Bamidbar: Nombre y Número

La vida universal es regida en base a dos formas de conducción. El Todopoderoso supervisa nuestra realidad de manera general (Hashgajá Klalit), y lo hace también de manera particular (Hashgajá Pratit). La primera se asemeja a un albañil que quiere levantar un muro. Para él cada una de las piedras es de suma importancia, ya que si una de ellas cede, o se rompe, el muro podría caer eventualmente. Sin embargo, no cabe decir que el constructor tenga interés particular en cada una de ellas, sino en ocupen un lugar, y se unan para cumplir el objetivo colectivo de formar un muro. Así se puede ilustrar la llamada “Supervisión General”

En el Pueblo de Israel esta regla no es aplicable, ya que Di´s ama y aprecia a cada uno de nosotros de manera individual. Así explica Rabí Shimshon David Pinkus, ZT”L, y pregunta:


Si es así, ¿Por qué nuestra parashá menciona, tanto el concepto de número como el de nombre, en relación a Israel?

Y da la siguiente explicación.

Ciertamente cada una de ellos tenía una importancia singular. Pues si faltaba uno de los elementos, habría un deterioro en toda la construcción, y el objetivo final, por el cual fueron agrupados, probablemente nunca se llegaría a alcanzar.

Mas, cuando hay diez almas en una familia, es claro que cada uno de ellos representa un mundo entero, y si falta uno de ellos (Di´s no lo quiera) no por eso la familia dejará de llamarse familia, ya que en ningún momento se consideró llegar justo a una cifra específica de miembros.

“Esto es lo que nuestra parashá nos quiere señalar. Israel lleva consigo estas dos ventajas – “En su número, nombres” – Por un lado somos un número, pues cada uno puede aportar de sí para hacer reposar en todos La Presencia Divina, y si falta uno y no logramos completar el conjunto, tampoco alcanzaríamos ese objetivo. Por otro lado cada uno tiene nombre, pues fuera de tener importancia colectiva, gozamos de cariño e importancia únicos. Así la parashá nos muestra la realidad de todo yehudí en cada generación; número y nombre”

Así es como debemos contemplar nuestra situación personal, tanto en nuestra relación con nosotros mismos, como con el resto del pueblo, encontrando nuestro propio lugar dentro del gran proyecto llamado: Israel.

Dice Rabí Eliyahu Dessler, ZT”L: “El hombre se encuentra a sí mismo, en tres instancias: Cuando se aísla para reflexionar. Cuando otorga a los demás, sin tomar para sí mismo. Y cuando tiene aspiraciones para llegar a ser, y no para llegar a tener”

Esta es nuestra realidad, somos seres sociales e individuales, y nuestra obligación es tratar de mejorar en estos dos aspectos, ya que es imposible vivir sin los demás, así como es imposible vivir sin nosotros mismos.

Shabat Shalom

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