“Y vio el pueblo que Moshé demoraba en bajar del monte… E hicieron un figura de un becerro, y exclamaron: ¡Este es tu Di´s, Israel, quien te elevó de la Tierra de Egipto!” (Shemot 32 1-4).
Explica Rashí: No esta dicho: “Este es nuestro Di´s”. Y así se entiende que un pueblo ajeno instó a Israel a pecar con el “Becerro de Oro”. Ellos presionaron a Aharón para concebir el ídolo, y descarriar así al Pueblo de Israel”
“El texto indica claramente – dice Rabí Jayim Shmulevitz, ZT”L – que Israel nunca hubiera podido pecar sin la iniciativa de aquel pueblo. Sin embargo, este hecho merece nuestra atención, ya que, como es sabido, todos los que atravesaron el Mar Rojo alcanzaron niveles de profecía mayores, inclusive, al del profeta Yejezkél. Y con seguridad también ese pueblo consiguió ver la Presencia Divina. Entonces ¿Cómo decayeron y pidieron construir un ídolo de oro?
Este episodio revela de manera contundente que adquirir niveles espirituales elevados, no garantiza en lo más mínimo, que genere un cambio esencial en la persona. Ya que, a pesar de haber percibido y reconocido nociones espirituales grandiosas y profundas, puede mantenerse con sus mismas costumbres erradas ¿Por qué?
La clave está en el esfuerzo y la dedicación que se inviertan. Elementos que los profetas, a pesar de no haber llegado a niveles tan elevados, si consiguieron adquirir. Por esa razón la profecía constantemente los elevaba, agraciándolos con más y más cercanía a su Creador.
La criada que tuvo el mérito de observar la “Gran Mano de Di´s”, continuó siendo criada después de la visión, ya que no se esforzó, ni se preparó internamente para tales niveles”.
Nada se obtiene de manera gratuita, ciertamente el judaísmo no es la excepción. Porque, por mas que tengamos luminosos rayos de luz sobre temas sublimes e importantes, como: “Confianza y Amor a Di´s”, educación de los hijos, relaciones interpersonales o, simplemente un maravilloso comentario de nuestra porción semanal. Si no aunamos a ellos dedicación, y constancia, nunca conseguiremos conquistar su verdadero beneficio: El mejoramiento personal.
La Toráh misma hace énfasis en la importancia del hombre, y en su elevado nivel sobre las demás criaturas, las cuales supera, entre otras cosas, por ser una entidad cambiante.
La misma idea rige en la Emuná(creencia) y en lo referente a nuestros deberes como “Pueblo Elegido”.
Debemos crearnos un mundo de Emuná, un mundo que fluya de manera distinta al de la calle y las noticias. Un ambiente en el cual podamos materializar nuestros principios, no solamente dentro del Bet HaKneset sino, también, y principalmente, fuera de él.
Al representar esa Emuná en el mundo de los hechos, creamos, no solamente parámetros firmes a seguir en la vida, sino un mundo real y tangible donde podamos habitar espiritualmente.
Así es, y continuará siendo, la vida de quien le importa ser un eslabón más en la historia de Israel.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda