Durante un largo periodo de tiempo, tanto la ciencia cognitiva, como la filosofía y los mismos escépticos, se han planteado una gran interrogante: ¿Si un árbol cae a la mitad del bosque, pero no hay quien lo escuche, produce ruido o no?
La respuesta es sencilla mas no deja de ser algo compleja al momento de explicarse, tratare de hacerlo brevemente: El sonido, por definición de la RAE (Real academia española de la lengua) es: ” Sensación producida en el órgano del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos, transmitido por un medio elástico, como el aire.”
Es decir, lógicamente en el mundo físico ocurrirá un fenómeno, este nadie lo pone en tela de juicio, las ondas elásticas y las moléculas, viajaran por el aire, sin embargo, no habrá un órgano receptor como es el oído que pueda recibir las mismas y al mismo tiempo una mente que pueda darle la connotación de un sonido. Parece un poco difícil de entender, Pero realmente siendo pragmáticos no es tan complicado. No existiría ruido alguno.
Lo importante, donde quiero llegar con este ejemplo, es a lo siguiente:
Resulta que nosotros, los seres humanos, funcionamos igual que el árbol que se encuentra en el medio del bosque, las caídas, tanto del árbol como caídas en nuestras vidas personales (claro, entendamos caídas personales desde el punto de vista metafórico) eventualmente podrán llegar a suceder, Muchas veces serán factores externos las causantes, o simplemente eventos de la naturaleza propia, mas no dejaran de existir. Sin embargo, si hay una cosa que podemos hacer los seres humanos al respecto.
Únicamente nosotros y nadie más, podremos tener la oportunidad de querer escuchar las caídas, y al mismo tiempo entender ese ruido para darle una connotación, ya sea positiva o negativa.
Decidir ser el oído que las reproduzca esta en nosotros mismos. Muchas veces podrán llegar de forma repentina, algunas, eventualmente después de varios avisos, no importa como lleguen, más bien, importa que connotación les voy a dar al momento de ser reproducidas. Somos nosotros solamente, los que podríamos darle sonido al silencio.
La vida está llena de árboles que caen, a horas, a minutos, a segundos, caen sin cesar, a veces parecen no tener final, parecieran nunca encontrar la calma, por momentos caen fuerte, luego un poco más quedito, a veces desde muy alto, otras, cuando apenas empezaban a subir unos metros. A menudo Llegan a ser arboles grandes con muchos aros en su tronco, luego, solamente son unos pequeños arbustos.
Estamos llenos de árboles caídos, llenos de desplomos, pero con una oportunidad única, podemos ser el oído que reproduzca en el abismo una pequeña dosis de esperanza, querer ser el ruido que nos haga levantar cada vez más fuertes. Claro, hay que mencionar que los arboles no tienen forma de volver a levantarse, nosotros, tenemos la maravillosa oportunidad de hacerlo.
¡APROVECHEMOSLA!
Está escrito en el tanaj: (biblia) que el mundo fue creado para el hombre, no perdamos la visión de que por alguna razón somos los únicos que podremos escuchar un ruido en la caída y al mismo tiempo darle un significado.
No hay peor sordo que el que no quiere oír.
Que sea un mes lleno de alegrías y milagros para todos y cada uno de los lectores. Así como en Janucá existieron milagros, que puedan haber los mismos en sus vidas.
Twitter: @Samyfainsod
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