Shemot: Israel es el primogénito de Dios

La parashá Shemot cita a Dios como diciendo a Moisés en Éxodo 4:22: “Israel es mi hijo, mi primogénito”.  Tras ser criado como el hijo adoptado de la hija del Faraón, el estado como fugitivo de Moisés no ayudó mucho a su confianza en sí mismo.  Sin embargo, que HaShém le dijera que Israel era el hijo primogénito de Dios y que el Faraón le debía permitir irse, finalizó la conversación.

Moisés quitándose el calzado ante la zarza ardiente (Dominico Fetti – Wikimedia Commons)

Antes de que nadie cuestione la credibilidad de Moisés acerca de este asunto, primero deberíamos echar un breve vistazo al papel de de Moisés y su estatus en el mundo moderno.  Según la tradición, el gran legislador escribió los cinco primeros libros de la Biblia Hebrea.  Solo a través de Moisés conocemos a Adán y Eva, Noé, Abraham o incluso los Diez Mandamientos.  Puesto que la Biblia Hebrea se considera a menudo la base de la civilización occidental, la persona de Moisés sobresale entre las figuras históricas más importantes.  Moisés estableció la base de todos los profetas bíblicos que le siguieron.


La parashá Shemot no es la primera vez en la Torá que se mencionan los hijos de Dios.  Génesis 6:2-4 menciona a los hijos de Dios teniendo hijos con las hijas de los hombres.  Puesto que esta referencia es anterior al nacimiento de Jacob y su creación de la nación de Israel, no puede estar hablando sobre Israel.  A menudo se interpreta como una referencia a algún tipo de superseres o seres celestiales que fueron atraídos a las mujeres terrenales.

Seres celestiales teniendo hijos con mujeres terrenales no pertenecen únicamente al judaísmo o a la cristiandad.  Tales creencias traspasaron el mundo antiguo y a menudo tuvieron un hilo común.  Por supuesto, dichas creencias evolucionaron con el tiempo e incluso diversas versiones sufrieron cambios de denominación a veces cuando la creencia pasó a otra cultura.

Zaratustra es un ejemplo.  Vivió en el nordeste de Irán o el norte de Afganistán después del año 1700 a. C. y según algunas interpretaciones de su vida se cree que nació de una virgen; comenzó su ministerio a los 30 años; fue la Palabra hecha carne; expulsó a demonios y realizó milagros; y enseñó acerca del cielo, el infierno, la resurrección, el juicio, la salvación y el apocalipsis.  Además, se espera que la “segunda venida” comience una edad dorada.

Dionisio es otro ejemplo.  En algunas versiones se dice que nació de una virgen; fue colocado en un pesebre; cabalgó sobre un mulo en procesión triunfal; convirtió el agua en vino; se le identificaba con un cordero; se le llamó el salvador, el consagrado, el portador de pecados y el hijo unigénito; y se elevó de entre los muertos.  Fue venerado por los griegos micénicos aproximadamente en el 1500 a. C.  Estos temas parecen haber sido relativamente comunes en el mundo antiguo.

Moisés era diferente igual que lo eran los judíos.  Ningún judío venera a Moisés o afirma que nació de una virgen o que era mitad hombre y mitad Dios.  En cambio, HaShém eligió la nación de Israel como Su hijo primogénito.  Dicha designación nos presenta enormes responsabilidades, y lamentablemente demasiado a menudo, nos hace ser el objetivo de muchos.  La oposición perpetua de otras naciones a nuestra misma existencia, ciertamente nos mantiene alerta y nos impulsa aún más alto y más lejos.

Nuestra pequeña, perseguida y tranquila nación es el hijo primogénito de Dios.  Eso es Israel ciertamente.  Somos una nación de sabelotodos que define la chutzpah al mundo moderno.  Y sin embargo, somos tan inseguros que muchos de nosotros tememos reclamar nuestra propia tierra sagrada que nos fue legada por un Ser Infinito al que no le avergonzaba aceptar como Su primogénito a los descendientes de pastores, soñadores, profetas y poetas.

Cuando se trata de los hijos de Dios, la mitología nos ha puesto una competencia dura en nuestro camino.  ¿Cómo deberíamos proceder?  Para empezar, deberíamos buscar la paz, pero rechazar tumbarnos tranquilamente y morir para que los terroristas puedan hacer pedazos nuestras familias.  Científicos israelíes se encuentran en el proceso de crear tratamientos y curas para todo tipo de enfermedades.  Nuestros físicos, a través del lenguaje universal de las matemáticas, están definiendo la naturaleza del espacio tiempo y de la realidad en sí misma.  Los elementos multimedia y la comunicación, comparados con los métodos antiguos, son casi milagrosos en cuanto a sus capacidades.  Incluso la naturaleza del procedimiento del envejecimiento está siendo investigada por científicos israelíes con la esperanza de posponer los estragos de la vejez.

¿Puede imaginar la mente humana lo verdaderamente imposible que no se puede lograr bajo las condiciones correctas?  Si HaShém cree que Israel es digna de la tarea, Él ciertamente sabe más que nosotros.  Tanto si la magia la realiza HaShém o las maravillas de la ciencia israelí, debería ser maravilloso.  Que los milagros comiencen para el bien de toda la humanidad.

Enlace al artículo original en inglés:
http://www.jpost.com/Blogs/Standing-Against-the-Wind/God-Said-Israel-Is-His-Firstborn-438883

3 comentarios en «Shemot: Israel es el primogénito de Dios»
  1. Si Israel es el hijo primogénito de Dios, eso
    solo puefe significar que es el primero de muchos pueblos creyentes de Dios.

    Saludos

    Responder
  2. Si Israel es el hijo primogénito de Dios, eso
    solo puefe significar que es el primer hijo de muchos pueblos creyentes de Dios.

    Saludos

    Responder
  3. Por favor

    Podrían informarme qué cantidad de gente (aproxinada) componía la población de Israel del Norte, o de kas10 tribus perdidas de Israel, tambien llamado Efraim.

    Es importante para mi.

    Bendigamos

    Responder

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