En 1969 sucedían muchas cosas. Desde The Doors hasta The Beatles. La juventud jipi encontraba en la rebeldía una forma de vida. Pero no todo se trataba de vivir en comunas y no bañarse durante días, no todo se trataba de escuchar a Bob Dylan y viajar con su poesía hecha música. En 1969 pasaban muchas cosas.
Dentro de todas esas muchas cosas que pasaban en un mundo con su atención puesta en revueltas juveniles, clavada en colores como el rojo, impregnada de humo y de glamour, existía un hombre que de una u otra forma revivía al dada. Daba un toque artístico a la cultura popular de su tiempo, al cine, al rock, a las galerías y a las fiestas. Intentaba, también, escribir y acercar a los poetas con los músicos, con las modelos y los diseñadores de moda más afamados. Intentaba unir la cultura elitista y popular. Llenarla de vanguardia y de color. A ese hombre le decían Andy Warhol. Y su famosa Factory era el lugar más exclusivo en la escena de arte norteamericana en ese momento.
En 1969 pasaban muchas cosas, y una de ellas era la revista Interview: un formato especial con particular importancia en el contenido. Pero demasiada importancia en los anunciantes. La revista hip. La revista del momento, la crema y nata del mundo de los artistas, del mundo de una alta sociedad que se rebelaba contra la alta sociedad. Y todo estaba ahí, en el diseño cuidado por Warhol, en su innovación estética y visual. Pero sobre todo, en su contenido literario en contraste con sus anuncios de moda. La espina dorsal de esta revista era su entrevista. Un personaje en cada edición, hablando como era, sin esconderse, sin restricciones o censura. Muy al estilo de Warhol. Muy al estilo selectivo de una época que tenía que luchar. Que se encontraba descubriendo todo el tiempo. Una época de la historia marcada por la juventud. La revista Interview lo tenía todo. Era el ícono del arte y la vanguardia de una época.
Los cambios tecnológicos que vivimos en la segunda década de los dosmiles son los más representativos desde la invención de la imprenta. Quizá más que la misma aparición de la imprenta. Y nosotros estamos aquí. Los cambios sociales se mueven vertiginosamente. El arte presenta una nueva cara. Un nuevo océano en el que navega sin control. El arte se reproduce en cada rincón. La moda es universal, las imágenes están llenas de esperanza y de dolor al mismo tiempo. La edición de la verdad logra hacer más agradable el significado de la fotografía. Cada vez hay menos filtros, menos líderes de opinión y menos Warhols.
Cada instante de la nueva era nos convierte en más dueños de nuestro propio criterio. Todo pulverizado, nada absoluto. Decidimos qué comprar porque podemos comprar cualquier cosa, decidimos qué vestir, qué leer, sabemos qué está exhibido en cada museo importante del mundo. Conocemos más intimidades que máscaras de la gente de la farándula. Nacen personajes famosos cuya fama muere en semanas. Todo está en todas partes, alcanzable con un clic.
¿Si Warhol viviera, Interview sería un blog? ¿Hubiese revolucionado al arte en la era de la web?
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