Sucot: Del Interior del Hombre

No hay festividad que demuestre tanta alegría, como Sucot. Quien tuvo la oportunidad de estar en Israel, en la época de Sucot, podrá comprobar que es una vivencia única.

Nuestra Toráh nos ordena de manera textual que debemos guardar en los siete días de la festividad, un estado de ánimo elevado, alegría y buena disposición.

El Gaón de Vilna daba extrema importancia a ésta mitzvah, y hasta decía que para él era la mitzváh más difícil de cumplir, pues según la Toráh, tenemos la obligación de permanecer alegres constantemente, durante siete días. Y así dice el pasuk: “Ve Samajta Ve Jagueja Ve Haíta Aj Sameaj” “Y te alegrarás en tu festividad, y estarás solamente contento”. Permanecer contentos, no digamos una hora o quince minutos, sino las 24/7¡Difícil! ¿No?
Varias preguntas saltan a la vista.


¿Por qué la Toráh exige una alegría constante?
¿Por qué justamente en la fiesta de Sucot? ¿Acaso no tenemos en el calendario otras fechas sobre las cuales también es propio exigir felicidad imperturbable?
En primer lugar debemos analizar los componentes que integran ésta festividad.

En Sucot estamos obligados a abandonar nuestras casas firmes, cómodas y seguras, y vivir durante siete días en unas chozas frágiles y a veces, desagradables, haciendo más difícil el cumplimiento de la mitzváh de sucot, de permanecer constantemente alegres.

En realidad, si echamos un vistazo a lo que somos, nos daríamos cuenta que nada de lo que tenemos nos pertenece, todo es un enorme regalo de Di´s.

La vida, el intelecto, los sueños, nuestro potencial, la salud, los hijos, el sustento, nuestra familia y amigos, la fuerza para vivir ¡Todo! absolutamente todo, es un regalo Divino. Por lo tanto, cada día extra de vida, cada logro, cada superación, es suficiente motivo para alegrarnos.

Cuando salimos a la sucá, experimentando austeridad por un periodo de siete días, tenemos un punto de referencia para poder percibir estos enormes obsequios de Di´s, y reconocer, aunque sea por poco tiempo, Su Grandeza y Su Gran amor hacia nosotros. De esta forma no hay lugar para la tristeza. Si reflexionamos en éste tema el tiempo que pasemos bajo las ramas de la sucá, lograremos alcanzar la felicidad verdadera, la que nos ha de servir para luchar, y superar nuestras dificultades en año entrante.

Más, en realidad, todo lo dicho anteriormente es una idea que se encuentra intrínseca en nosotros, es parte del sentido natural del hombre, lo único es que no lo logramos ver. Y es justamente así, gran parte del sufrimiento del hombre, radica en la falta de reconocimiento de su realidad. Es decir, solemos creer que nuestro mundo se reduce a la oficina, la esposa, los niños, las cuentas a pagar y, si hay oportunidad, también las vacaciones, todo esto envuelto por una gran barrera que no nos deja ver que, en verdad, quien nos proporciona todo esto es Di´s.

En sucot retiramos ésta barrera material para tocar éste sentimiento natural y profundo, que cada uno de nosotros posee, y así colocarnos, por lo menos por poco tiempo, más cerca de Di´s.

Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda

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