A Veces Las Apariencias No Engañan

Moshé le recuerda al pueblo de Israel:

“Hijos son ustedes para El Eterno, su Di´s, no hieran sus carnes, y no coloquen una calva entre sus ojos por un muerto. Ya que son ustedes un pueblo santificado para El Eterno, tu Di´s, y a ti te escogió El Eterno para ser Su pueblo favorito por sobre todas las naciones que habitan la faz de la tierra” (Debarím 14, 1-2)

He aquí una orden directa de cuidar nuestra integridad física. De no flagelarnos, ni dañar nuestra imagen por ninguna razón. No solamente cuando se trata de seguir una de las tantas modas pasajeras (¿Piercing?), si no, inclusive, cuando es para darle honor a algún fallecido (lo älenu). La ley judía lo menciona de manera textual en algunos tratados del talmud, entre ellos el de Makot, y es colocado en el mismo nivel de cualquier prohibición de la Toráh ampliamente conocido como la ingestión de cerdo, sangre, etc.


El motivo de dicho mandato se encuentra claramente mencionado en el versículo: Porque somos santificados para Di´s, y elegidos por el Eterno sobre las demás naciones.

Pero, a final de cuentas ¿Qué relación guarda el hacernos unos retoques en la piel (tatuajes o perforaciones), con ser un pueblo santificado? ¿Si es porque no es estético? ¡De acuerdo a la moda es lo más estético que hay!

Respuesta.

En algunas ocasiones es posible encontrar de manera evidente en la Toráh, temas que atiendan necesidades psicológicas, y esta no es una excepción.

Generalmente cuando una persona siente la necesidad de cambiar su aspecto físico de manera radical, mostrarse distinto a los demás dejándose el pelo largo, o vistiendo de manera extravagante, o colocándose bisutería en distintas partes del cuerpo, es porque internamente quiere llamar la atención de los que lo rodean. De ser admirado o lo contrario, pero nunca pasar desapercibido. El tiene un vacío interno, llamado en algunos círculos: baja autoestima. La cual pretende llenar por medio de las miradas de los otros, de aceptación o de desaprobación.

Para esta dolencia de personalidad, la Toráh nos dice: ¡Hey! ¡Tú no necesitas la aprobación de los demás, tú no tienes que llamarle la atención a nadie! Yehudí, tienes que saber que cuentas con la aprobación del Rey de reyes, que te ama más de lo que te amas a ti mismo, y que te ha elevado muy por encima de todas las naciones.

Este simple conocimiento debe llenarnos completamente de satisfacción y alegría, de emoción constante, el saber que pertenecemos a un pueblo especial, con cualidades especiales, y también con una misión especial que cumplir.

Esta es la base de nuestra autoestima, saber que nada nos falta y que, al contrario, nuestro aspecto personal otorga más distinción al Todopoderoso, pues nosotros somos, por así decirlo, Su guardia de honor.

Shabat Shalom

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