Ki Tisá-Purim Katan. Esta interpretación es la que se lee todas las semanas en español en el Kotel

Di-s ordena a Moshé que haga un censo de los Hijos de Israel. Cada hombre debe dar una moneda de medio shekel de plata, el cual sería usado en la construcción del Santuario.

Debido a que Moshé se demoraba en el Monte Sinaí, el pueblo reclamó de Aarón que les hiciera un ídolo, pues pensaban que su guía había muerto.

Aarón les pide que junten oro para fundirlo, en la esperanza que con la demora Moshé llegara y se evitara esta caída en la idolatría. Pero fue tanta el ansia del pueblo que se apresuraron y en poco tiempo fundieron un Becerro de Oro, comenzando a adorarlo al grito de “¡Estos son tus dioses Israel, que te sacaron de la tierra de Egipto!”


Di-s hace descender a Moshé de la montaña, informándole que el pueblo se había corrompido. El 17 de Tamuz Moshé desciende y, ante la vista del ídolo, destruye las Tablas de piedra grabadas por la mano del Creador y pulveriza al becerro.

Inmediatamente convoca a aquellos que se mantuvieron fieles al Todopoderoso y toda la tribu de Levi se une a él. Ese día caen tres mil adoradores del becerro.

Moshé vuelve a subir al monte y durante cuarenta días suplica a Di-s que perdone al pueblo. Por fin, el día de Iom Kipur Di-s dice: “Salajti kidvareja —Perdoné como has dicho”.

Moshé labra dos tablas de piedra y nuevamente son grabados en ellas los Diez Mandamientos.

 

LA PEQUEÑA TRAMPA DE MOSHE

Cuando Moshé descendió del Monte Sinaí y vio el Becerro de Oro, inmediatamente rompió las Tablas que recibiera de Di-s. Hay muchos Midrashim que explican esta actitud: Que repentinamente las Tablas se le hicieron pesadas, que sufrió un arranque de ira, etc., pero hay un Midrash por demás interesante, que muestra no sólo el amor de Moshé por el Pueblo de Israel, sino lo que se puede llamar la “picardía judía”.

Tras la rotura de las Tablas se entabló un diálogo entre Di-s y Moshé que se podría simplificar de esta manera:

“Moshé, debido a que el pueblo pecó contra Mi, violando los Diez Mandamientos de las Tablas, los borraré de la faz de la tierra”.

“¿Qué Mandamientos violaron?”

“Ya te dije, los de las Dos Tablas”

“Pero si ellos no las recibieron, ni siquiera llegaron a leerlas, porque cayeron de mis manos y se rompieron, ¿cómo puedes decir que violaron algo que ni9 siquiera llegaron a conocer?”

Y en base a este argumento Moshé logró el perdón Divino para el Pueblo de Israel.

 

Sesenta días de Purim

Este artículo será una especie de mezcla. Comenzará con una “Torá de Purim “, pasará a un mucho más serio material de “Cabala”, y concluirá con una inspiradora enseñanza jasídica.

Primero la Torá de Purim: Pregunta: Leemos en el Libro de Ester como Haman deseaba “destruir, matar y aniquilar a todos los judíos, desde jóvenes hasta ancianos, niños y mujeres, en un solo día —el 13 del duodécimo mes, es decir, el mes de Adar” (Ester 3:13). ¿Por qué era tan importante para Haman que su decreto se llevara a cabo “en un solo día”? ¿Tal cosa podría haber sido lógicamente posible? En verdad, inicialmente Haman arrojó suertes para determinar qué mes debía ser elegido como momento para el genocidio de los judíos. Nuestros sabios nos dicen que cuando la suerte cayó en el mes de Adar, Haman se regocijó: este fue el mes en el que murió Moisés (el 7 de Adar), seguramente era un mes de mal agüero para los judíos. Habiendo caído en un aparentemente auspicioso mes para sus planes, ¿por qué Haman continuó arrojando suertes para señalar un día particular?

Respuesta: Haman era un gran estudioso de la historia judía. Sabía que el calendario judío está dotado de festividades que celebran la salvación del pueblo judío de un enemigo que buscaba destruirlos. ¿Qué pasaría —se preocupaba Haman —si Di-s los salvaba nuevamente? Si yo designo el mes de Adar para su destrucción, ¡ellos celebrarán todo el mes!

Final: En esto también fracasó el plan de Haman. Cuando Mordejai y Ester instituyeron la celebración del milagro de Purim, no solo ordenaron las observancias de Purim del 14 y 15 de Adar, sino también la conmemoración “del mes que fue transformado para ellos de la tristeza a la alegría, del duelo al festejo” (Ester 9:22). Por ello el dictamen talmúdico “cuando el mes de Adar entra, aumenta la alegría” (Talmud Taanit 26 b).

Ahora la Cabala: Hay dos maneras en las cuales el Calendario Judío, y la naturaleza del tiempo judío, pueden ser comprendidos.

a) El enfoque de los “Días Especiales”: El ciclo anual consiste de cientos de días, la mayoría de los cuales son del tipo común y corriente. Graciosamente, están interrumpidos por un cierto número de días especiales —festividades y días santos imbuidos con cualidades espirituales especiales. Caminamos dificultosamente a través de los días ordinarios, inspirados y animados por el hecho de que no hay más que unas pocas semanas para una Pascua o un Purim o —al menos —un Lag BaOmer o un “Año Nuevo de los Árboles”.

b) El enfoque de la “Calidad del mes”: El tiempo judío está comprendido no por días sino por meses, cada uno poseyendo una esencia espiritual distinta. Los días “especiales” del año son simplemente días en los cuales la cualidad particular del mes es más pronunciada y actualizada. Así, Nisan es el “Mes de la Liberación”, mientras que la Pascua (observada del 15 al 22 de Nisan) es un período de una semana en Nisan durante la cual la cualidad de libertad del mes es más accesible. Similarmente, Sivan es el mes de la Sabiduría, Shevat es el mes del Crecimiento y la Fructificación, Elul es el mes de la Compasión, y así. Cada mes tiene días en los cuales la cualidad del mes se eleva a la superficie y se manifiesta más que en los días “ordinarios” del mes; pero esas son diferencias de expresión más que de esencia —esencialmente, cada día del mes posee igualmente las propiedades espirituales particulares del mes. Es por eso que muchas de las festividades y fechas especiales, del calendario judío ocurren el día 15 del mes —la noche de la luna llena, que representa el punto en el que la esencia del mes está en su estado más revelado y luminoso. Adar es el mes de la Transformación. Adar transforma la tristeza en alegría, la duda en supra-conocimiento, y un momento de debilidad nacional (cuando el pueblo judío participó en el festín de Ajashveros, creyendo que la lealtad a un rey mortal aseguraría su supervivencia) en la más grande declaración de compromiso judío de todos los tiempos (cuando por todo un año cada uno de los judíos permaneció fiel a su pueblo y Di-s, aun mientras un decreto de aniquilación pendía sobre la cabeza de todo judío del mundo). Adar transforma las más físicas actividades —comer y beber —en una afirmación de nuestro vínculo con Di-s. Así, mientras dos días de Adar —el 14 y el 15 del mes —son observados como “Purim”, esto representa el ápice de un mes entero de alegre transformación y alegría transformadora.

Finalmente aquí está la inspiradora enseñanza jasídica prometida: Un mes en el calendario judío incluye tanto 29 como 30 días (reflejando los 29,5 días del ciclo lunar). Pero cada dos o tres años —siete veces en un ciclo de 19 años, para ser exactos —Adar dobla su tamaño: en esos “años preñados”, como son llamados, hay un “Adar I” de 30 días seguido por un “Adar II” de 29 días. En adición, el 30 de Shevat es también el primer día de Rosh Jodesh (“cabeza del mes”) de Adar I. Esto hace un total de 60 “días de Adar”. El Lubavitcher Rebe señala que el número “60″ representa el poder de transformación. Una regla de la ley de la Torá es el principio de “anulación por sesenta”. Por ejemplo, si un trozo de comida no kosher cae accidentalmente en una olla de comida kosher, el elemento indeseable es “anulado” si el elemento deseable es sesenta veces más grande que él. Así, concluye el Rebe, en un año bendecido `por un doble Adar de 60 días, todos los elementos indeseables —todos y cada uno de los que causan dolor, tristeza, desanimo o depresión —son anulados y sublimados por la transformadora alegría de Adar. (www.es.chabad.org)

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