Se argumenta que pasamos la vida esperando que algo suceda en lugar de gozar el momento de lo que está sucediendo.
Esto significa que los momentos importantes siempre tienen una antesala de días y noches en los que imaginamos, visualizamos y soñamos con lo que va a acontecer.
Este compás de tiempo de espera constituye la mayoría del pasar en nuestras vidas, conlleva demasiada energía que literalmente gastamos en planear sin saborear el instante.
Este preámbulo se convierte en un imaginario sin evento en vez de algo mágico, importante como debiera ser cada segundo de la vida.
Vivimos pendientes del futuro y sus eventualidades olvidando el presente.
Dictan los maestros: Yo soy…aquí estoy.
Mantenerte en el aquí y ahora es el secreto siendo capaz de visualizar alternativas y esperar a que suceda en tiempos que deben ser.
Es inevitable sentirse impaciente en los compases de espera. Es importante tener la capacidad de dar una órden de mando al cerebro y recordarle que debe regresar a su centro.
Un ejemplo claro de que todo tiene su tiempo para materializarse es el crecimiento de un bebé.
La naturaleza provee a los padres los meses necesarios para preparar la llegada del nuevo integrante de la familia.
Materialmente se crea un espacio en la casa, psicológicamente se hace un cambio en los padres que aceptan la responsabilidad que esto implica. El corazón se abre para abrazar este acontecimiento.
Cuando te encuentras en la espera recuerda que toda siembra tiene una cosecha, confía en que tus decretos se van a dar en los tiempos correctos, que hay un plan perfecto si te atreves a practicar el arte de contemplar, esperar con paciencia y certeza que todo llega, ni un minuto antes ni uno después.
Vive intensamente tu presente con pasión.
La pasión proviene de la excitación de estar en proceso de crear algo.
La satisfacción proviene de ser algo que ya se logró.
La plenitud es una válvula abierta, un buen y seguro refugio sin ningún enfoque negativo; un remanso en el cual ser y estar.
Pasión es vida, es creación; estas son las palabras mágicas que debes traer a tu conciencia cotidianamente.
¿Quieres más?
Sigue a tu alegría, huele más flores, observa más atardeceres, busca más pasto para caminar descalzo, ríete más, encuentra más lugares para explorar, escucha más música, abraza más, besa más…
Así ahora estás vibrando con una energía alta y expandida…mantente en esta frecuencia.
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