La Perasha de esta semana nos habla de la vida de Moshe como está escrito: “Y el niño creció”, y lo trajeron con la hija del faraón, volviéndose para ella como un hijo. Y le dio por nombre Moshe, diciendo: Porque fue sacado de las aguas” (Shemot 2:10). El Rab. Abraham Ibn Ezra, explica que es posible que Hashem hiciera que Moshe se educara en el palacio del rey, para que así experimentara un comportamiento de realeza. Ahí vería ese tipo de comportamiento y se acostumbraría a actuar de esa manera.
Vemos como este tipo de educación temprana ayudó a Moshe a desarrollar una personalidad dinámica y asertiva. Mató a un egipcio para defender al Yehudí a quien atacaba y rescató en Midian a unas jóvenes de las manos de unos pastores para que pudieran dar de beber agua a sus rebaños.
El Rab. Yerujam Levovitz comenta que vemos aquí una importante lección sobre la relevancia de aprender los hábitos adecuados para el desarrollo integral de una persona y de su preparación para la grandeza. Aun alguien con el potencial de Moshe, necesitaba una experiencia de aprendizaje de realeza para conformar la personalidad necesaria para ser un gran líder. Esta cualidad de tener un liderazgo dinámico no es fácil de adquirir. Uno necesita mucho esfuerzo y las experiencias que nos brinden el aprendizaje correcto para adquirirla.
Vemos, que a pesar de la humildad de Moshe, fue capaz de convertirse en un gran líder, puesto que pudo integrar en su persona una sana autoestima y se vio a sí mismo como un príncipe educado en la casa de un rey.
Por otro lado, al analizar lo que sucedió cuando el pueblo de Israel se aproximó al mar rojo en su salida de Egipto y los Egipcios venían tras ellos cabe preguntar ¿por qué tuvieron miedo y se quejaron con Moshe por haberlos sacado de Egipto en vez de luchar contra los Egipcios, siendo que eran más numerosos que ellos en esos momentos y los Egipcios ya habían sufrido las diez plagas? El Rab. Ibn Ezra explica que los egipcios habían sido los opresores de los judíos durante su estancia en Egipto, todos aquellos que salieron de esa tierra, con excepción de Moshe, habían sufrido ese maltrato y se sentían inferiores a sus opresores. Por lo tanto, no eran capaces de enfrentarlos.
De aquí vemos la importancia de educar a nuestros hijos con una sana autoestima, brindándoles todos los elementos necesarios para contribuir a un desarrollo integral y que pueda alimentar esa semilla de liderazgo que llevan dentro de sí.