Shlaj. Esta interpretación es la que se lee todas las semanas en español en el Kotel

Moshe envía doce espías a la Tierra de Canáan. Estos vuelven cuarenta días después, cargando un enorme racimo de uvas, una granada y un higo, para reportar sobre una exuberante y bondadosa tierra. Pero diez de los espías advierten que los habitantes de la tierra son gigantes y guerreros “más poderosos que nosotros”; sólo Caleb y Iehoshúa insisten en que la tierra puede ser conquistada, como Di-s indicó.

La gente llora diciendo que prefieren volver a Egipto. Di-s decreta que la entrada de Israel a la Tierra debe ser demorada por cuarenta años, tiempo durante el cual la generación entera fallecerá en el desierto. Un grupo de judíos arrepentidos se abalanza sobre la montaña en el borde de la Tierra pero son rechazados por los Amalekitas y los Canaanitas.

Son entregadas las leyes de Menajot (ofrendas de harina, vino y aceite), así como el precepto de consagrar parte de la masa (jalá) a Di-s cuando se hornea pan. Un hombre viola el Shabat cuando carga ramas y es castigado con pena capital. Di-s instruye poner flecos (Tzitzit) en las cuatro puntas de las vestimentas para recordar la observancia de las Mitzvot (preceptos Divinos).


UNA NOCHE DE LLANTO—TODOS LOS LLANTOS EN UNA NOCHE

Hubo una noche en que los Hijos de Israel lloraron sin motivo.

Hay una noche en que se les dio a los Hijos de Israel muchos motivos para llorar.

En la noche del 9 de Av, tras el informe de los espías, los judíos se lamentaron, a pesar que Di-s les había prometido entregarles la Tierra de Israel, y lloraron.

“Como esta noche lloran sin motivo” dijo el Creador “Yo les daré motivos para llorar en esta noche”.

Y así fue.

El 9 de Av fue destruido el Primer Templo.

El 9 de Av fue destruido el Segundo Templo.

El 9 de Av cayó Betar, el último baluarte judío durante la revuelta de Bar Kojbá.

El 9 de Av comenzaron las matanzas de judíos en el Valle del Rin por parte de los Cruzados.

El 9 de Av fue la fecha en que los judíos debieron abandonar España en 1492.

El 9 de Av dio comienzo la liquidación del Ghetto de Varsovia.

Sin embargo, no todo va a ser llanto en esta fecha. Pues el 9 de Av, en un futuro muy cercano nacerá el Mashíaj, y el llanto de ese día se transformará en risa y alegría. 

La Batalla de los Espías

En la parashá Shlaj, Moisés envía a 12 hombres a espiar la tierra de Israel. Ellos retornan con la conclusión de que no es posible vencer a los Canaanitas nativos que viven en la tierra.

Los comentaristas señalan que Moisés envió a los espías para responder la interrogante de cómo conquistar la tierra – no para decidir “si era posible hacerlo o no”. ¿Qué fue lo que salió mal?

Para ayudar a descifrar este enigma, preguntémonos a continuación cuál de las siguientes afirmaciones es más certera:

“Yo sí puedo ganar”

O:

“Yo no puedo ganar”

A simple vista la afirmación de que “no puedo” suena más real. Porque realmente no podemos hacer nada de manera independiente. ¡Es sólo gracias a Dios que podemos despertarnos por la mañana y atarnos los zapatos!

Pero en un nivel más profundo, la declaración de que “sí puedo” es más exacta. Porque si entendemos que todo es un regalo de Dios, entonces entendemos que no existe límite alguno para lo que podemos hacer. Dios es literalmente “todo-poderoso”. Si somos conscientes de que Dios está detrás de nosotros, apoyándonos constantemente, no existe motivo real para el “no puedo”.

El Talmud dice: “No se te pide que termines el trabajo; pero sí que hagas tu mejor esfuerzo”. Ese era el tipo de esfuerzo que Dios esperaba de los espías. ¿El trabajo parece imposible? ¿Piensas que no puedes hacerlo? ¡Eso es porque estás pensando en chico, en finito, estás pensando en base a tu propio poder independiente!

Antes de mandar a los 12 espías, Moisés agregó la letra hebrea “yud” al nombre de Yehoshua. Yud es la primera letra del nombre de Dios. La idea de esto era que la yud fuera un recordatorio para los demás espías – cada vez que mencionaran el nombre de Yehoshua – de que Dios estaba con ellos. (Extraído de aishlatino.com)

El Talit Según la Cábala
Por Aron Moss

La idea principal de la plegaria judía es conectarse con Di-s. ¿Pero cómo puede un ser humano limitado y finito, conectarse a un Di-s infinito e ilimitado? Realmente, debería ser imposible. Pero Di-s quiere relacionarse con nosotros, por lo tanto Él se “limitó”. Hizo esto al expresarse Él mismo en la creación. El mundo en que vivimos realmente es una expresión de Di-s, como una pieza musical es una expresión del músico que la compuso, y una pintura es la expresión del pintor, así también este mundo y todo en él es la obra de arte de Di-s. Nosotros no podemos ver a Di-s pero podemos ver Su creación. Al mirar una pintura o escuchar una canción podemos percibir algo acerca de quién es el artista, al observar la belleza de este mundo, su complejidad y sus ritmos podemos empezar a apreciar Di-s.

PERO (y este es un pero grande) aunque la creación exprese a Di-s, nunca podría expresar Su verdadera esencia. Tan hermoso como es el mundo, es sólo un fragmento insignificante de la verdadera sabiduría de Él. Y ahí es donde Di-s es muy diferente de un artista. Para realmente expresarse, el artista tiene que poner toda su concentración, esfuerzo y creatividad en su trabajo. Pero para Di-s, expresarse es exactamente lo contrario–Él se limitó, se rebajó a hacer un mundo físico. Sería como el talentoso músico que tiene que escribir un pegajoso jingle sobre el yogur para un anuncio de radio. ¿Expresa eso su genio? ¡NO! ¡Más bien, expresa su paciencia! De manera similar, Di-s no necesitó invertir “esfuerzos” para crear semejante mundo asombroso. El único esfuerzo estuvo en “limitarse” para poder crear esta existencia finita.

El Talit tiene dos partes – el manto mismo y los tzitzit o cordeles. El manto rodea nuestro cuerpo, y los cordeles cuelgan de él. Ellos representan los dos aspectos de Di-s, y su forma de relacionarse con nosotros .El manto representa la esencia de di-s, que nos supera en extremo y no podemos alcanzarla, por ello el manto nos cubre. Los pequeños cordeles que cuelgan de las puntas son sólo una diminuta fracción de Su ser, aquella porción que podemos experimentar.

No importa cuán sagrados nos sintamos, Di-s es infinitamente más santo. Esto es el Talit que nos envuelve. Pero no importa cuán impío nos creamos, Di-s baja hacia nosotros y nos pide que hablemos con Él. Estos son los Tzitzit que cuelgan para que nosotros los tomemos y besemos.

Necesitamos tener esto en mente cuando rezamos, por eso usamos Talit.

(www.es.chabad.org)

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