CADIS, Centro de Atención y Desarrollo Integral Sefaradí, ofrece un espacio para trabajar temas que interesen a la comunidad, mismos que serán de utilidad para la mejor integración de la familia y un óptimo desarrollo personal. Terapia individual para adolescentes y adultos, terapia para niños, conferencias, talleres y cursos son impartidos por profesionistas en la materia.
Entre otros, un tema de gran importancia es el relacionado con la crisis de la edad intermedia. Es por ello que se impartirá el curso: “Y después de los 50s. ¿Qué? “, por la Dra. Guitl Steimberg de Rish, Psicoanalista y Psicóloga clínica, que además de su experiencia en psicoterapia y psicoanálisis, ha trabajado con grupos de estudio en éstos temas. En éste curso, se tratarán temas como la menopausia y las pérdidas correspondientes a éste ciclo de vida. En la medida en que se tenga más información sobre el tema, podrán aclararse dudas y mitos que han rodeado a la mujer en éste periodo de la vida.
Psic. Guitl Steimberg de Rish.
“La mujer menopáusica es prisionera de un estereotipo y no podrá escapar de él si no empieza por describir ella misma lo que le ocurre”. Germaine Greer.
Cuando hablamos de la crisis de la edad intermedia, nos referimos a un periodo de la vida donde, la mujer comienza a pasar por una serie de cambios que la llevan a sentir conflictos con su identidad y dolor por las pérdidas.
Sin embargo, podría considerarse también, como un periodo de reubicación, donde a pesar de haber perdido la juventud, la capacidad de procreación, la pérdida del rol materno -a medida que los hijos se alejan- y quizá también, la pérdida del rol de esposa cuando el marido muere o se presenta un divorcio, es también la oportunidad de reflexionar y no pensar que la mediana edad, es sinónimo de “final”, con la idea de que la parte más importante de la vida de la mujer está terminada.
Puede ser la oportunidad para poder disponer del tiempo que anteriormente se destinaba a la familia, y dejar de valorar las cualidades más importantes para la sociedad, tales como la belleza física y la fertilidad.
Se ha considerado siempre el papel de la mujer con su rol reproductor, y en el ámbito doméstico, criando a sus hijos y atendiendo el hogar.
Ante éste nuevo cambio del ciclo vital, las mujeres se ven envueltas en fuertes depresiones debido a las pérdidas de lo que habitualmente estaban acostumbradas. Además, ante una situación de cambio, el aparato psíquico entra en crisis, se experimenta angustia y duda con respecto a si se podrá adaptar a una nueva forma de vida.
Para muchas mujeres el “ser diferente”, las lleva a sentir dolor y miedo a lo desconocido. Sin embargo, podría implicar otras posibilidades. Un juicio crítico, donde la crisis podría llevarles a cambios positivos, de crecimiento, autonomía, autoconfianza, sentimientos de creciente libertad interior y de creatividad.
“La menopausia es la terminación del ciclo menstrual, lo que resulta a partir de la carencia de estrógenos. Es ésta una hormona que le permite a la niña pasar a la adolescencia y tener aptitud fertilizante, y a la mujer adulta, entrar en el cese de la capacidad reproductiva, síntomas psicosomáticos tales como acaloramiento súbito o sofocación debido al cambio hormonal enunciado”. Carreño.
También se presentan: desasosiego, intolerancia, irritabilidad, estados de depresión acompañados del sentimiento de pérdida, extrañamiento frente a los cambios corporales.
Benedek sostiene que “la reacción de cada mujer frente a su menopausia, está determinada por su historia individual y por la reacción que el entorno social observa frente a la mujer madura”.
Langer comenta que “la mujer que concentró todo su interés en el culto de sus atractivos físicos y la conquista del hombre, es la que generalmente sufre más por el advenimiento de la vejez”.
Sin embargo, podemos concluir que “otra menopausia es posible”. Oponiéndonos al discurso social corriente de “mujer menopáusica = enferma, vieja, minusválida, acabada, problemática” Collin.
Después de los 50´s, la vida puede brindarnos grandes y nuevas alternativas. Pero está en nosotras trabajar para acceder a ellas.
Ejercicio, cuidar la alimentación, control médico, terapia restitutiva hormonal o una alternativa pseudohormonal, valorar éste periodo de la vida, aceptarnos, gustarnos más, hacer las cosas que por ponernos en segundo plano (ya que antes estaban primero los hijos y el marido) y que tuvimos que dejar de hacer y ahora tenemos tiempo para llevarlas a cabo, valorar la vida, la familia, los nietos, y tantas otras cosas que nos permitirán un camino mejor hacia los cambios.
Cuando esto no sea posible, debido en parte a la personalidad, el entorno y el pasado, buscar la ayuda psicológica que nos permitirá describir lo que nos ocurre y la posibilidad de elaborar las pérdidas, buscando nuevos sustitutos que nos lleven a manejar de una mejor manera éste periodo.
“Los síntomas se toleran mejor, cuando se dispone de una explicación para ellos”. Creer.
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