VaIshlaj: Piensa Positivo

“Y vio que no podía con él, y le golpeó en la cadera, y dislocó la cadera de Yaäcov al haber luchado con él… Y nombró Yaäcov al lugar Peniél, pues vi un ángel de Di´s cara a cara y se salvó mi alma. Y despuntó el alba a Yaäcov cuando pasó por Penuél, y el renquea sobre su cadera. Por lo tanto no comerán los hijos de Israel el nervio ciático que se encuentra sobre la cadera, pues fue golpeada la cadera en el nervio ciático” (Bereshit 32, 26-33)

Yaäcov regresa a su tierra, Eretz Israel. Y como parte de las dificultades que deberá atravesar para realmente adquirirla enfrentará a su hermano  Ësav.

Antes de encontrarlo la Toráh relata que mantiene una lucha a muerte con su ministro celestial. Ésta se extiende durante toda la noche. Finalmente Yaäcov domina y somete a su enemigo, pero antes de sucumbir le golpea el nervio ciático, dejándolo renco.


La Toráh destaca que por este hecho los descendientes de Yaäcov no comerán el nervio ciático.

A simple vista, la razón por la que el pueblo judío no come este nervio, es porque nuestro padre Yaäcov fue golpeado justamente ahí. No obstante Rabí Aharón Levi de Barcelona, autor del libro “Sefer HaJinuj”, sostiene que principalmente es un recordatorio que después de la pelea, el sol brilló para Yaäcov.

Y así como Di´s  hizo iluminar el sol a nuestro patriarca, y por medio de él se curó, y su dolor fue mitigado, y sanado de todo sufrimiento que le provocó el  ministro espiritual de Ésav, así mismo brillará para nosotros, sus descendientes, la luz del Meshiaj, quien curará nuestros males y nos redimirá pronto, en nuestros días.

El secreto de la última y definitiva redención, se encuentra en un solo punto: Creer firmemente que después de todos estos años de oscuridad, opresión, persecuciones y demás desgracias acaecidas a nuestro pueblo, sin lugar a dudas una gran luz iluminará nuestra vida, y nuestra  condición cambiará radicalmente para bien.

Un largo y oscuro túnel tiene al final una abertura. A distancia puede no verse del todo, o tal vez apenas como una chispa de luz en la lejanía, pero conforme nos acerquemos a ella, tomará cada vez más y más forma, hasta convertirse en la salida anhelada. Pues de esa misma forma el sol iluminó a Yaäcov, poco a poco, pero al final… con una intensa luz.

Es verdad, en la actualidad hay más razones para deprimirnos que para alegrarnos, no obstante, la prohibición de comer el nervio ciático nos afirma, y confirma, que en la misma medida que las desgracias y sufrimientos pueden golpear nuestra vida, la salvación y la cura también lo harán,  no hay razón para perder las esperanzas. La lucha se puede extender por un tiempo relativamente extenso, pero llegará a su fin, y nos llevaremos el premio mayor.

Solamente necesitamos creer en ello firmemente.

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