Emor- El valor de respetar a los ancianos (Interpretación Ortodoxa)

P. Emor (“Diles” en Hebreo) inicia con la obligación de los Kohanim de mantener un alto nivel de pureza ritual y del tipo de mujer con la cual se pueden enlazar. De tal manera que a un Kohén ordinario (hediot) le está prohibido entrar en contacto con el cadáver de una persona muerta -excepto en el caso de la muerte de un familiar cercano, donde sí le está permitido asistir al funeral de su pariente próximo-. Asimismo, no puede unirse a una mujer que en algún momento ha sido divorciada por su marido, ni tampoco con una mujer que tenga un historial sexual promiscuo. En el caso del Sumo Sacerdote (Kohén Gadol), quien requiere de un grado superior de pureza, éste no debe impurificarse ni siquiera cuando se trata de un familiar cercano; y debe obligatoriamente casarse con una mujer que sea virgen al momento del matrimonio.

La siguiente sección trata sobre los defectos corporales, las deformidades físicas y las impurezas rituales que descalifican a un kohén de realizar su servicio y deberes sacerdotales en el Templo; y establece las normas en cuanto a los integrantes del hogar del kohén que están autorizados a comer la Terumá-el tributo especial del producto de la Tierra que se da en exclusiva a los Kohanim-.


Tampoco pueden traerse ofrendas de animales con defectos físicos o deformidades, quedando descalificados para su uso como sacrificios. Esta sección prohíbe también:1) castrar a animal alguno, 2) sacrificar animales como son un ternero, un cabrito o un carnero antes de los ocho días de edad, ya que deben dejarse que vivan (con sus madres) un periodo de por lo menos siete días; y 3) degollar a un animal y sus crías el mismo día. La sección concluye con la Mitzvá de Kidush Hashem, que representa la santificación del nombre de Dios. Esto ocurre cuando la persona da (sacrifica) su vida, en lugar de trasgredir alguno de los tres pecados cardinales (asesinato, adulterio/incesto e idolatría). Por el contrario, aquel que no ofrenda su vida en vez de trasgredir a estos tres, pervierte el nombre de Dios (ie. comete un JilulHashem j”v).

La segunda parte de Emor elabora detalladamente las leyes y costumbres de las festividades de la Torá con base en el calendario anual. Después de mencionar brevemente el Shabbat, el texto nos habla de la fiesta de la Primavera –Pesaj o Pascua,–que dura siete días comenzando el día 15 del mes de Nisán – y también de la ofrenda central del Korban Pesaj en la víspera de esta festividad; así como de la obligación de comer matzá (pan ázimo) durante ella. El día 16 de Nisán se hace en el Templo una ofrenda de cebada –llamada el Omer-, dando inicio a la Cuenta del Omer por los próximos 49 días, culminando en el festival de Shavuot en el quincuagésimo día. Se menciona el Servicio de Shavuot en el Templo, y la obligación de dejar, al cosechar los campos, algunos beneficios a los pobres. Ahora se habla sobre las Festividades Mayores. Así, somos comandados a escuchar el shofar (cuerno de carnero) en RoshHashaná/Año Nuevo, el día 1° de Tishrei; y a “afligir nuestros cuerpos” en el solemne día de ayuno del YomKippur/Día del Perdón, el día 10 de Tishrei. Prosigue con el festival otoñal de Sucot (o de las Cabañas)– durante el cual uno debe vivir en una cabaña por siete días y tomar las “Cuatro Especies” (un citrón, una palma, tres ramas de mirto y dos ramas sauce)– comenzando el 15 de Tishrei, para regocijarnos ante Dios. Finaliza la lista, SheminiAtzeret, una festividad de un día inmediata a Sucot.

El Texto instruye utilizar solamente el más refinado de los aceites de oliva para el Encendido Diario de la Menorá (Candelabro) en el Templo; y acomodar cada Shabbat doce panes frescos sobre el Shulján (la Mesa) del Templo. Emor concluye con el relato de un hombre judío que fue condenado a muerte y ejecutado por blasfemar (maldecir a Dios); y también trae las penas o castigos en que una persona incurre por el asesinato (la muerte), y las consecuentes compensaciones monetarias por lesionar al prójimo ya sea en su persona o en su propiedad.

CODA: Emor parece ser una canasta bastante mezclada de temas. Comienza de manera bastante razonable con lo que aparenta ser el final de la debacle de Nadav y Avihu: la especialmente intensa santidad de los kohanim y las leyes que les conciernen en cuanto a los fallecimientos y el duelo. Pero entonces la Parashá parece escabullirse, y describe a detalle las festividades del año judío, tocando leyes adicionales respecto a las ofrendas (defectos congénitos, imperfecciones, el arreglo de los “panes”, etcétera), para terminar con la enigmática historia del “hijo de un hombre egipcio” que blasfemó contra Dios. Tratando de encontrar el tema que da cohesión a Emor, no tenemos opción mas que recordar las palabras del pacto Tú serás para Mí un reino de sacerdotes y una nación santificada… (Shemot 19:6). Adicionalmente, no podemos dejar de pensar que en Emor se puede profundizar en la relación del moed (cita) en el tiempo con el moed en el espacio.

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