Yosef está en Egipto, es virrey de la nación más poderosa del mundo y no por voluntad propia. Fue prácticamente retirado de la fraternidad y enviado a ese lugar donde cumplirá cierta misión, que solamente Di´s sabe exactamente cuál es.
Hay hambruna en la tierra los hijos de Yaäcov descienden a Egipto, y se encuentran con su hermano. Él los reconoce, pero ellos a él no.
En esos momentos, y acordándose de los famosos sueños que soñó en casa de su padre, entabla una relación un tanto dura con sus hermanos. Les acusa de espías, y elabora una calumnia en contra de ellos. Les exige presentar a su hermano menor, para dar fe a su declaración de ser personas decentes que solamente buscaban comida.
En cierto punto, Yosef no puede contener más sus sentimientos y pide retirarse para llorar, su sentido fraternal sale a flote; imposible frenarlo.
Rabí Yerujam HaLevi, de Mir, ZT”L, hace notar que esta actitud de Yosef fue casi sobrehumana. Pues, de forma normal, cuando una persona desahoga un sentimiento retenido es imposible que no continúe fluyendo de él, y su manera de relacionarse no se ablande. Si Yosef lo logró hacer, y volvió a endurecer su corazón, es porque tenía un increíble poder de autocontrol.
Sabía que debía concretar una misión, y la única forma de ayudar a toda su familia era justamente así. Dejó de lado sus sentimientos y actuó solamente guiado por la razón y el intelecto.
En nuestra vida hay instancias donde se ponen a prueba nuestros principios, y qué tanto cobran importancia para realmente alcanzar las metas trazadas.
En lo referente a la educación de los hijos, existe un campo considerablemente amplio sobre el cual, objetivos tales como la continuidad de la cadena judía, la importancia del respeto al padre y a la madre, el atesoramiento de valores morales, el interés por la sabiduría de nuestra toráh, etc., se ponen a prueba frente a los falsos valores de la sociedad moderna. No es una lucha intelectual, donde fuera preciso considerar tanto una parte como la otra, sino meramente sentimental.
En no pocas ocasiones la razón y la lógica, sucumben ante el llanto de un niño que sufre por la falta de un caramelo que es dudosamente kasher. O por ir a lugares donde podría mal influenciarse, y verse afectado su espíritu, etc.
Yosef nos enseña que los sentimientos son importantes únicamente si son dispuestos a la orden del aparato intelectual, el cual dirigirá sus fuerzas para buenas y elevadas metas.
Shabat Shalom