Soy árabe de familia musulmana, aunque no creyente. Me defino a mí misma como israelí y me duele lo que pasa en el país. Me cuido de hablar en nombre de otros, pero yo sé que la mayoría de los árabes israelíes, que son moderados o callados, están de acuerdo conmigo: ¡no hay que dar lugar a violencia!
Los que realizaron los disturbios deben de ser juzgados y llevados a la cárcel. Son una minoría marginal y no representan a la mayoría de la sociedad árabe– Los árabes israelíes quieren, sobre todo, ser parte de la sociedad e integrarse.
Hablaré solo en mi nombre. Si bien hay cuestiones que mejorar en la vida de los árabes israelíes, la finalidad de este post-artículo es concentrarse en lo positivo y diseminarse.
Quiero compartir la causa de mi gran amor por Israel
Israel es para mí el lugar que me dio igualdad de derechos como mujer, la oportunidad de tener un buen futuro. Vengo de una familia beduina y pienso que, si no se hubiera fundado el Estado de Israel, lo más probable sería que yo fuera analfabeta, una pastora de ovejas en el Galil, y me hubieran casado por shidúj con un primo. Esta era la vida de mi madre, quien se rebeló y logró huir con el apoyo del Estado, y así, con gran energía, ella pudo criar a sus hijos en forma ejemplar.
Hoy en día, yo tengo un título Master de la Universidad de Stanford, trabajo en alta tecnología, estoy casada con un hombre judío al que quiero mucho y tenemos dos hijos encantadores. Todo fue logrado con trabajo duro, pero fue Israel el que me dio la posibilidad.
Gracias Israel por la Ley de Educación Obligatoria que obligó a mis padres permitir a las niñas salir a estudiar.
Gracias por las escuelas, las universidades, gracias por la policía, los juzgados y los servicios sociales, ¡que gracias a ellos las mujeres pueden atreverse a vivir!
Gracias al seguro social que permite a parte de las familias a mantenerse económicamente.
Gracias por la medicina avanzada y por los hospitales
Gracias por la infraestructura de carreteras, agua y electricidad. Mi madre, cuando era niña, caminaba kilómetros, guiando un burro, para traer agua. Nada era sobre entendido.
Gracias por la DEMOCRACIA que nos permite oír nuestras voces.
Gracias por el desarrollo económico que nos permite aportar en alta tecnología, en medicina, en ciencias y en una gran variedad de profesiones.
Gracias por el ejército que nos cuida a todos de misiles y de terroristas malvados que perseguirán también a árabes, como hizo Daesh en Siria.
Gracias por las personas buenas y bondadosas, con un gran corazón, que están dispuestos a venir en tu ayuda. ¡GRACIAS PAÍS QUERIDO!
Dudé mucho si escribir este post-artículo porque al igual que muchos de los árabes moderados y silenciosos, que son objeto de odio de ambos lados, sufriendo mucho dolor, yo también soy mucho más que “una árabe”.
Me cansé del conflicto, un poco me escapé de él y no quiero ser marcada como una de los árabes ingratos. También tuve el temor de que van a usar lo que yo escriba para continuar sembrando odio. ¡Les pido que nos ahorren eso a todos, porque no se apaga fuego con fuego!
Israel es un Estado democrático, en el cual árabes son ciudadanos. Queda aún camino por recorrer. Con todo, yo escribo para aumentar a fortalecer la luz con la que alumbran muchas personas de bien en esta época triste y dolorosa, y decir que hay quien las ve del otro lado.
Quiero agradecer a todos aquellos que emiten voces de acercamiento, por intermedio de mensajes en las redes sociales y más. Quiero decirles que hay quien los ve del otro lado, a pesar de lo que está pasando en el país, y quiero fortalecer a aquellos que siguen creyendo en la coexistencia. Continúen esparciendo luz en la vida real y en las redes sociales. ¡Gracias a ustedes hay todavía esperanza!
YA VENDRÁN TIEMPOS MEJORES: ¡SIEMPRE ESTÁ MÁS OSCURO ANTES DEL AMANECER!
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