Desde tiempos inmemoriales, Yerushalayim ha estado en disputa por la pérdida que tuvimos de nuestra ciudad sagrada.
Ninguna otra capital en el mundo ha sido más peleada como Yerushalayim.
Todas las potencias que usurparon y plagiaron Yerushalayim invadieron sin misericordia.
Cada uno de los imperios conocidos: el imperio romano, el bizantino, el árabe a través de más de dos milenios, mataron, masacraron y esclavizaron a cada Yehudi que vivió en Yerushalayim.
De todas las religiones y culturas que invadieron, el único pueblo que siempre la ha seguido viendo como su ciudad santa es Israel.
En este 2018 conmemoramos el 51 aniversario de la reunificación de la capital eterna de Israel. Es un día histórico.
Yom Yerushalayim, conmemora en 1967 la reunificación de Jerusalén bajo soberanía israelí como la capital eterna e inherente del pueblo judío.
Es un día notable en el cuál el ejército Israelí hizo una maniobra extraordinaria para recuperar su capital gracias a la guerra de los 6 días. Y cada uno de estos soldados murieron defendiendo la eterna capital del pueblo judío.
Ahora más que nunca se debe celebrar este día, ya que los árabes siguen presionando para volver a recuperar Yerushalayim.
Y como dijera David Ben Gurion, el Primer Ministro de Israel al declarar: “El valor de Jerusalén no se puede medir, pesar, o poner en palabras. Si un país tiene un alma, Jerusalén es el alma de la Tierra de Israel “.
Yerushalayim le pertenece a los Yehudis y cada uno de nosotros a Yerushalayim.
Y como dijera un extracto del salmo 137: “¿Cómo podríamos cantar una canción al eterno sobre una tierra extraña?, si me olvidare de ti, ¡oh Yerushaláim, que mi diestra olvide su fuerza. Que mi lengua a mi paladar se pegue si dejo de pensar en ti, si no elevo la memoria de Yerushaláim en mis mayores alegrías” .
Heretz Israel Jai!
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