El exilio no fue un proceso fácil. El faraón, se retracta de su promesa de liberar a Israel, y los persigue a través del desierto utilizando todos sus recursos militares.
Por fin logra acorralarlos, y espera su total rendición.
El pueblo de Israel, sin tener idea de lo que hay que hacer, pide ayuda a Moshé. Él comienza a rezar y a suplicar por la salvación; pero Di’s no le contesta con palabras de aliento… al contrario, le dice: “¿Qué tanto imploras en estos momentos? Habla con el Pueblo y diles que continúen caminando (hacia el mar)”
Dice Rabí Jaim Shmulevitz, ZT”L: “Los Jajamim nos revelan, lo que sucedió en ese momento:
Cuando Israel se encontraba a orillas del Mar Rojo, las tribus comenzaron a pelear entre sí. Cada una se negaba a entrar. Hasta que surgió Najshón Ben Äminadab, y saltó al mar”
Pregunta Rabí Jaim: ¿Cómo es posible que nadie quiso entrar primero? ¿Acaso no era una demostración simple de confianza en Di’s? Aún más, pues esa facultad de entregar la vida por Su voluntad, la heredaron de Abraham Avinu.
Me parece explicar de la siguiente manera. Ciertamente si les hubiesen ordenado dar la vida por Di’s, nadie se hubiera negado. Sin embargo, en esta ocasión la orden era saltar al mar, y salvarse. Tenían que ver ese mar, revuelto y oscuro, como si fuese tierra firme, encontrando allí su protección. Y a este nivel no habían llegado aún, solamente Najshón, quien santificó el Nombre de Di’s frente al resto del Pueblo”
De acuerdo a las palabras de Rabí Jaim el concepto de la “disposición para entregar el alma” en nombre de Di’s, o “Mesirut Nefesh”, cobra una nueva modalidad.
Sacrificarse con la idea de perderlo todo, inclusive la vida, es inferior a darlo todo y tener la firmeza que, a final de cuentas, veremos bendición y prosperidad ¡Aparentemente, la lógica nos diría todo lo contrario! Pues parece ser un sacrifico mezclado con intereses personales ¿De qué manera, se puede entender la lección de Rabí Jaim?
Tal vez de la siguiente manera.
Siempre que atravesamos momentos difíciles, pérdidas (lo älenu), en fin, situaciones con las cuales Di’s nos quiere poner a prueba, reaccionamos, en la mayoría de los casos, con un ¿Por qué a mí?
Si acaso llegamos a concluir que, efectivamente, esta dificultad tiene algún propósito, exclamamos entonces ¡Kaparat Ävonot! (¡Que sirva como expiación a nuestras faltas!)
Mas, Rabí Jaim deduce de nuestra parashá que con esta actitud, todavía no hemos logramos alcanzar el nivel óptimo. Pues es necesario ver en todo lo que enfrentamos día a día, la bondad revelada de Di’s hacia nosotros, ya que la vida no es más que eso, un campo de pruebas, en el cual entrenamos y a perfeccionamos, nuestras cualidades.
Nuestros sabios recomiendan que hay que acostumbrarnos a decir sobre todo lo malo: “También esto es para bien.” Explica R. Jaim Fridlander ZT”L, que la idea no es darnos un consejo práctico de cómo consolarnos, sino, una enseñanza efectiva de cómo ver las dificultades de la vida; o sea: También esto -que yo veo ahora como algo perjudicial- es para – un – bien – absoluto.
A un nivel similar llegaron nuestros padres al salir de Egipto, como dice el profeta:
“(Dice Di’s a Israel) Recordé tus favores de juventud, tus amores de noviazgo, al seguirme a través del desierto, por una tierra no sembrada”
Esa es la idea. Saber que nada malo puede salir, de nuestras dificultades cotidianas, pues, a final de cuentas el que las manda es El Dueño de toda bondad.
Esto ha marcado, y marcará, nuestro inquebrantable vínculo con El Todopoderoso por todas las generaciones.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda
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