Debarím: Enfrentando la Realidad

Moshé se encuentra en sus últimos momentos de vida, y no encuentra mejor oportunidad para dirigir palabras de reprensión al pueblo por el que tanto entrego el alma.

Uno a uno, Moshé Rabenu les cuenta sus errores. Entre ellos encontramos la grave falta de “Los Espías”. Como fue mencionado; Äm Israel dudó del poder de Di´s, y lloraron aquella noche de desesperación y confusión (La Noche del 9 de Av).

Curiosamente, pasado dicho episodio, y bajo advertencia de no subir a Eretz Cnaän – pues ellos mismos prefirieron morir en el desierto antes de caer en manos de los habitantes de ese lugar – se levanta un grupo de idealistas, amantes de la Tierra Santa, y deciden ponerse en marcha e intentar conquistar la Tierra Prometida. Moshé los pone al tanto de no intentar hacerlo, ya que Di´s ordenó errar por el desierto y limpiar así su falta de fe en Él. No obstante, y haciendo caso omiso de la advertencia, se hacen al camino y, como era de esperarse, la comitiva cae en manos de los cnaänitas y ämalekitas.


Este hecho Moshé también lo incluyó en su discurso-testamento. Amonestó a Israel por presentar una actitud de soberbia, y sublevación, por contradecir las palabras de Di´s y Su voluntad. Reprensión más que justificada.
No obstante, cabe preguntar.

¿Para quién eran dirigidas esas palabras? ¿Acaso no había muerto ya ese grupo rebelde? Y aun así ¿Ese sentimiento patriota, no tenía por lo menos algo positivo, como; el amor a la Tierra Ancestral?

Para entender de qué trata este último libro (Libro de Debarím) es vital saber que su principal intención no fue para corregir a esa generación exclusivamente, sino, y más en especial, para corregir a las generaciones por venir, y con más razón a la nuestra, la que está a punto de hacer el ajuste universal final, recibiendo al Meshiaj.

Vivimos en una aparente contradicción, pues por un lado nuestros sabios nos dicen que hay que esperar al Meshiaj cada día y día, y esperarlo significa creer vehementemente que ha de llegar el día de hoy, o tal vez mañana. Sin embargo también tenemos órdenes de hacer nuestra vida de manera normal. Planeamos nuestro futuro, más o menos, para tener sustento suficiente en este año, y los que están por venir. Nos preocupamos en construir sinagogas y centros comunitarios, y remodelamos nuestras casas si es necesario.

He aquí un principio que nos ha de acompañar a lo largo de nuestra vida, y que nos ayudará a mejorar nuestra relación con Nuestro Creador.

Hay momentos en los cuales logramos gozar de cierta inspiración, de un espíritu de ayuda y voluntad verdaderas por hacer el bien, ayuda a prójimo, o nos encaminamos a escuchar alguna clase de Toráh, juntamos dinero para Tzedaká, etc. Y justo sucede que el carro se descompone, surge alguna emergencia, o no encontramos el sobre con la Tzedaká. Nuestra reacción inmediata es la de molestarnos por el contratiempo, o maldecir a aquella causa del retraso, etc., actitudes por más justificadas.

Sin embargo, la Toráh nos propone otra visión de las cosas, ella nos dice: “Debes saber que esa adversidad la puso frente a ti Di´s, y por consiguiente, Él prefiere que Lo sirvas de acuerdo a esa situación, y esa será tu gran mitzváh. Ella supera a esas maravillosas intenciones tuyas, a la Tzedaká, a la ayuda al prójimo, inclusive al estudio de Toráh, pues esa es la voluntad de Di´s en ese momento.

Nuestros patriarcas ya nos enseñaron ese principio. Pues cada vez que Di´s se comunicaba con ellos, respondían: “Hineni” – Heme aquí – estoy listo para cumplir Tu Voluntad, sea cual fuere, pues mis planes son llevar a cabo Tus planes, inclusive sacrificar a mi querido hijo, según Tus órdenes.

Esto es justo los que nos enseña nuestra parashá, cuando Moshé critica esa testaruda actitud de aquellos que quisieron, aún frente a la negativa de Di´s, subir a la Tierra Prometida.

Si la acción no conjuga con lo que Di´s quiere de nosotros en ese momento, hay que saber que las intenciones tampoco son cien por ciento verdaderas.

Es cierto, es difícil entender como puede ser más importante para Di´s atender a un pequeño, cambiarle su pañal, o buscar desesperadamente un jarabe para la tos, o inclusive, una infructífera espera en un embotellamiento de tránsito – que concurrir a una charla de Toráh, o llevar a cabo un importante acto de ayuda comunitaria, etc. Sin embargo, por ser justamente esa la Voluntad de Di´s, es tan sagrada como cualquier otra mitzváh, y por lo tanto debemos ejecutarla con respeto, y con la mejor disposición.

Este exilio milenario nos motiva a tomar principalmente dos actitudes.

Entender que por medio de él estamos pagando una gran deuda – la cual se hace cada vez más pequeña. Y en segundo lugar, a anhelar constantemente el fin de la larga espera. Saber que por mucha oscuridad que haya en el mundo, y por más opresión que exista, nunca Di´s nos abandona, y en cualquier momento puede extender Su “Mano” bondadosa y tomarnos de regreso a Eretz Israel, con la construcción del Bet HaMikdash en nuestros días, amén.

Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda

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