida.

Criticó sin piedad a Hitler, la teoría fascista y también a la izquierda. Intentó conciliar el marxismo y el judaísmo. En el 30 consiguió reunir su biblioteca y en 1931 experimentó con el hachís; inspirado en el texto “hachís” de Charles Baudelaire, escribió sobre un club del siglo XIX en el que se reunía para consumirlo.

En 1932, durante la crisis anterior a la asunción al poderde Hitler, Walter Benjamin fue a la isla española de Ibiza durante algunos meses. Luego se trasladó a Niza, donde se consideró suicidarse, alercibir la importancia socio-política y cultural del incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933), como la asunción nazi de facto de todo el poder en Alemania. Por la posterior persecución de los judios y de los marxistas, se trasladó a París, pero, antes de hacerlo, buscó refugio en Svendborg, en la casa de Bertold Brecht y en Sanremo, donde vivía su ex esposa Dora. Escribió a Scholem sobre una fatiga infinita que le invadía.

Ya no volvió nunca más a Berlín, ya que el fascismo se lo impedía. Tuvo la necesidad de vincularse a algo para que lo mantuviera, así que buscó el apoyo de Adorno y Horkheimer. Este último le acusó de no ser un buen materialista. Benjamin malvivía con lo que cobraba de esta escuela, por lo que decidió no salir de casa y se aisló social y físicamente. También se vinculó al círculo de Georges Bataille.

Placa memoria en donde vivía Walter Benjamin en Ibiza.
Placa memoria en donde vivía Walter Benjamin en Ibiza.

Los paisajes parisinos son una nueva teorización de la historia moderna. Las condiciones de su existencia empeoraban cada vez más. Estaba muy enfermo y en su último texto expresó su esperanza más escatológica: «Ha desaparecido toda desesperación; el pensamiento religioso y político» se funden en uno solo. El 14 de junio de 1940, tras la ocupación de la ciudad por las tropas nazis, huyó de París.

Escuela de Frankfurt

Estrecho colaborador de la Escuela de Frankfurt —a la que sin embargo nunca estuvo directamente asociado—, adaptó su temprana vocación por el misticismo al materialismo histórico, al que se volcó en sus últimos años, aportando una visión única en la filosofía marxista. Como erudito literario, se caracterizó por sus traducciones de Marcel Proust y Charles Baudelaire. Su ensayo La labor del traductor es uno de los textos teóricos más célebres y respetados sobre la actividad literaria de la traducción.

Benjamin mantuvo una extensa correspondencia con Theodor Adorno y con Bertolt Brecht y ocasionalmente recibió financiación de la Escuela de Frankfurt bajo la dirección de Theodor Adorno y Max Horkheimer. Las influencias competitivas del marxismo de Brecht (en menor medida la teoría crítica de Adorno) y el misticismo judío de su amigo Gershom Scholem fueron centrales en el trabajo de Benjamin, aunque nunca logró resolver sus diferencias completamente. Las Tesis sobre la filosofía de la historia, uno de los últimos textos de Benjamin, fue lo más cercano a tal síntesis, que junto con los ensayos La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica y Para una crítica de la violencia, son sus textos más leídos.

Crítica literaria

Entre sus obras más importantes como crítico literario están los ensayos sobre la novela de Goethe titulada Las afinidades electivas, sobre la obra de Franz Kafka y Karl Kraus, la teoría de la traducción, las historias de Nikolai Leskov, la obra de Marcel Proust y, quizás lo más importante, la poesía de Charles Baudelaire. También hizo importantes traducciones al alemán de la Tableaux Parisiens de Baudelaire (Les Fleurs du mal) y las partes iniciales de la novela À la recherche du temps perdu de Marcel Proust, con su amigo Franz Hessel.

Su vuelta al marxismo en la década de 1930 se debió en parte a la influencia de Bertolt Brecht, cuya crítica marxista a la estética le permitirá desarrollar el teatro épico y su ‘efecto de distanciamiento o (Verfremdungseffekt) (efecto de extrañamiento o alienación). Su amigo Gershom Scholem, fundador del estudio académico de la Cabalá y misticismo judío, tuvo gran influencia en Benjamin.

Influenciado por el antropólogo suizo Johann Jakob Bachofen (1815-1887), Benjamin acuñó el término “percepción aura”, que denota la facultad estética mediante la cual la civilización puede recuperar una apreciación del mito. El trabajo de Benjamin se cita a menudo en los estudios académicos y literarios, especialmente los ensayos “La tarea del traductor” (1923) y “La obra de arte en la era de la reproducción técnica “(1936).

Suicidio en Portbou

Walter Benjamin murió el 26 o 27 de septiembre de 1940 en Portbou, (España), tras ingerir una dosis letal de morfina en un hotel de la localidad fronteriza pirenaica, después de que el grupo de refugiados judíos que integraba fuera interceptado por la policía española cuando intentaba salir de Francia sin la visa requerida. Su amigo Theodor Adorno le había ayudado a obtener las visas de tránsito en España y de entrada en Estados Unidos, donde le esperaba, pero el filósofo carecía del permiso francés de salida del país galo. A pesar de que otros compañeros de viaje en sus mismas circunstancias, como la fotógrafa Henny Gurland futura esposa de Erich Fromm y su hijo, Carina Birman y Sophie Lipmann, consiguieron finalmente pasar por España y llegar a Lisboa, Benjamin no quiso esperar ante el temor de tener que volver a Francia y caer en manos de la Gestapo, por lo que decidió acabar con su vida. La restricción a las visas obtenidas en Marsella sin visado de salida, como la que Benjamin poseía, fue levantada por las autoridades españolas pocos días después.

Monumento a Walter Benjamin en Portbou.
Monumento a Walter Benjamin en Portbou.

Sus compañeros de viaje pagaron el alquiler del nicho 563 por cinco años, donde descansaron los restos del filósofo hasta que fueron trasladados al osario del cementerio. En el certificado de defunción figura el nombre de Benjamín Walter, fallecido a causa de un aneurisma cerebral, lo que según Linhard posibilitó que un cementerio católico acogiese los restos del pensador germano, evitando complicaciones burocráticas. En el camposanto de Portbou hay un monumento en memoria del filósofo.

El documental Quién mató a Walter Benjamin…, de David Mauas, es una reflexión sobre la historia y su discurso. En palabras del mismo director: “el film antepone un interrogante como si de aquel ‘cepillo a contrapelo de la historia’ se tratase, proponiendo una construcción benjaminiana sobre la misma muerte del pensador, articulando en su propia narrativa los problemas derivados del discurso histórico y su construcción”. El film pone en duda la teoría del suicidio y la documentación existente, además de iluminar una situación de frontera, dando voz a los ‘anónimos’ de la historia, inspirándose en la conocida máxima benjaminiana.

Por otro lado, un artículo de Stuart Jeffries, titulado «Did Stalin Killers liquidate Walter Benjamin?» (The Observer, 8 de julio de 2003), afirma que Benjamin no se suicidó, sino que fue asesinado por agentes secretos estalinistas. Se ha llegado a afirmar que no se tienen pruebas de que realmente fuera un suicidio, y hasta que se estaba administrando morfina y los médicos que lo atendieron supusieron que un exceso del narcótico pudo haber acabado con su vida.

Según su biógrafo Bruno Tackels, Benjamin dejó en la habitación donde terminó su vida una nota dirigida a Henny Gurland que decía:

En una situación sin salida, no tengo otra elección que la de terminar. Es en un pequeño pueblo situado en los Pirineos, en el que nadie me conoce, donde mi vida va a acabarse. Le ruego que transmita mis pensamientos a mi amigo Adorno y que le explique la situación a la cual me he visto conducido. No dispongo de tiempo suficiente para escribir todas las cartas que habría deseado escribir.

 

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