Mis abuelos paternos llegaron de Rusia. Los maternos de Polonia. Aprendieron el castellano de esos gauchos generosos, que los integraron a ese Montevideo amable de mate y charla. De Barrio y solidaridad.
Llegaron de la mano de otros inmigrantes. Italianos y Españoles.
Todos ellos habían llegado huyendo del Miedo.
Aprendieron a saborear el mate.
A sorprenderse con las Murgas.
A compartir los Carnavales. Los Tablados.
Aprendieron a celebrar la Libertad.
A olvidar El Miedo.
Porque supieron conocer otras realidades menos felices.
Que los vientos- que Hoy en el Mundo amenazan ser huracanados- ¡No soplen esa Serenidad, que mis abuelos y mis padres, en el aire respiraron! ¡Amaron, Abrazaron, Respetaron!
Contemplo hoy ese horizonte que mis abuelos y mis padres de alivio y paz: miraron.
Luce igual.
Que ese vergel pluralista no pierda sus verdes, de cardos arañado…
¡NUNCA!
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