Bo: Sube y Baja

Israel se encuentra a punto de abandonar Egipto, el “Crisol de Hierro”.

Y, como el gran objetivo de los años de esclavitud y sufrimiento, era el de consolidarse como un pueblo estable y firme, debían contar con un dispositivo que los temple. Para tales efectos Di´s les comanda su primera mitzváh: La Santificación del mes (Kidush HaJodesh).

Este precepto permitiría al pueblo judío determinar las festividades del calendario anual, los días de ayuno, etc.


Es preciso entender ¿Por qué  justamente éste? ¿Acaso no hubiera sido más adecuado ordenarles las prohibiciones de idolatría, asesinato, o Shabat, o kashrut?

Nuestros sabios explican que por medio de esta mitzváh, Israel se convertirían en “Dueños del tiempo”. Es decir, que los días más sagrados del calendario, con sus respectivas prohibiciones, serían decretadas prácticamente por Israel. En otras palabras, El Todopoderoso los ubicó por encima del margen del tiempo, con toda la exigencia que acarrea.

No obstante, es posible agregar algo más.

Dentro de este precepto-obsequio, también intrínsecamente se encuentra el ser comparados a la luna. Pues así como la luna crece conforme los días del mes avanzan, llegando a su máximo esplendor el día 15, de la misma manera Israel tienen la facultad de crecer poco a poco hasta llegar a su máximo nivel.

Y a pesar de que la luna también decrece, llegando a “desaparecer” en la negrura de la noche, eso es en apariencia, ya que seguidamente resurgirá para brillar de nuevo con toda su intensidad. De la misma manera Israel. En ocasiones aparenta desaparecer del marco espiritual, permitiendo que la oscuridad de las malas influencias lo opaque. Esta situación es transitoria, ya que después retornará a sus raíces, brillando con toda intensidad para el mundo entero.

Esta característica es lo que convierte a Israel en una nación eterna, con la fuerza necesaria para vencer cualquier reto ¿Por qué?

La  luna,  en  primera  instancia  es  el  símbolo  de  la perseverancia; parece que se desvanece, y al poco tiempo aparece de nuevo ¡Nunca se rinde!

Del mismo modo Israel. Pues a lo largo de su historia enfrentó un sinnúmero de situaciones que lo redujeron en cantidad y calidad. Pero siempre consiguió retornar y brillar de nuevo a la humanidad entera.

Por otro lado, la forma más efectiva para vencer un obstáculo es intentar una y otra vez. Utilizando el efecto del “vaivén”. Como cuando alguien intenta tumbar un poste, lo manda hacia adelante y lo regresa a su posición original, hacia adelante y a su posición original. Una y otra, y otra vez…hasta que cede.

Lo mismo sucede con el pueblo judío. Pues la perseverancia, y el no darse por vencidos, han hecho que tengamos la cualidad de: “Si algo nos proponemos, no descansamos hasta conseguirlo”. Perseverantes, e incansables.

La misma idea se encuentra en la literatura de nuestros sabios, cuando dicen: “Siete veces caerá el justo, y se levantará”. Pues su persistencia le da la fuerza necesaria para volverse a levantar, continuar y alcanzar objetivos.

De este versículo, no obstante, es posible aprender otro fundamento, como lo menciona Rabí Jayim Fridlander, ZT”L, en su libro “Sifté Jayim”:

“La gente simple piensa que el justo, por su misma condición de serlo, tiene la fuerza de perseverar, y que, a pesar de caer una y otra vez, de todas maneras conseguirá reponerse. Pero la verdad es que las mismas caídas del justo, le dan la fuerza necesaria para establecerse en nuevos y elevados niveles espirituales.”

Y es justamente así, el pueblo de Israel está diseñado para tomar impulso de sus caídas, y conseguir nuevos estratos, justo como el “sube y baja”. Cuando baja toma impulso para subir con más fuerza.

Si ahora estamos en bajo perfil, no significa que estamos perdidos, siempre tendremos la capacidad de volver a la lucha con más y más fuerza. Depende de cada uno de nosotros.

Shabat Shalom

Yair Ben Yehuda

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