De las primeras cosas que se mencionan en la Hagadá, es la intervención de los cuatro tipos de Hijos de Israel.
Si observamos bien el hijo sabio tiene su contraparte, el hijo simple. Mas, del hijo malvado, no se menciona su contrario, el hijo Tzadik.
Dice Rabí Itzjak Yerujam Borodiansky, Shelita, en su libro “Siaj Itzjak,”: “Esto nos enseña que la Toráh fue entregada a todos nosotros sin distinguir su nivel cognoscitivo y espiritual. Todos debemos escuchar según nuestro entendimiento lo que pasó entonces, y formar parte de la experiencia que fue la Salida de Egipto, y de la vida espiritual de la Toráh. Por esta razón todos debemos aspirar a ser hijos Tzadikim (justos).
Esta es justamente la intención de las preguntas de los cuatro hijos. La Toráh habla a cada uno de ellos, con el propósito de regresarlos al camino correcto.
El objetivo más difícil de conseguir en la noche de Pesaj, es el de relatar la Hagadá a cada uno y uno de los miembros de la familia de acuerdo a su entendimiento y a sus inclinaciones personales. Es por eso que antes de empezar a contar la historia de Pesaj, a modo de introducción, nos debemos concientizar que debemos dirigirnos a cada uno de nuestros hijos de distinta manera.
Analicemos uno de ellos.
¿Qué dice el malvado?
“¿Qué es todo este trabajo para ustedes?”
En realidad, el malvado no pregunta, afirma. Así también tú, no entres en discusión con él, dale justo en “los dientes” diciendo: “Por el mérito de esto hizo Di´s para mí milagros y proezas, etc.” Para mí y no para él. Ya que sus “preguntas”, en realidad no son sino maneras de justificar su comportamiento errado.
Por lo tanto, la verdadera respuesta que se le da la oirá del hijo que no sabe cómo preguntar. Esta es la única forma de poder entablar conversación con el “hijo malvado”
Que El Todopoderoso abra nuestros oídos, y nuestros corazones, para poder entender y experimentar una verdadera Noche de Pesaj.
Shabat Shalom