Bo: ¿…y los niños?

Paröh estaba a un paso de ser doblegado. Siete plagas había soportado y ahora se encontraba deliberando con Moshé: Cuánta gente debería salir y por cuánto tiempo.

La intención de Moshé era sacar a todo el pueblo con el propósito de servir a Di-os en el Monte Sinaí, para luego asentarse en la tierra patriarcal, en Eretz Israel. Sin embargo, dicha solicitud no podía plantearla en la negociación, ya que, al hacerlo, Paröh inmediatamente la rechazaría, y Moshé debería apelar a recursos más severos, y la “libre elección”, que aún le quedaba a Paröh, se vería totalmente sometida, y Di-os procuraba que él liberara a Israel por voluntad propia. Por esa razón Moshé manejó el argumento de salir servir a Di-os por un tiempo determinado, y no más.

En cierto momento Paröh accede a liberar – momentáneamente – a Israel: “Y les dijo a ellos (a Moshé y Aharón): Vayan, sirvan al Eterno, Su Di-os ¿Quién y quién irá? Y dijo Moshé: Con nuestros jóvenes y ancianos, iremos, con nuestros hijos e hijas, con nuestro ganado ovino y vacuno, iremos, pues es una festividad de Di-os para nosotros. Y les dijo: Que sea así, Di-os sea con ustedes cuando los deje salir a ustedes y a sus críos, pero vean que Raä está frente a ustedes (un peligro inminente). Que no sea así, vayan por favor los varones, pues son ellos los que solicitan (para servir a Di-os). Y fueron despedidos de delante de Paröh.”


Aparentemente Paröh tenía ventaja en sus argumentos, pues apeló al simple sentido común: “Si el propósito es ofrendar sacrificios a Di-os, y existe un peligro real frente a ustedes, y los niños no están en edad para hacer dichos servicios, que vayan únicamente los varones, pues tienen la obligación directa de hacerlos y la fortaleza para enfrentar peligros. Dejen a los niños aquí.”

En esos momentos tuvo lugar una discusión ideológica, más que una solicitud de autorización.

Moshé no aceptó la lógica del faraón, porque simplemente debía cumplir con una orden Divina directa: Di-os exige que nos ubiquemos en un lugar determinado, y que todos tomemos parte en el acto; grandes, pequeños, animales, etc. Pues es una festividad, más que un servicio religioso.

En otras palabras, le quiso decir: Si fuera una simple actividad litúrgica, te daría la razón. Mas, Di-os no quiere que en este evento, donde Se “revelará” ante nosotros, falte nadie, pues también los pequeños deberán comenzar a formarse un registro mental de Quien es Di-os.

Es verdad, existen peligros, inclusive riesgos inminentes, pero ¿Serán justificaciones suficientes como para coartar la vida espiritual de las generaciones venideras? ¡Nosotros sostenemos que una vida sin sentido, ni contenido espiritual, no vale la pena vivir! ¡Si procedemos como tú dices, estaríamos matándolos con nuestras propias manos!

Dentro del judaísmo no existe nadie exonerado, todos tienen un lugar. Y Di-os espera de cada uno de nosotros su máximo esfuerzo.

Los niños, a pesar de no contar con la edad suficiente para obligarlos a ejecutar mitzvot de la Toráh, de todos modos ocupan el lugar más importante en el marco judío.

De entrada tenemos que ocuparnos de su Berit Milá, Pidión HaBen, o su nombramiento, si son niñas. Debemos enseñarles el Alef Bet, y a penas puedan hablar, a recitar el Shemä y las Berajot. Tenemos la constante obligación de enseñarles Toráh y habituarlos en cada una de las costumbres que comprenden la vida judía.

Ellos son nuestra continuidad, y la muestra clara de nuestro óptimo proceder dentro de nuestra herencia judía.

Los niños nunca se encontrarán en último plano en nuestra vida espiritual…ellos tienen prioridad.

Para ellos el mundo es novedad. Todo lo que ven les despierta curiosidad, por ello es imprescindible cuidar lo que los rodea, imágenes e informaciones que puedan generar en ellos intereses contrarios a nuestros valores.

Moshé dijo de manera contundente: “Con nuestros hijos saldremos de aquí, aunque sea a un desierto, o a un lugar donde pueda haber peligros físicos, pero no los dejaremos contigo para que aspiren malos ejemplos de vida y que tomen modelos ajenos, e inclusive, contrarios a lo que ellos son en realidad. Por nuestros hijos daremos el todo por el todo”.

Di-os quiera que siempre podamos conservar en ellos su pureza natural.

Shabat Shalom

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