Que Zaruma es un enclave judío, dentro de los siete reductos sefardíes que se conocen en el país, es una selecta realidad, donde no quedaron sinagogas físicas de su paso, pero si una hermosa arquitectura y una rica historia social, llena de costumbres, usos y dialecto, que nos llena de orgullo, siendo motivo permanente de continuas investigaciones de quienes hemos estado interesados en ese tema. Cuando mi gran amigo zarumeno, Fabricio Toledo Maldonado, historiador, genealogista y paleógrafo de gran talla investigativa, me decía, que han encontrado en Loja una sinagoga perdida, yo le contestaba que, no debemos esforzarnos mucho en encontrar esas identificaciones, cuando nuestra sociedad, es una sinagoga viviente, que se expandió en toda la zona alta, dejando huellas imborrables de su existencia, teniendo al “ladino”, como el enlazador de los pueblos, notándose aún en la actualidad rasgos fonéticos de su presencia.
No se podía encontrar esos vestigios físicos, pues Zaruma fue el centro de inmigrantes españoles desde 1545-1548 que, huyendo de la Inquisición, se “escondieron” en estas llanuras, evitando dar muestras de su existencia, pero formando pueblos posteriormente, que hoy constituyen la grandeza de toda la zona alta de El Oro. Ricardo Ordóñez Chiriboga, en su libro “La historia sefardí en la Provincia de Loja” reafirma lo antedicho, indicando que “Zaruma, a través del tiempo, ha mantenido inalterable su belleza arquitectónica e historia social, heredando la organización social de los Aljamas, que como “conversos” españoles, llegaron a estas tierras en busca de paz”, dejando a mi juicio, una secuela muy propia de su estirpe sefardí, que ni el paso del tiempo ha logrado hacer desaparecer totalmente, apareciendo, muchas de ellas, como actividades cotidianas en medio de un ambiente familiar, que guarda sus reliquias y costumbres con sello y celo propio. ¿para qué esforzarnos en encontrar lo inexistente, cuando nuestra propia existencia es ejemplo vivo de lo que buscamos?”
Que interesante artículo, muy de acuerdo, Zaruma es una sinagoga viviente, deseo ver en adelante sus contribuciones.
Relato interesante aunque el texto no menciona que se está hablando del país Ecuador. Me parece que si se trata de una sinopsis de un artículo más extenso, no deben omitirse datos que permitan poner en tiempo y lugar lo que se narra. Por otra parte, estoy de acuerdo en que Sefarad al comenzar su propia diáspora casi al final del siglo XV y todo el XVI, no solo se dispersó por la cuenca del mediterráneo oriental y africano, especialmente la actual Turquía, Grecia y Marruecos, sino por la América española, en donde no tuvieran que decir a cada rato que eran judíos conversos o tomados como tales, sino simplemente comportarse como cualquier cristiano de entonces, dentro de la gran corriente de nuevos residentes en las colonias americanas del Imperio español. Así se libraban de la desconfianza y vigilancia de la Inquisición sobre los judíos conversos, de los que siempre se sospechaba continuaban practicando su creencia en reserva. Cabe pensar que conservaron el sentido de comunidad y todo aquello que enlazara con su origen, como ciertas pautas alimenticias, costumbres y el djudeo español que, a fin de cuentas, no difería mucho del lenguaje común y literario de esos siglos.
Yo soy judio norteamericano. Era voluntario del Cuerpo de Paz en Zaruma a los finales de los sesenta. En ese época ni tenía idea de las raíces judías escondidas y olvidadas de la ciudad! Que hermosa sorpresa! Zaruma es una maravilla en tantos sentidos!